Opinión
Testamento 2022

Por: Pablo Ruíz
Que quede atrás el dolor, lo impropio, la desaventura, que ello se lleve cualquier tipo de amargura. Que venga la esencia, lo natural, la locura, que ella consuma cada átomo de nuestra compostura para crear nuevos caminos, dar pasos nuevos y elaborar nuevos destinos.
Que queden atrás las certezas, las comodidades y las sapiencias. Que venga la incertidumbre como bandera para aprender nuevas ideas. Que venga la incomodidad a ser fiel compañera, para no estancarnos en un metro cuadrado de tierra. Que venga la duda permanente a ser un buen desayuno de la mañana para quitarnos los dogmas y beber la libertad diaria.
Que queden atrás los amores de alcoba, los besos de plástico, los abrazos de dos brazos. Que vengan los amantes de cuatro estaciones, de todos los colores, de todos los espacios, para hacer del amor un movimiento diario. Que vengan los besos estrafalarios, los pequeños, los grandes, los oscuros e iluminados, para hacer danzar las lenguas y los ojos como un vals acompasado. Que vengan los abrazos de cuerpo entero, los sentidos, los de unir un alma a partir de dos, tres, cuatro cuerpos, es más que los abrazos sean de varios elementos, para que nos entendamos con el otro y los otros en un solo argumento.
Que queden atrás los apuntadores del todo, los pasivos de la nada, los hacedores del odio. Que venga la responsabilidad de cada uno, la compartida, para construir juntos, para apuntar por primera vez la ciudad y país que en la diversidad debemos trabajar en conjunto. Que vengan los activos, los activos del amor, los activos de la vida, los activos del día a día, los que hacen el amor con la vida misma, los que se beben el aire cada mañana, los que no tienen más que el presente y la bienaventuranza.
Que hagamos de la interrupción, un camino nuevo; del tropiezo un paso de danza; del miedo, un amigo; del sueño, una realidad; de la búsqueda, un camino; de la vida, una aventura; de la muerte, nuestra sombra; de la verdad, un desafío; del beso, un alimento; del error, un reto aprendido. Que hagamos del cuerpo, una fiesta; de la naturaleza, un hogar; de la familia un refugio; del amigo, un hermano; del amor, una verdad. Que vayamos por la vida hasta el ocaso de nuestros tiempos, empolvados, amados, coloreados diciendo ¡bien vivido hasta el último de mis días!. Fuente: El Telégrafo
Noticias Zamora
El Clima Laboral Institucional: Un equipo fuerte se construye con confianza y buen trato

Por el Lic. Mario Paz
Introducción
El ambiente laboral no es solo el reflejo de las relaciones entre compañeros, sino el cimiento sobre el cual se construye la eficiencia, el compromiso y el bienestar en cualquier institución. Un clima institucional saludable no ocurre por casualidad: se cultiva a través de la confianza, el respeto y el buen trato entre quienes conforman un equipo de trabajo. Cuando estos elementos están presentes, las personas no solo cumplen con sus funciones, sino que lo hacen con motivación, sentido de pertenencia y espíritu colaborativo.
En tiempos donde las instituciones públicas y privadas enfrentan grandes desafíos, reconocer la importancia del clima laboral se vuelve esencial. Más allá de indicadores técnicos, es la calidad humana dentro de las organizaciones la que determina su capacidad de respuesta, su cohesión interna y su imagen externa. En este contexto, líderes empáticos, políticas claras de bienestar y una cultura organizacional basada en el respeto mutuo se convierten en factores decisivos para el éxito institucional.
Este artículo analiza cómo influye el clima laboral en el desempeño y la dinámica de los equipos, quiénes son los actores responsables de su gestión, las causas más comunes de deterioro en el ambiente de trabajo, y las herramientas necesarias para transformarlo. Porque un equipo fuerte no se impone: se construye, día a día, con confianza, comunicación y compromiso.
¿Cómo influye el clima laboral en el desempeño y trabajo en equipo?
Un clima laboral positivo promueve la cooperación, la comunicación abierta, la confianza entre compañeros y la resolución eficaz de conflictos. Cuando los funcionarios se sienten valorados, escuchados y seguros, su desempeño mejora notablemente. Un buen clima laboral puede marcar la diferencia entre una entidad funcional y una en crisis.
Por ejemplo, en instituciones donde se aplican encuestas periódicas de satisfacción laboral y se implementan programas de bienestar, se observa un incremento en la eficiencia en el cumplimiento de objetivos de hasta un 35%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). En contraste, equipos de trabajo en entornos conflictivos presentan más errores, menor innovación y una alta rotación del personal.
Según un estudio realizado por el Ministerio del Trabajo en 2023, el 62% de los servidores públicos afirmaron que un ambiente laboral positivo incrementa su compromiso con las metas institucionales. Además, las organizaciones con alto clima laboral reportan un 25% menos de ausentismo.
Cuando el ambiente institucional es negativo, las repercusiones son múltiples: Disminución de la productividad, incremento del ausentismo y rotación del personal, deterioro de la salud mental de los empleados, baja calidad del servicio ofrecido a la ciudadanía y conflictos internos permanentes y desmotivación generalizada. Estas repercusiones no solo afectan a los trabajadores, sino que comprometen la misión y visión institucional, generando una imagen desfavorable ante la sociedad.
¿Quién debe gestionar el clima laboral?
Aunque todos los miembros de una organización influyen en el ambiente de trabajo, la responsabilidad principal recae sobre los líderes institucionales y el área de Talento Humano. El éxito de una institución depende en un 80% del liderazgo.
Los líderes deben fomentar un ambiente de confianza (liderazgo horizontal) donde los integrantes del grupo puedan decir lo que piensan y lo que sienten sin temor a represalias, deben establecer políticas, detectar riesgos y fomentar espacios de escucha activa y mejora continua.
Liderar con empatía, establecer canales de retroalimentación y brindar formación en habilidades blandas son algunas de las responsabilidades claves en este proceso. La empatía construye lo que la indiferencia rompe.
Las habilidades blandas son competencias personales, sociales y comunicativas que permiten a una persona interactuar de manera efectiva con los demás y adaptarse positivamente a diferentes entornos laborales y sociales. A diferencia de las habilidades duras (como saber usar un software o hablar un idioma), las habilidades blandas no se aprenden únicamente con formación técnica, sino con la experiencia, la autorreflexión y la práctica constante. Entre las principales tenemos: Comunicación asertiva, Empatía, trabajo en equipo, resolución de conflictos, gestión del tiempo, liderazgo, adaptabilidad, pensamiento crítico, actitud positiva y escucha activa. Estas habilidades son esenciales en cualquier entorno laboral.
Causas del mal clima laboral en instituciones
Diversos factores contribuyen a la generación de un ambiente laboral negativo. Entre los más frecuentes están:
- Falta de liderazgo efectivo: Jefes autoritarios o desorganizados pueden deteriorar la moral del equipo.
- Inequidad salarial o de reconocimiento: La percepción de injusticia genera resentimiento y desmotivación.
- Sobrecarga laboral: Exceso de tareas sin una justa distribución.
- Falta de comunicación: Información confusa o mal gestionada provoca incertidumbre.
- Ambientes tóxicos: Acoso, favoritismos, rumores y conflictos no gestionados.
Datos relevantes sobre acoso laboral
Los datos más relevantes del INEC y Ministerio de Trabajo sobre el acoso laboral en Ecuador, determinan que en cifras absolutas, el sector público registra más denuncias formales de acoso laboral que el privado. 20.1 % de las personas han sufrido alguna forma de violencia laboral en su vida. La violencia psicológica, que incluye insultos, aislamiento y humillaciones, afecta al 17.2 % de las personas, aunque existe un fuerte subregistro debido al miedo a represalias.
¿Hay leyes que protejan al empleado y trabajador del acoso laboral?
Articulados de la legislación ecuatoriana que protegen a los servidores públicos y trabajadores del acoso laboral, chantajes y abusos de autoridad:
- Ley Orgánica del Servicio Público (LOSEP):
El Artículo 22, literal d) de la Ley Orgánica del Servicio Público (LOSEP) es clave para respaldar al servidor público que se niega a cumplir una orden ilegal o contraria a la Constitución y la ley.
Artículo 23: reconoce el derecho irrenunciable de los servidores públicos a no ser víctimas de acoso laboral.
Artículo 48 (literal ñ): Establece como causal de destitución “atentar contra los derechos humanos de una servidora o servidor, mediante coacción, acoso o agresión”
- Código del Trabajo
Artículo 34 (literal m): Prohíbe al empleador cometer o permitir acoso laboral
Artículo 46 (literal j): Prohíbe que cualquier trabajador cometa acoso hacia compañeros, superiores o subordinados
- Código Orgánico Integral Penal (COIP)
Artículo 116: Penaliza con 1 a 3 años de prisión a quienes, abusando de su autoridad laboral, soliciten favores sexuales.
Artículo 157: Tipifica como violencia psicológica el hostigamiento, persecución o insultos y establece penas de 6 meses a 1 año.
Aspectos relevantes para fortalecer el clima laboral:
Fortalecer el clima laboral no requiere grandes inversiones, sino compromiso, coherencia y voluntad de cambio. Algunas acciones claves son:
- Evaluaciones periódicas de clima organizacional.
- Instalar una cultura organizacional basada en el respeto, la inclusión y la transparencia.
- Realizar periódicamente actividades de integración (sociales, culturales y recreativas), esto fortalecerá la confianza entre compañeros.
- Capacitación constante en liderazgo, comunicación y trabajo en equipo. La mala comunicación suele ser la causa del origen del conflicto, pues generalmente no se escucha para entender sino para contestar.
- Implementación de espacios seguros para el diálogo y la resolución de conflictos. Descartar el chisme y los rumores en el equipo de trabajo, ya que para conseguir grandes metas el equipo debe estar libre de pequeñeces.
- El líder debe ser imparcial, cuando un líder da preferencia a un grupo, debe saber que automáticamente los demás se pondrán en contra.
- Socializar la misión, visión y políticas de la empresa y orientarse a conseguir altos estándares de calidad, eficiencia y eficacia. Las quejas, reclamos y sugerencias deben ser vistas como la posibilidad de crecimiento institucional y como asesoría gratuita.
- Reconocimiento a los logros individuales y colectivos. Mantener reuniones para agradecer y felicitar los logros institucionales (1 vez por semana) y generar nuevas ideas y estrategias para crecimiento de la empresa.
- A cada funcionario se le debe delegar por escrito las actividades a desempeñar en la empresa.
- El líder debe ser ejemplo de probidad, responsabilidad y compromiso. La influencia del líder se da en esa escala: 10% con palabras y 90% con actos.
Negociación y resolución de conflictos
Un líder o gerente pasa cerca del 25% de su tiempo tratando de resolver conflictos. En las instituciones con menores porcentajes de conflictos siempre trabajan personas que aman lo que hacen, porque escogieron la profesión por vocación. Además, tómese en cuenta que un tercio de nuestra vida la pasamos en el campo laboral, con personas que piensan, sienten y actúan diferente a nosotros, por ello es imprescindible, que a más de trabajar por vocación, manejemos la inteligencia intrapersonal e inter personal, para mantener la unidad en medio de la diversidad de pensamiento y acción.
El modelo de negociación de la escuela de Harvard ha sido desarrollado exitosamente en el mundo laboral, dado que es una orientación práctica que ofrece estrategias claras, reglas concretas y un enfoque alternativo para el proceso de negociación. Para pasar del conflicto al acuerdo, es importante revisar los siguientes aspectos:
- Separar la persona del problema: todo ser humano tiene aspectos positivos y negativos.
- Identificar intereses: los intereses son el verdadero fondo del conflicto que se debe identificar para llegar a acuerdos, para esto es necesario saber leer entre líneas, preguntar y reformular
- Generar ideas: plantear una lluvia de ideas para generar alternativas y resolver el conflicto.
- Criterios objetivos: es importante identificar la mejor alternativa a un acuerdo negociado (maan). Esta es la pieza clave en el estilo de negociación de Harvard
- Proponer acuerdos: una vez que las partes han logrado establecer las mejores opciones, se proponen y establecen los acuerdos para su cumplimiento.
Conclusión
El clima laboral es un factor decisivo en el funcionamiento y sostenibilidad de cualquier institución. Un ambiente sano, basado en el respeto, la equidad y la comunicación efectiva, potencia el talento humano, disminuye los conflictos y fortalece el compromiso colectivo con los objetivos institucionales. Por el contrario, ignorar los signos de un mal clima laboral puede traducirse en pérdida de productividad, deterioro de la salud mental de los empleados y un impacto negativo en la calidad del servicio público.
La construcción de un entorno laboral armónico no depende únicamente de reglamentos o sanciones, sino del liderazgo consciente, del ejemplo diario y de la práctica constante de habilidades blandas. Fomentar la escucha activa, el trato digno, la gestión justa de los conflictos y el reconocimiento a los logros son acciones sencillas, pero poderosas, que pueden transformar por completo la dinámica de un equipo de trabajo.
Fortalecer el clima laboral no requiere grandes recursos, sino voluntad, coherencia y humanidad. Porque en toda institución, un equipo fuerte y comprometido no nace del temor ni de la imposición, sino de la confianza, el respeto y la convicción de que todos somos parte fundamental del cambio.
Opinión
Un relato de 2001

Por: Martín Ávila Escobar
“La pisa adentro del área… ahí está el Tin Delgado… llega la pelota… ¡Aleeex Aguinagaaa! Va a tirar el centrooo… ¡levanta para Kaviedes! ¡Gooool! ¡Jooooool! ¡Goojojojoool! ¡Goooool de Jaimeeee… Iván Kaviedes! ¡Y el grito de una tribuna que explota! ¡El tanto que llega! ¡Lo buscó el Flaco, lo alcanzó arriba… Kaviedes, grande! ¡Y el canto al gol mundial es de Kaviedes, el que nos lleva a una Copa del Mundo Corea-Japón!”
El relato, ese eco persistente, acompaña al impacto visual de un gol que se canta con la garganta rota, portador de una belleza extraña que habita en los rebotes mágicos de la pelota. Sucede todo el tiempo: cuando se lo vuelve a mirar o cuando alguien lo evoca. Incluso cuando se reproduce solo para confirmar que, en efecto, fue cierto. Ese gol jamás deja de suceder. Elija usted su relato favorito. Cierre los ojos. Le aseguro que sigue ahí.
Finalizó la penúltima fecha de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 y Ecuador consiguió su quinta clasificación a la cita máxima. Esta selección, nueva y determinante, guarda poco parecido con sus antecesoras. Con tricolores repartidos por el mundo, sostiene una propuesta sólida que ha encontrado el camino, aunque todavía deba corregir detalles clave. A un año del Mundial de Estados Unidos, México y Canadá, el continente atraviesa días tensos en lo político y social, que serán determinantes para el desarrollo del evento. Mientras tanto, el nuevo Mundial de Clubes FIFA 2025 ya está en marcha este junio. El negocio del fútbol no se detiene: crece y se multiplica. Para conocer una sociedad también hay que mirar cómo se entretiene. Nos guste o no, el planeta ha aprendido a organizar mejor el fútbol que cualquier otra cosa.
“¡Esto terminaaaa…! ¡Nos vamos al Mundial…! ¡Terminóoo… terminóoo! ¡Ecuador… Ecuador está en el Mundial de Fútbol! ¡Señoras y señores… ha habido que esperar toda la vida… para que se cristalice este sueño…! ¡Estamos en el Mundial…!”
El relato icónico de aquella tarde nublada, miércoles 7 de noviembre de 2001, desataba el delirio en el Olímpico Atahualpa. El Flaco Kaviedes anotó el gol de la primera clasificación de Ecuador a un Mundial. Corría, perseguido por una tribuna entera que se desbordaba como un tsunami humano sobre el césped. Todos querían abrazarlo. Pero él seguía corriendo, sin ser alcanzado, esquivando rivales como si todavía llevara la pelota. En su camiseta, una frase que lo decía todo:
“Si eres pequeño, sueña. Si eres grande, no dejes de hacerlo”. Fuente: El Telégrafo
Noticias Zamora
“El rol irremplazable de la familia en el éxito escolar”

Introducción:
Cada año lectivo representa mucho más que un calendario escolar: es una oportunidad renovada para construir el futuro de nuestros hijos. Sin embargo, ese futuro no depende únicamente de los contenidos académicos ni del esfuerzo del estudiante o del docente. Depende, en gran medida, del compromiso que asuma la familia en el proceso educativo.
El acompañamiento familiar no es un acto ocasional, sino una presencia constante. Estar atentos al avance académico, participar en reuniones, conversar con los docentes y, sobre todo, brindar en casa un ambiente de apoyo, tranquilidad y confianza, son gestos sencillos pero poderosos que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso escolar.
A lo largo de este artículo reflexionaremos sobre la importancia del estudio como herramienta de superación, sobre el rol fundamental que cumple la familia en el rendimiento académico y las consecuencias visibles de la falta de involucramiento y propondremos acciones concretas para que todos los padres, madres y cuidadores puedan comprometerse genuinamente con la educación de sus hijos.
El rol familiar en el rendimiento escolar
La familia es el primer espacio de aprendizaje de todo ser humano. Es allí donde se forman los valores, hábitos y actitudes que luego se reflejan en la escuela. Numerosos estudios y experiencias en el ámbito educativo demuestran que los estudiantes que cuentan con el apoyo constante de sus padres o cuidadores suelen mostrar mayor motivación, responsabilidad y compromiso con sus estudios. La simple presencia de los padres en reuniones escolares, la supervisión de tareas o el interés genuino por lo que ocurre en el aula, envía un mensaje claro al niño o joven: “Tu educación importa”.
Cuando una familia acompaña activamente el proceso escolar, no solo se fortalece el rendimiento académico, sino también la autoestima y el desarrollo emocional del estudiante. Sentirse respaldado en casa le brinda al alumno seguridad y confianza para enfrentar los desafíos escolares. Por el contrario, la falta de interés o de presencia de la familia puede generar en los estudiantes sentimientos de abandono, baja autoestima o desmotivación, lo que a menudo se traduce en bajo rendimiento, problemas de conducta o incluso en deserción escolar. Su rol no es reemplazar al maestro, sino caminar a su lado, formando juntos el camino hacia una educación integral y exitosa. Cuando el hogar ofrece un ambiente de tranquilidad y confianza, se reducen el miedo y la ansiedad, favoreciendo el aprendizaje.
La importancia de la educación en el progreso personal y familiar
La educación es una herramienta poderosa que impulsa el crecimiento personal y transforma la vida de las familias. No se trata solo de cumplir con una obligación escolar, sino de adquirir conocimientos, valores y habilidades que permiten a niños, jóvenes y adultos tomar decisiones informadas, enfrentar con mayor autonomía los desafíos de la vida y acceder a mejores oportunidades laborales y sociales.
Este proceso comienza en casa. Cuando los padres valoran el estudio, lo promueven con el ejemplo y acompañan activamente a sus hijos, están sembrando en ellos una motivación profunda por superarse. En contextos de escasos recursos, la educación representa una vía real para romper ciclos de pobreza, generar movilidad social y fortalecer la autoestima. Por eso, apoyar la educación de nuestros hijos y también retomar nuestra propia educación, que quedó pendiente por las dificultades y limitaciones de la vida, es una inversión que impacta positivamente en toda la familia y en la comunidad.
La educación es un proceso, no un producto final
La educación es un proceso continuo y cotidiano que requiere presencia, compromiso y constancia, tanto por parte de los estudiantes como de sus familias. Comprender esto es clave para acompañar de manera efectiva a nuestros hijos en su formación.
Este proceso no se limita al cumplimiento de fechas académicas ni a la recepción de calificaciones. Comienza con asegurar la asistencia regular al centro educativo, continúa con el seguimiento del rendimiento académico y del comportamiento, y se refuerza mediante la comunicación permanente con los docentes y la presencia activa de los padres en momentos clave, como la entrega de libretas o reuniones escolares.
Quienes entienden la educación como un producto final suelen estar ausentes durante gran parte del año escolar, acuden a última hora, cuando ya se ha producido una reprobación, buscando soluciones rápidas sin haber asumido previamente su rol en el proceso, cuando el acompañamiento debió haberse dado desde el inicio. Esta actitud reactiva, además de perjudicar al estudiante, genera tensiones innecesarias con los docentes y el sistema educativo.
En contraste, los padres que viven la educación como un proceso están presentes desde el primer día hasta el último. Acompañan, dialogan con los maestros, identifican señales de alerta, y toman medidas preventivas y correctivas a tiempo. Entienden que educar es más que aprobar materias: es formar seres humanos íntegros, responsables y emocionalmente estables.
Causas y consecuencias de la falta de involucramiento familiar
La falta de involucramiento de las familias en la educación de sus hijos es una problemática que afecta directamente el rendimiento escolar, pero sus raíces son variadas y complejas. Entre las causas más comunes se encuentran las dificultades económicas y las jornadas laborales extensas, que obligan a muchos padres a ausentarse por largas horas, dejando poco tiempo para el acompañamiento académico. A esto se suma el bajo nivel educativo de algunos cuidadores, que sienten que no tienen las herramientas necesarias para apoyar a sus hijos en sus tareas o comprender los contenidos escolares.
También incide la falta de conciencia sobre la importancia del acompañamiento, especialmente en hogares donde se considera que la educación es únicamente responsabilidad de la escuela. En otros casos, existen problemas familiares más profundos, como la violencia intrafamiliar, el abandono emocional o la desintegración del núcleo familiar, que dificultan un ambiente propicio para el aprendizaje.
Las consecuencias de esta falta de participación son visibles y preocupantes. Los estudiantes que crecen sin el respaldo emocional y académico de sus familias tienden a mostrar bajo rendimiento escolar, poca motivación, problemas de conducta y, en muchos casos, deserción escolar. Al no sentir que su educación es valorada en casa, pierden el interés, la disciplina y la confianza en sí mismos. Además, la falta de orientación y límites puede llevarlos a adoptar conductas de riesgo dentro y fuera del entorno escolar.
En definitiva, es necesario promover una cultura de corresponsabilidad entre escuela y familia, donde cada parte asuma el compromiso que le corresponde para asegurar el éxito educativo de nuestros niños y jóvenes.
Propuestas y llamado a la acción
- Una de las primeras propuestas es fomentar la comunicación asertiva entre familia y escuela. Asistir a reuniones, responder a los llamados del docente y mantenerse informado sobre el progreso académico del estudiante son pasos fundamentales. Esta conexión fortalece la confianza mutua y permite detectar a tiempo cualquier dificultad que el alumno esté enfrentando.
- Otra acción clave es establecer rutinas en el hogar que favorezcan el estudio, como un horario fijo para hacer tareas, un espacio tranquilo para leer o revisar lo aprendido, y la supervisión constante, sin necesidad de resolverlo todo, pero mostrando interés genuino por lo que el niño o joven aprende.
- También es importante valorar y celebrar los logros, por pequeños que sean. Un gesto de reconocimiento, una palabra de aliento o simplemente preguntar cómo fue el día escolar pueden marcar una gran diferencia en la autoestima del estudiante.
- Además, las instituciones educativas y las comunidades pueden contribuir creando espacios de formación y orientación para padres, donde se compartan herramientas sencillas para acompañar mejor a sus hijos. La educación familiar también debe ser una prioridad. El éxito escolar no depende solo del esfuerzo del estudiante ni del trabajo del docente, sino también del compromiso diario y afectivo de quienes lo rodean en el hogar.
- Debemos crear en casa un ambiente de calma, respeto y apoyo, donde el niño o joven pueda aprender sin miedo ni presión excesiva. Como dice una regla sencilla pero poderosa: si aumenta la calma, disminuye el estrés; si aumenta la confianza, disminuye el miedo, y aprenden mejor.
- Finalmente, es urgente hacer un llamado a la conciencia: la educación no es tarea exclusiva de la escuela. Es un proceso compartido que empieza en casa y se fortalece con el trabajo conjunto.
Conclusión
El éxito escolar no es obra del azar ni responsabilidad exclusiva de los docentes. Es el resultado de un trabajo compartido donde la familia juega un papel protagónico e insustituible. A lo largo de este artículo hemos visto cómo el acompañamiento familiar fortalece el rendimiento académico, motiva a los estudiantes, y les brinda la seguridad emocional necesaria para enfrentar los retos del aprendizaje.
Cuando los padres entienden que la educación es un proceso diario y no un producto final, se comprometen activamente en cada etapa: desde asegurar la asistencia, supervisar tareas, dialogar con los docentes, hasta brindar en casa un entorno de calma, afecto y confianza. Por el contrario, la falta de involucramiento, ya sea por desconocimiento, falta de tiempo o desinterés, suele tener consecuencias negativas visibles: bajo rendimiento, desmotivación, conflictos y hasta abandono escolar.
Pero siempre hay tiempo para cambiar. Hoy, más que criticar, queremos hacer un llamado a la conciencia y a la esperanza. La educación transforma cuando la familia acompaña. Por eso, en este nuevo año lectivo 2025 2026, caminemos junto a nuestros hijos con constancia, amor y responsabilidad. Estemos presentes, participemos, escuchemos y actuemos. Porque el futuro de nuestros hijos se construye hoy, paso a paso, con el compromiso de todos.
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