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Opinión

Noboa y la promesa de resetear la política

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En el acto de posesión del gobierno para el periodo 2025-2029, el presidente Daniel Noboa expresó, entre otras cosas, que será diferente e “indescifrable para la vieja política”, mientras que Niels Olsen, presidente del poder legislativo, ofreció legislar con sentido de urgencia, fiscalizar con responsabilidad y, acompañar con visión de Estado. Para todo esto el gobierno cuenta con un punto a favor, la experiencia previa de 18 meses en ejercicio. Noboa y su equipo han recorrido un tramo importante, por lo tanto, cuentan con una valiosa experiencia, lo que puede jugar a favor para superar la compleja situación del país.

A más de continuar con el intento de resolver con resultados tangibles el problema de la inseguridad y la amenaza de las mafias organizadas, el gobierno debe enfrentar numerosos retos más, relacionados con: reformas y enmiendas constitucionales, junto con la revisión y actualización de decenas de leyes que responden a un escenario anterior a la pandemia por COVID19, a la actual revolución tecnológica y, a las orientaciones del fracasado socialismo del siglo XXI; construir con diálogo los acuerdos necesarios para el progreso económico y social; cambiar la Ley de Educación Superior para que responda a los tiempos que corren; posicionamiento exterior del Ecuador enfocándose en la integración andina y regional; respaldo a la justicia para erradicar la corrupción y la impunidad.

En el discurso de posesión el presidente Noboa se enfocó especialmente en seis ejes relacionados entre ellos, lo que demandará políticas públicas y normativa consistentes y acompasadas en: economía y finanzas; empleo e inversión; gasto público (bonos sociales y obra pública); crisis eléctrica; petróleo y gas; apertura comercial. El presidente no se refirió mayormente a cuestiones institucionales -salvo el trabajo con el legislativo-, ineludible para allanar el camino de las decisiones estratégicas que deberá tomar en los ámbitos señalados; tampoco se refirió al manejo de la justicia ni al papel que cumplió Diana Salazar como Fiscal General del Estado. Hizo mención expresa a la situación de las mujeres, niños y jóvenes, adultos mayores y migrantes; también aludió a la dignidad humana como uno de los propósitos de su labor.

Lo cierto es que el país vive con esperanza un nuevo momento político y demanda cambios tangibles, no solo en la forma de hacer política, sino, sobre todo, en los resultados de su puesta en marcha. Fuente: Opinión

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Opinión

Un relato de 2001

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“La pisa adentro del área… ahí está el Tin Delgado… llega la pelota… ¡Aleeex Aguinagaaa! Va a tirar el centrooo… ¡levanta para Kaviedes! ¡Gooool! ¡Jooooool! ¡Goojojojoool! ¡Goooool de Jaimeeee… Iván Kaviedes! ¡Y el grito de una tribuna que explota! ¡El tanto que llega! ¡Lo buscó el Flaco, lo alcanzó arriba… Kaviedes, grande! ¡Y el canto al gol mundial es de Kaviedes, el que nos lleva a una Copa del Mundo Corea-Japón!”

El relato, ese eco persistente, acompaña al impacto visual de un gol que se canta con la garganta rota, portador de una belleza extraña que habita en los rebotes mágicos de la pelota. Sucede todo el tiempo: cuando se lo vuelve a mirar o cuando alguien lo evoca. Incluso cuando se reproduce solo para confirmar que, en efecto, fue cierto. Ese gol jamás deja de suceder. Elija usted su relato favorito. Cierre los ojos. Le aseguro que sigue ahí.

Finalizó la penúltima fecha de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 y Ecuador consiguió su quinta clasificación a la cita máxima. Esta selección, nueva y determinante, guarda poco parecido con sus antecesoras. Con tricolores repartidos por el mundo, sostiene una propuesta sólida que ha encontrado el camino, aunque todavía deba corregir detalles clave. A un año del Mundial de Estados Unidos, México y Canadá, el continente atraviesa días tensos en lo político y social, que serán determinantes para el desarrollo del evento. Mientras tanto, el nuevo Mundial de Clubes FIFA 2025 ya está en marcha este junio. El negocio del fútbol no se detiene: crece y se multiplica. Para conocer una sociedad también hay que mirar cómo se entretiene. Nos guste o no, el planeta ha aprendido a organizar mejor el fútbol que cualquier otra cosa.

“¡Esto terminaaaa…! ¡Nos vamos al Mundial…! ¡Terminóoo… terminóoo! ¡Ecuador… Ecuador está en el Mundial de Fútbol! ¡Señoras y señores… ha habido que esperar toda la vida… para que se cristalice este sueño…! ¡Estamos en el Mundial…!”

El relato icónico de aquella tarde nublada, miércoles 7 de noviembre de 2001, desataba el delirio en el Olímpico Atahualpa. El Flaco Kaviedes anotó el gol de la primera clasificación de Ecuador a un Mundial. Corría, perseguido por una tribuna entera que se desbordaba como un tsunami humano sobre el césped. Todos querían abrazarlo. Pero él seguía corriendo, sin ser alcanzado, esquivando rivales como si todavía llevara la pelota. En su camiseta, una frase que lo decía todo:

“Si eres pequeño, sueña. Si eres grande, no dejes de hacerlo”. Fuente: El Telégrafo

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Noticias Zamora

“El rol irremplazable de la familia en el éxito escolar”

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Introducción:

Cada año lectivo representa mucho más que un calendario escolar: es una oportunidad renovada para construir el futuro de nuestros hijos. Sin embargo, ese futuro no depende únicamente de los contenidos académicos ni del esfuerzo del estudiante o del docente. Depende, en gran medida, del compromiso que asuma la familia en el proceso educativo.

El acompañamiento familiar no es un acto ocasional, sino una presencia constante. Estar atentos al avance académico, participar en reuniones, conversar con los docentes y, sobre todo, brindar en casa un ambiente de apoyo, tranquilidad y confianza, son gestos sencillos pero poderosos que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso escolar.

A lo largo de este artículo reflexionaremos sobre la importancia del estudio como herramienta de superación, sobre el rol fundamental que cumple la familia en el rendimiento académico y las consecuencias visibles de la falta de involucramiento y propondremos acciones concretas para que todos los padres, madres y cuidadores puedan comprometerse genuinamente con la educación de sus hijos.

El rol familiar en el rendimiento escolar

La familia es el primer espacio de aprendizaje de todo ser humano. Es allí donde se forman los valores, hábitos y actitudes que luego se reflejan en la escuela. Numerosos estudios y experiencias en el ámbito educativo demuestran que los estudiantes que cuentan con el apoyo constante de sus padres o cuidadores suelen mostrar mayor motivación, responsabilidad y compromiso con sus estudios. La simple presencia de los padres en reuniones escolares, la supervisión de tareas o el interés genuino por lo que ocurre en el aula, envía un mensaje claro al niño o joven: “Tu educación importa”.

Cuando una familia acompaña activamente el proceso escolar, no solo se fortalece el rendimiento académico, sino también la autoestima y el desarrollo emocional del estudiante. Sentirse respaldado en casa le brinda al alumno seguridad y confianza para enfrentar los desafíos escolares. Por el contrario, la falta de interés o de presencia de la familia puede generar en los estudiantes sentimientos de abandono, baja autoestima o desmotivación, lo que a menudo se traduce en bajo rendimiento, problemas de conducta o incluso en deserción escolar. Su rol no es reemplazar al maestro, sino caminar a su lado, formando juntos el camino hacia una educación integral y exitosa. Cuando el hogar ofrece un ambiente de tranquilidad y confianza, se reducen el miedo y la ansiedad, favoreciendo el aprendizaje.

La importancia de la educación en el progreso personal y familiar

La educación es una herramienta poderosa que impulsa el crecimiento personal y transforma la vida de las familias. No se trata solo de cumplir con una obligación escolar, sino de adquirir conocimientos, valores y habilidades que permiten a niños, jóvenes y adultos tomar decisiones informadas, enfrentar con mayor autonomía los desafíos de la vida y acceder a mejores oportunidades laborales y sociales.

Este proceso comienza en casa. Cuando los padres valoran el estudio, lo promueven con el ejemplo y acompañan activamente a sus hijos, están sembrando en ellos una motivación profunda por superarse. En contextos de escasos recursos, la educación representa una vía real para romper ciclos de pobreza, generar movilidad social y fortalecer la autoestima. Por eso, apoyar la educación de nuestros hijos y también retomar nuestra propia educación, que quedó pendiente por las dificultades y limitaciones de la vida, es una inversión que impacta positivamente en toda la familia y en la comunidad.

La educación es un proceso, no un producto final

La educación es un proceso continuo y cotidiano que requiere presencia, compromiso y constancia, tanto por parte de los estudiantes como de sus familias. Comprender esto es clave para acompañar de manera efectiva a nuestros hijos en su formación.

Este proceso no se limita al cumplimiento de fechas académicas ni a la recepción de calificaciones. Comienza con asegurar la asistencia regular al centro educativo, continúa con el seguimiento del rendimiento académico y del comportamiento, y se refuerza mediante la comunicación permanente con los docentes y la presencia activa de los padres en momentos clave, como la entrega de libretas o reuniones escolares.

Quienes entienden la educación como un producto final suelen estar ausentes durante gran parte del año escolar, acuden a última hora, cuando ya se ha producido una reprobación, buscando soluciones rápidas sin haber asumido previamente su rol en el proceso, cuando el acompañamiento debió haberse dado desde el inicio. Esta actitud reactiva, además de perjudicar al estudiante, genera tensiones innecesarias con los docentes y el sistema educativo.

En contraste, los padres que viven la educación como un proceso están presentes desde el primer día hasta el último. Acompañan, dialogan con los maestros, identifican señales de alerta, y toman medidas preventivas y correctivas a tiempo. Entienden que educar es más que aprobar materias: es formar seres humanos íntegros, responsables y emocionalmente estables.

Causas y consecuencias de la falta de involucramiento familiar

La falta de involucramiento de las familias en la educación de sus hijos es una problemática que afecta directamente el rendimiento escolar, pero sus raíces son variadas y complejas. Entre las causas más comunes se encuentran las dificultades económicas y las jornadas laborales extensas, que obligan a muchos padres a ausentarse por largas horas, dejando poco tiempo para el acompañamiento académico. A esto se suma el bajo nivel educativo de algunos cuidadores, que sienten que no tienen las herramientas necesarias para apoyar a sus hijos en sus tareas o comprender los contenidos escolares.

También incide la falta de conciencia sobre la importancia del acompañamiento, especialmente en hogares donde se considera que la educación es únicamente responsabilidad de la escuela. En otros casos, existen problemas familiares más profundos, como la violencia intrafamiliar, el abandono emocional o la desintegración del núcleo familiar, que dificultan un ambiente propicio para el aprendizaje.

Las consecuencias de esta falta de participación son visibles y preocupantes. Los estudiantes que crecen sin el respaldo emocional y académico de sus familias tienden a mostrar bajo rendimiento escolar, poca motivación, problemas de conducta y, en muchos casos, deserción escolar. Al no sentir que su educación es valorada en casa, pierden el interés, la disciplina y la confianza en sí mismos. Además, la falta de orientación y límites puede llevarlos a adoptar conductas de riesgo dentro y fuera del entorno escolar.

En definitiva, es necesario promover una cultura de corresponsabilidad entre escuela y familia, donde cada parte asuma el compromiso que le corresponde para asegurar el éxito educativo de nuestros niños y jóvenes.

Propuestas y llamado a la acción

  • Una de las primeras propuestas es fomentar la comunicación asertiva entre familia y escuela. Asistir a reuniones, responder a los llamados del docente y mantenerse informado sobre el progreso académico del estudiante son pasos fundamentales. Esta conexión fortalece la confianza mutua y permite detectar a tiempo cualquier dificultad que el alumno esté enfrentando.
  • Otra acción clave es establecer rutinas en el hogar que favorezcan el estudio, como un horario fijo para hacer tareas, un espacio tranquilo para leer o revisar lo aprendido, y la supervisión constante, sin necesidad de resolverlo todo, pero mostrando interés genuino por lo que el niño o joven aprende.
  • También es importante valorar y celebrar los logros, por pequeños que sean. Un gesto de reconocimiento, una palabra de aliento o simplemente preguntar cómo fue el día escolar pueden marcar una gran diferencia en la autoestima del estudiante.
  • Además, las instituciones educativas y las comunidades pueden contribuir creando espacios de formación y orientación para padres, donde se compartan herramientas sencillas para acompañar mejor a sus hijos. La educación familiar también debe ser una prioridad. El éxito escolar no depende solo del esfuerzo del estudiante ni del trabajo del docente, sino también del compromiso diario y afectivo de quienes lo rodean en el hogar.
  • Debemos crear en casa un ambiente de calma, respeto y apoyo, donde el niño o joven pueda aprender sin miedo ni presión excesiva. Como dice una regla sencilla pero poderosa: si aumenta la calma, disminuye el estrés; si aumenta la confianza, disminuye el miedo, y aprenden mejor.
  • Finalmente, es urgente hacer un llamado a la conciencia: la educación no es tarea exclusiva de la escuela. Es un proceso compartido que empieza en casa y se fortalece con el trabajo conjunto. 

Conclusión

El éxito escolar no es obra del azar ni responsabilidad exclusiva de los docentes. Es el resultado de un trabajo compartido donde la familia juega un papel protagónico e insustituible. A lo largo de este artículo hemos visto cómo el acompañamiento familiar fortalece el rendimiento académico, motiva a los estudiantes, y les brinda la seguridad emocional necesaria para enfrentar los retos del aprendizaje.

Cuando los padres entienden que la educación es un proceso diario y no un producto final, se comprometen activamente en cada etapa: desde asegurar la asistencia, supervisar tareas, dialogar con los docentes, hasta brindar en casa un entorno de calma, afecto y confianza. Por el contrario, la falta de involucramiento, ya sea por desconocimiento, falta de tiempo o desinterés, suele tener consecuencias negativas visibles: bajo rendimiento, desmotivación, conflictos y hasta abandono escolar.

Pero siempre hay tiempo para cambiar. Hoy, más que criticar, queremos hacer un llamado a la conciencia y a la esperanza. La educación transforma cuando la familia acompaña. Por eso, en este nuevo año lectivo 2025 2026, caminemos junto a nuestros hijos con constancia, amor y responsabilidad. Estemos presentes, participemos, escuchemos y actuemos. Porque el futuro de nuestros hijos se construye hoy, paso a paso, con el compromiso de todos.

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Opinión

Unidos contra la violencia

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La reciente noticia del atentado en contra del político colombiano Uribe Turbay en la ciudad de Bogotá, demuestra una vez más el avance de la violencia en nuestro continente que inunda las calles de sangre y atemoriza a las personas de bien a ser parte de la política, pero también a realizar actividades cuotidianas.

El fatal atentado que sufriera Fernando Villavicencio en la ciudad de Quito, más la infinidad de crímenes cometidos en contra de alcaldes, concejales, autoridades diversas en prácticamente todas las provincias del Ecuador, nos muestran la imagen más descarnada de los criminales tratando de adueñarse de los espacios y de manejar las sociedades a su violenta manera.

Las noticias que nos llegan de actos delictivos como secuestros, cobro de extorsiones, muertes violentas, atentados, en diversas partes de la geografía latinoamericana, nos dejan con la impresión, por la similitud de acciones, de que el crimen organizado actúa de manera conjunta y golpea a los diversos sectores de las sociedades.

La reflexión, además de la solidaridad con las víctimas, con sus familiares y con la sociedad en general, viene por el lado de pensar que, si los criminales actúan de manera organizada y tienen estrategias sangrientas, por qué los gobiernos no actúan en conjunto, me refiero a los de América Latina, por qué no se diseñan estrategias, controles, acciones que vayan a minimizar y ojalá a erradicar la acción de estos criminales de nuestros territorios.

Organizaciones como la OEA deberían tomar un liderazgo en este sentido, dejando de lado las diversas ideologías de los mandatarios del momento, para pensar en cómo conseguir seguridad para los ciudadanos del continente.

Análisis económicos nos dicen del impacto que la inseguridad causa en nuestras economías y en cómo América Latina aparece como el área del planeta que menos crecimiento económico registrará este año y esto en buena parte se debe a la inseguridad que azota las calles, las plazas y la vida misma de las ciudades.

Hay que unir fuerzas, estamos compelidos a hacerlo, la realidad de lo que ocurre cada día en nuestra región es un llamado poderoso a la actuación en conjunto. Fuente: El Telégrafo

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