Opinión
Un relato de 2001
Por: Martín Ávila Escobar
“La pisa adentro del área… ahí está el Tin Delgado… llega la pelota… ¡Aleeex Aguinagaaa! Va a tirar el centrooo… ¡levanta para Kaviedes! ¡Gooool! ¡Jooooool! ¡Goojojojoool! ¡Goooool de Jaimeeee… Iván Kaviedes! ¡Y el grito de una tribuna que explota! ¡El tanto que llega! ¡Lo buscó el Flaco, lo alcanzó arriba… Kaviedes, grande! ¡Y el canto al gol mundial es de Kaviedes, el que nos lleva a una Copa del Mundo Corea-Japón!”
El relato, ese eco persistente, acompaña al impacto visual de un gol que se canta con la garganta rota, portador de una belleza extraña que habita en los rebotes mágicos de la pelota. Sucede todo el tiempo: cuando se lo vuelve a mirar o cuando alguien lo evoca. Incluso cuando se reproduce solo para confirmar que, en efecto, fue cierto. Ese gol jamás deja de suceder. Elija usted su relato favorito. Cierre los ojos. Le aseguro que sigue ahí.
Finalizó la penúltima fecha de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026 y Ecuador consiguió su quinta clasificación a la cita máxima. Esta selección, nueva y determinante, guarda poco parecido con sus antecesoras. Con tricolores repartidos por el mundo, sostiene una propuesta sólida que ha encontrado el camino, aunque todavía deba corregir detalles clave. A un año del Mundial de Estados Unidos, México y Canadá, el continente atraviesa días tensos en lo político y social, que serán determinantes para el desarrollo del evento. Mientras tanto, el nuevo Mundial de Clubes FIFA 2025 ya está en marcha este junio. El negocio del fútbol no se detiene: crece y se multiplica. Para conocer una sociedad también hay que mirar cómo se entretiene. Nos guste o no, el planeta ha aprendido a organizar mejor el fútbol que cualquier otra cosa.
“¡Esto terminaaaa…! ¡Nos vamos al Mundial…! ¡Terminóoo… terminóoo! ¡Ecuador… Ecuador está en el Mundial de Fútbol! ¡Señoras y señores… ha habido que esperar toda la vida… para que se cristalice este sueño…! ¡Estamos en el Mundial…!”
El relato icónico de aquella tarde nublada, miércoles 7 de noviembre de 2001, desataba el delirio en el Olímpico Atahualpa. El Flaco Kaviedes anotó el gol de la primera clasificación de Ecuador a un Mundial. Corría, perseguido por una tribuna entera que se desbordaba como un tsunami humano sobre el césped. Todos querían abrazarlo. Pero él seguía corriendo, sin ser alcanzado, esquivando rivales como si todavía llevara la pelota. En su camiseta, una frase que lo decía todo:
“Si eres pequeño, sueña. Si eres grande, no dejes de hacerlo”. Fuente: El Telégrafo
Noticias Zamora
Escuelas sin miedo
Mario Paz. Mgtr.
Introducción
El acoso escolar conocido comúnmente como bullying, es un fenómeno de violencia entre pares que se caracteriza por agresiones repetidas (físicas, verbales, sociales o digitales), dirigidas contra una persona que tiene dificultades para defenderse. No es un conflicto aislado ni una broma pasajera: sus efectos pueden impactar su salud mental-física-emocional, el rendimiento académico y la vida adulta de las víctimas. Ecuador, como en muchos países, el acoso escolar es una preocupación persistente que exige respuestas claras de estudiantes, familias y centros educativos.
¿Qué es el acoso escolar?
El acoso escolar es una forma de violencia interpersonal dentro del ámbito educativo. Sus componentes claves son: intensión de hacer daño, repetición en el tiempo y una relación de de poder entre agresor (es) y víctima (puede ser físico, social, psicológico o derivado de diferencias como género, etnia, orientación sexual, discapacidad, apariencia, nivel socioeconómico, etc.)
Tipos de acoso escolar (bullying):
El bullying es una forma de violencia física, psicológica o verbal, que implica acosar, molestar, hostigar, obstaculizar o agredir físicamente a alguien.
Acoso físico: empujones, golpes, agresiones que causan daño corporal.
Acoso verbal: insultos, menosprecios en público, amenazas, burlas y apodos despectivos.
Acoso psicológico: minan la autoestima del individuo y fomentan una sensación de temor.
Acoso social o relacional: exclusión, difusión de rumores, aislamiento intencional.
Acoso sexual: comentarios, tocamientos no consentidos o acciones de carácter sexual.
Ciberacoso: es una de las formas de violencia virtual mediante la difusión de mensajes, fotos, videos denigrantes que atentan contra la dignidad, con el propósito de humillar, amenazar o difamar.
Estas formas de acoso escolar pueden presentarse combinadas; por ejemplo, el civerocoso suele acompañar agresiones presenciales y prolongar el daño fuera del horario escolar.
Datos estadísticos del acoso escolar en el Ecuador
Las estimaciones y registros sobre acoso escolar en Ecuador varían según la fuente y la metodología, pero muestran que la problemática es significativa.
Un estudio nacional indica que alrededor del 23% de estudiantes entre 11 y 18 años han sido víctimas de acoso escolar (1 de cada 4 estudiantes). Las regiones con mayor prevalencia son la Amazonía y la Costa.
Otras encuestas y reportes periodísticos han señalado cifras más altas, cuyas estadísticas revelan que 5 de cada 10 menores han sido víctimas de acoso escolar,
En todo caso, la estadística refleja un gravísimo problema para muchos estudiantes del sistema educativo ecuatoriano, que debe convocarnos a la familia, estudiantes, docentes, directivos de las instituciones educativas y a la sociedad en general, para ponernos manos a la obra y evitar el dolor y la tristeza de nuestra niñez y adolescencia.
Como identificar el bullying?
No todo acto de mal comportamiento de los estudiantes es bullying. El acoso escolar se evidencia cuando se cumplen estos tres criterios:
- Que sea intencional.- es decir que no es un accidente o un incidente, es causar daño psicológico, físico o verbal a propósito.
- Que sea sistemático.- de manera reiterada proferir insultos, bromas pesadas, poner apodos, burlarse por su aspecto físico o cuando se equivoca, divulgación de rumores, acusarlo de cosas que no ha hecho, no incluirlo en los juegos.
- Que haya una relación de poder.- son personas con más fuerza física, status social, tienen más popularidad en el grupo. Si no existe diferencia de poder, se trata más bien de un conflicto.
Detallamos algunas señales en estudiantes que pueden indicar que sufren acoso escolar:
- Cambios bruscos de conducta: retraimiento, irritabilidad o ansiedad
- Caída del rendimiento académico o desmotivación escolar
- Lesiones físicas inexplicables o ropa/objetos dañados.
- Evitar ir a la escuela, quejas frecuentes de dolor de cabeza o estómago sin causa médica.
- Cambios en patrones de sueño alimentación; señales de depresión o ideas autolesivas
- En el caso del civeracoso: bloqueo de contactos, temor a usar dispositivos, mensajes anónimos.
Prevención del acoso escolar
La prevención es la parte más importante y la escuela debe implementar planes y programas a través del departamento de consejería estudiantil (DECE). La prevención efectiva combina políticas, formación y cultura escolar:
- Políticas claras y protocolos: normativa interna que defina conductas, procedimientos de denuncia y sanciones.
- Educación socioemocional para desarrollar la empatía, resolución pacífica de conflictos y habilidades de comunicación. Trabajar con estudiantes y padres de familia sobre competencias socioemocionales, valores, responsabilidad compartida (no pensar que debo proteger solo a los “míos”, y a los “otros” que les hagan lo que quieran y yo no me meto porque no “es mi problema”)
- Formación docente y de personal en detección, abordaje y acompañamiento de casos.
- Participación estudiantil: comités estudiantiles, programas de mediación entre pares y campañas contra el silencio.
- Control y educación sobre el uso de tecnologías, con reglas claras y alfabetización digital para estudiantes y familias.
- Un aspecto fundamental es cambiar las actitudes y comportamientos del grupo (integrantes del aula de clase) que no deben tolerar el acoso y deben intervenir para evitarlo y proteger a la ví
- Relaciónese más con los amigos de sus hijos y observe qué actividades realizan.
- Nunca deje de demostrarle amor a su hijo, pero también debe hacerle saber que no permitirá conductas agresivas e intimidatorias.
- Es muy importante tener una comunicación muy fluida con sus hijos y que los padres les crean a ellos.
- Es muy importante trabajar en la autoestima de nuestros hijos y enseñarles a responder asertivamente (descartar la agresividad y pasividad)
Recomendaciones para estudiantes que sufren acoso escolar
- Si eres víctima de acoso escolar, lo más importante que tienes que hacer es hablar con un adulto de confianza (Padres, inspector, tutor, docente, integrante del DECE, etc.)
- Guarda pruebas: mensajes, capturas, testimonios de testigos y fechas
- No respondas con violencia contra los agresores ni trates de vengarte por tu propia cuenta, ni compartas material dañino que pueda empeorar la situación; busca ayuda profesional.
- Si te sientes en riesgo físico con pensamientos de autolesión, pide ayuda inmediata a servicios de emergencia o líneas de apoyo.
- Procura rodearte de amigos y participa de actividades que aumenten tu autoestima y sentido de pertenencia.
- No llores, ni te enfades, ni muestres que te afecta. Eso es lo que el agresor pretende, así que no le des esa satisfacción. Más tarde podrás hablar o escribir sobre tus reacciones y lo que sentiste en ese momento.
- Si puedes, intenta ironizar o tratar con humor lo que te digan. Por ejemplo, si te dicen «¡qué camisa más fea!», puedes responder «gracias, me alegro de que te hayas dado cuenta».
- Si crees que puede haber peligro. Aléjate de la situación. Vete a un sitio donde haya un adulto.
- Debes hacer saber a un adulto que la situación te afecta profundamente, sobre todo si eres víctima de agresiones verbales, ya que a veces los adultos no las consideran importantes y, sin embargo, son las que más daño pueden hacer.
Recomendaciones para los padres cuyos hijos sufren de acoso escolar
- Escuche sin juzgar: valide los sentimientos de sus hijos y evite minimizar lo ocurrido.
- Documente los hechos (fechas, lugares, nombres, pruebas) y solicite una cita con la autoridad escolar para activar el protocolo.
- Exija que la institución educativa aplique los protocolos y procedimientos y soliciten medidas de protección inmediatas si hay riesgo.
- Acompañe emocionalmente a su hijo y si es necesario busque apoyo psicológico. Es muy importante hacerle saber a su hijo que él no es el culpable de esta situación.
- Mantenga una comunicación regular con la escuela hasta que el caso sea resuelto y se verifiquen medidas de prevención.
- Cuando se detecta un caso de bullying, los padres deben trabajar conjuntamente con la escuela para resolver el problema de una forma inmediata.
- Los padres de hijos acosados o acosadores, en primer lugar deben mantenerse calmados, es importante dar un buen ejemplo de madurez descartando la histeria. Se deben buscar soluciones no culpables, no atacar a la escuela o a las familias.
- No es una buena decisión enseñarles que se defiendan de los ataques, con otro ataque, porque si agredimos a quienes nos agreden ya somos igual de culpables.
- Los padres que a causa del acoso escolar piensan en cambiar a sus hijos de colegio, queremos decirles que no es en la primera solución que deben pensar, sino la última opción.
- Los padres de hijos acosadores también deben ayudar a resolver el problema, no es conveniente ponerse del lado del acosador. Un acosador no es necesariamente una persona problemática o agresiva.
- En el caso de ciberacoso, hay que guardar la evidencia y luego contactarnos con la página para que nos ayuden a identificar de donde vienen los mensajes. Evite entrar en una guerra contra quienes difaman. De persistir el caso denuncie a la fiscalía.
Recomendaciones para la institución educativa
- Implementar y difundir protocolos claros de prevención, denuncia y seguimiento con plazos y responsables identificados
- Crear equipos interdisciplinarios (docente, psicólogo, trabajador social, inspector) para el abordaje y la reparación.
- Capacitar periódicamente a docentes y personal en detección, intervención y prácticas restaurativas.
- Promover una cultura escolar inclusiva: actividades que fortalezcan la connivencia, el respeto a la diversidad y el protagonismo estudiantil.
- Establecer canales seguros y anónimos de denuncia y protocolos de acompañamiento a víctimas y procesos formativos para agresores.
Consecuencias del acoso escolar
Las consecuencias pueden ser inmediatas y a largo plazo:
- Efectos psicológicos: Ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés postraumático.
- Académicos: ausentismo escolar frecuente (se niega o protesta a la hora de ir al colegio), bajo rendimiento y abandono escolar.
- Sociales y conductuales: aislamiento, conductas de riesgo y en algunos casos reproducción de la violencia.
- Riegos graves: aumento del riesgo de autolesiones y suicidio en casos extremos si no se interviene. Por estas razones, intervenir temprano es una prioridad de salud pública y educativa.
- Apatía, estrés, tristeza, llantos o irritabilidad.
- Aparecen con golpes, hematomas o rasguños y dice que se ha caído.
- Repercusiones negativas en el desarrollo de la personalidad y la salud mental.
- Pesadillas, trastornos en el sueño y apetito.
- Dolores somáticos, dolores de cabeza, de estómago, vómitos…
- Perdida frecuente sus pertenencias escolares o personales, etc.
- No quiere salir ni se relaciona con sus compañeros.
Conclusión:
El acoso escolar no es un problema menor ni “asuntos de niños”: es una forma de violencia que afecta al desarrollo, la salud y el futuro de quienes la padecen. En Ecuador, los datos muestran que una proporción relevante de estudiantes ha vivido alguna forma de acoso y que año a año estas cifras siguen creciendo. La solución exige un enfoque conjunto: prevención escolar sistémica, capacitación docente, compromiso de las familias, canales de denuncias efectivas, apoyo psicológico a víctimas y agresores y lo más relevante, es designar al equipo directivo de las instituciones educativas a los más responsables, capaces comprometidos y con habilidades sociales para le resolución de conflictos y fortalecimiento del clima escolar. Solo con las personas adecuadas, acciones coordinadas y sostenidas se podrá reducir su incidencia y construir escuelas seguras, respetuosas e inclusivas.
Opinión
La democracia que olvidamos vivir
Por: Ab. Franco Tamay
A veces me pregunto si en verdad vivimos en una democracia o si simplemente habitamos dentro de una ilusión bien diseñada. Nos enseñaron que la democracia es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, pero esa frase, tan repetida como vacía, parece haberse convertido en un eslogan más que en una práctica real.
Para mí, la democracia no se resume en depositar un voto cada cierto tiempo ni en escuchar discursos cargados de promesas. Democracia es, ante todo, una forma de vida colectiva basada en el respeto, en la libertad de pensamiento, en la participación ciudadana genuina y, sobre todo, en la posibilidad de disentir sin miedo.
Vivimos tiempos en los que disentir se castiga, donde el pensamiento crítico es etiquetado como oposición o traición. Y entonces me pregunto: ¿de qué sirve hablar de democracia si no hay espacio para el debate honesto ni para la diversidad de ideas? Una sociedad verdaderamente democrática se construye en el diálogo, no en el dogma; en la escucha activa, no en el aplauso ciego.
La democracia, en su sentido más profundo, implica corresponsabilidad. No se trata solo de exigir derechos, sino también de asumir deberes. De nada sirve reclamar transparencia si, como ciudadanos, seguimos siendo indiferentes ante la corrupción o la injusticia.
He llegado a pensar que la democracia no es un destino, sino un camino que debe recorrerse todos los días. Se fortalece con instituciones sólidas, pero sobre todo con ciudadanos conscientes, informados y valientes.
Porque al final, la democracia no vive en los discursos ni en las urnas: vive en la calle, en el aula, en la familia, en la conciencia de cada persona que se atreve a pensar y actuar con libertad.
Y tal vez ahí está la respuesta: la democracia no es un sistema político, es una actitud ética frente a la vida.
Noticias Zamora
Raíces y caminos del Ecuador Plurinacional
Por Mario Paz. Mgstr
Introducción
Ecuador es un país de gran diversidad cultural, donde conviven múltiples pueblos, nacionalidades y tradiciones. Durante siglos, esta pluralidad fue invisibilizada por Estados monoculturales y políticas que privilegiaron la visión mestiza y occidental, relegando a los pueblos indígenas, afroecuatorianos y montubios a la pobreza y la discriminación.
La Constitución de 2008 representó un avance histórico al declarar al país como Estado intercultural y plurinacional, reconociendo lenguas, culturas y formas de organización propias. Sin embargo, la desigualdad histórica persiste, afectando especialmente a comunidades indígenas y afrodescendientes, mientras el racismo continúa presente en distintos ámbitos sociales.
A pesar de ello, los pueblos mantienen sus economías comunitarias y propuestas de desarrollo alternativas como el Buen Vivir (Sumak Kawsay), que promueve la armonía con la naturaleza y la vida colectiva. Este artículo analiza la interculturalidad en Ecuador desde cinco ejes: composición étnica, educación y pobreza, economías indígenas, desafíos estatales y el valor de la unidad en la diversidad, invitando a reflexionar sobre la necesidad de construir una sociedad justa, inclusiva y respetuosa de la diversidad.
La composición étnica y demográfica del país
Cada 12 de octubre, Ecuador conmemora el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad. La fecha invita a reflexionar sobre la riqueza cultural del país y la importancia de la convivencia entre los distintos pueblos y nacionalidades.
Según el Censo de Población y Vivienda 2022, la mayoría de la población se auto identifica como mestiza (77,5 %). Le siguen los montubios (7,7 %), los indígenas (7,7 %), los afro ecuatorianos (4,8 %) y los blancos (2,2 %), con un porcentaje residual de otras etnias. El número total de habitantes en Ecuador ya supera los 18 millones.
Ecuador reconoce oficialmente 18 pueblos y 14 nacionalidades indígenas, cada uno con su propia lengua y cultura, según lo establece la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y el Estado ecuatoriano. Estas nacionalidades están distribuidas principalmente en la Sierra y la Amazonía, y representan un patrimonio cultural y lingüístico diverso.
La lista de las 14 nacionalidades indígenas es la siguiente: Awa, Achuar, Andoa, Chachi, Cofán, Épera, Kichwa, Sápara, Secoya, Shiwiar, Shuar, Siona, Tsachila y Waorani. Cada una tiene su propia lengua y cultura, y están distribuidas en las distintas regiones del país, principalmente en la Amazonía y la Sierra.
Awa: Se encuentran en las provincias de Carchi, Esmeraldas e Imbabura. Achuar: Habitan en las provincias de Pastaza y Morona Santiago. Andoa: Se concentran en la provincia de Pastaza. Chachi: Residen en la provincia de Esmeraldas. Cofán: Viven principalmente en la provincia de Sucumbíos. Épera: Su territorio está en la provincia de Esmeraldas. Kichwa: Esta nacionalidad tiene una presencia extendida tanto en la Sierra (Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, etc.) como en la Amazonía (Sucumbíos, Napo, Pastaza). Sápara: Se encuentran en la provincia de Pastaza. Secoya: Habitan en la provincia de Sucumbíos. Shiwiar: Tienen asentamientos en la provincia de Pastaza. Shuar: Son una nacionalidad con presencia en varias provincias de la Amazonía y la Costa, incluyendo Morona Santiago, Pastaza, Napo y Esmeraldas, entre otras. Siona: Viven en la provincia de Sucumbíos. Tsachila: Se localizan en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Waorani: Habitan en las provincias de Orellana, Pastaza y Napo.
Dentro del pueblo indígena, la nacionalidad Kichwa representa la mayoría relativa (85,87 % de quienes se auto identifican como indígenas) con alrededor de 800 mil personas.
A nivel de pueblos, Ecuador identifica 18 grupos específicos, algunos de los cuales son subgrupos de las nacionalidades más amplias. Entre ellos se encuentran:
Kichwa Caranqui (Imbabura), Kichwa Natabuela (Imbabura), Kichwa Otavalo (Imbabura), Kichwa Kayambi (Pichincha), Kichwa Panzaleo (Cotopaxi), Chachi (Esmeraldas), Tsáchila (Santo Domingo de los Tsáchilas), Kichwa Amazónicos (Napo, Pastaza, Orellana y Sucumbíos), Shuar (Morona Santiago y Zamora), Achuar (Pastaza y Morona Santiago), Shiwiar (Pastaza), Zápara (Pastaza), Andoa (Pastaza), Waorani (Orellana, Pastaza y Napo), Siona (Sucumbíos), Secoya (Sucumbíos), Cofán (Sucumbíos), Tagaeri–Taromenane, pueblos en aislamiento voluntario (Yasuní).
Esta diversidad étnica y territorial no solo refleja la riqueza cultural de Ecuador, sino que también subraya la importancia de reconocer los derechos colectivos y la autonomía de los distintos pueblos y nacionalidades dentro del marco de un Estado plurinacional e intercultural.
La relación entre etnicidad, educación y pobreza
En Ecuador, la pobreza tiene un marcado rostro étnico. Según el INEC (2021), los pueblos indígenas son los más afectados: 78,6 % vive en pobreza multidimensional, 54,26 % en pobreza por ingresos y 31,87 % en pobreza extrema. Les siguen los pueblos montubios y afroecuatorianos, quienes también enfrentan desigualdades históricas derivadas de discriminación y exclusión social. Esta situación se refleja especialmente en la niñez, donde siete de cada diez niños indígenas viven en condiciones de pobreza, limitando su acceso a educación, salud y vivienda digna.
Estas desigualdades no son circunstanciales, sino resultado de procesos históricos como la colonización interna, la concentración de la tierra y políticas estatales monoculturales. A pesar de que la Constitución de 2008 reconoce a Ecuador como Estado plurinacional e intercultural, persisten jerarquías raciales que mantienen a estos pueblos en condiciones de marginalidad.
La educación, en lugar de superar la pobreza, muchas veces reproduce estas desigualdades. Las comunidades rurales e indígenas enfrentan múltiples barreras: infraestructura precaria, largos desplazamientos a las escuelas, discriminación cultural y lingüística, deserción temprana y limitadas oportunidades en educación superior. La Educación Intercultural Bilingüe (EIB), reconocida constitucionalmente, ha tenido implementación limitada por falta de presupuesto, docentes capacitados y políticas estables.
En síntesis, la relación entre etnicidad, educación y pobreza en Ecuador es estructural. Superarla requiere un modelo educativo que reconozca la diversidad cultural y lingüística, garantice condiciones materiales de aprendizaje y promueva la justicia social y la igualdad de oportunidades.
Economías de los pueblos y nacionalidades indígenas
Las economías indígenas en Ecuador se basan en principios comunitarios, de reciprocidad y respeto a la naturaleza, priorizando el bien vivir (sumak kawsay) por encima de la acumulación de capital. Sus actividades incluyen:
- Agricultura comunitaria y cultivos tradicionales: Cultivos andinos como maíz, papa y quinua, y amazónicos como yuca y plátano, organizados mediante prácticas colectivas como minka y ayni.
- Agroforestería y chacras biodiversas: Sistemas mixtos que combinan cultivos alimentarios, árboles frutales y plantas medicinales, preservando biodiversidad y soberanía alimentaria.
- Recolección, pesca y cacería sostenible: Aprovechamiento responsable de frutos amazónicos, pesca artesanal y caza regulada.
- Artesanías y producción cultural: Tejidos, cerámica y orfebrería que combinan economía y cosmovisión, reforzando identidad y resistencia cultural.
- Turismo comunitario y emprendimientos agrocomunitarios: Proyectos locales que integran conservación, cultura y comercio justo, incluyendo cacao, café, quinua y aceites amazónicos.
A pesar de su potencial, estas economías enfrentan limitaciones estructurales: falta de acceso a crédito y mercados justos, infraestructura insuficiente, intermediación abusiva y presiones extractivistas. Según Acosta (2012), sin políticas públicas que fortalezcan estas iniciativas, Ecuador continuará reproduciendo un modelo extractivista que contradice la plurinacionalidad y la justicia social.
Los desafíos estatales para cerrar las brechas de desigualdad
Para combatir las brechas socioeconómicas y cumplir con el ideal de un Estado plurinacional e intercultural, el Estado ecuatoriano podría implementar las siguientes políticas:
- Políticas diferenciadas con enfoque intercultural: Diseñar programas públicos que reconozcan las particularidades de cada pueblo (idioma, costumbres, economía local).
- Educación intercultural bilingüe fortalecida: Garantizar acceso a educación de calidad en las lenguas propias, docentes formados interculturalmente y materiales didácticos pertinentes.
- Inversión en infraestructura básica: Salud, agua potable, transporte rural, electricidad en comunidades indígenas y afro.
- Acceso al crédito, capacitación y asistencia técnica: Proyectos productivos con soporte técnico, acceso a microcréditos con condiciones favorables y comercialización justa.
- Reconocimiento territorial y derechos colectivos: Entregar garantías legales efectivas para tierras ancestrales, recursos naturales, consulta previa, consentimientos informados.
- Programas sociales focalizados y con participación comunitaria: Transferencias condicionadas, subsidios, bonos, pero para la producción (no para el consumo) de los pueblos beneficiarios.
- Promoción del emprendimiento cultural y comercialización con identidad étnica: Incentivar cadenas de valor de productos indígenas, turismo cultural, productos locales con marca étnica.
- Fomento del liderazgo indígena en espacios de decisión: Garantizar la representación política y decisión propia en políticas que los afectan.
- Monitoreo con desagregación étnica: Generar estadísticas desglosadas para medir avances por pueblo y nacionalidad.
- Campañas de sensibilización y educación intercultural: Combatir estereotipos, racismo y fomentar el respeto mutuo desde temprana edad.
El valor de la unidad en la diversidad para construir un país justo e incluyente
Ecuador es un territorio profundamente diverso, no solo en su geografía y biodiversidad, sino sobre todo en su riqueza cultural y étnica. En su interior conviven pueblos y nacionalidades con historias, lenguas, tradiciones, cosmovisiones y expresiones propias. Esta pluralidad no es una debilidad, como en ciertos momentos de la historia se intentó hacer ver, sino una fortaleza que enriquece la identidad nacional y proyecta al país hacia un modelo más humano e inclusivo.
El reconocimiento constitucional de Ecuador como un Estado intercultural y plurinacional no fue un simple cambio de terminología, sino un compromiso ético, político y social con la construcción de una nación donde la diversidad sea visibilizada, respetada y celebrada. Sin embargo, este ideal aún enfrenta desafíos: el racismo estructural, la exclusión histórica de pueblos indígenas y afroecuatorianos, y las desigualdades sociales siguen limitando el ejercicio pleno de derechos.
Hoy más que nunca, el país necesita liderazgos inclusivos que fortalezcan la cohesión social sin anular las diferencias. La verdadera unidad no significa uniformidad, sino la capacidad de convivir en armonía reconociendo la dignidad de todas las identidades. En una sociedad diversa, el respeto a la forma de pensar, sentir y vivir del otro es fundamental para una convivencia pacífica. Lo que uno interpreta como “seis”, puede parecer “nueve” para otra persona; por eso el diálogo y la empatía son esenciales para construir acuerdos comunes.
La discriminación étnica o racial carece de sustento moral y humano. La historia, la filosofía y hasta la fe nos recuerdan el valor de la diversidad. Como ejemplo simbólico, uno de los tres Reyes Magos en la tradición cristiana era de raza negra, lo que reafirma que todas las culturas tienen el mismo valor ante Dios y ante la humanidad.
La interculturalidad no es una amenaza, sino un puente que fortalece la justicia social, la igualdad y la democracia. Las personas valen por lo que construyen con su mente y su corazón, no por el color de su piel, su apellido o el dinero que tienen en el bolsillo. Ecuador debe avanzar hacia un modelo social donde ser diferente no sea motivo de exclusión, sino una oportunidad para aprender, crecer y convivir.
En definitiva, la unidad en la diversidad no es solo un ideal constitucional: es una necesidad urgente para consolidar un Ecuador más justo, equitativo y solidario. Reconocer nuestra diversidad no nos divide; nos humaniza y nos fortalece como nación.
Conclusión
La interculturalidad y la plurinacionalidad en Ecuador representan una apuesta histórica por un país más justo, democrático y humano. La diversidad étnica no es solo un dato demográfico, sino un patrimonio cultural que se expresa en lenguas, saberes ancestrales y formas de organización comunitaria, pese a siglos de colonización y exclusión.
La desigualdad en Ecuador tiene un rostro étnico: muchos pueblos indígenas y afroecuatorianos viven en pobreza, con acceso limitado a educación, salud y oportunidades productivas, resultado de estructuras sociales y políticas históricas. Las economías indígenas basadas en la reciprocidad y el respeto a la naturaleza muestran que es posible un desarrollo sostenible y solidario, centrado en la vida y no en la acumulación de capital.
Cerrar estas brechas requiere un Estado que actúe con justicia histórica, garantice derechos territoriales, fortalezca la educación intercultural bilingüe, erradique el racismo institucional y promueva la participación efectiva de todos los pueblos. La unidad en la diversidad no significa uniformidad, sino convivir respetando las diferencias y construyendo un proyecto común basado en inclusión, equidad y justicia. La interculturalidad es un camino en construcción, que exige pasar del discurso a la acción para que la diversidad inspire y enriquezca a toda la nación.
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