Apoyamos decididamente el Decreto 111 de declaratoria de conflicto armado a pesar de que al presidente de la República se le fugaron Fito y Colón Pico, de que aún no recupera el control de cinco cárceles, ni rescatan a los rehenes y además de que persiste en un acuerdo con el correísmo involucrado en el Caso Metástasis.
Sin embargo, no estamos de acuerdo con que el Presidente le meta la mano al bolsillo de la gente al intentar subir el IVA cuando hace menos de un mes aprobó una reforma de exoneraciones a las grandes empresas, incluidas aquellas relacionadas con su grupo familiar.
¿Cómo es posible que luego de perdonar a los grandes deudores ahora pretendan cobrar a los pobres y la clase media el costo de la crisis?
Hace pocas semanas el presidente Noboa aprobó junto al correísmo y el PSC una reforma tributaria que perdonaba impuestos a los más grandes deudores; que incluía exoneraciones para deducirse pagos de choferes, niñeras y trabajadores domésticos, e inclusive la devolución de IVA a los grandes constructores. Esperábamos que el nuevo proyecto tributario del presidente Noboa derogue todas esas exoneraciones para ser consecuente con una posición de sacrificio, pero no lo ha hecho.
¿Y la focalización de subsidios?
El país gasta más de 4 mil millones anuales en subsidios; mucho de ese dinero va al contrabando, al procesamiento de cocaína, y a quienes no lo necesitan. El gobierno anunció que trabaja en un plan de focalización de subsidios, ¿en dónde está? ¿por qué no lo hacen?
¿En dónde está el plan de reducción de gasto del Gobierno?
No hay una sola propuesta concreta para reducir el tamaño del Estado. Al contrario, gastos superfluos siguen apareciendo la plataforma de compras públicas: 2.5 millones de publicidad de la Presidencia; 400 mil de publicidad del Banco Central; más de 100 mil dólares de publicidad de CNT para La Posta. ¿En dónde está el sacrificio del Gobierno?
El gobierno tiene otras opciones: reduzca a la mitad los ministerios, reduzca el 10% de los gastos del Estado, sin afectar salud ni educación, focalice los subsidios, ponga a la venta empresas públicas que en manos del Estado son ineficientes y focos de corrupción, elimine gastos superfluos como todos los de comunicación, ponga un impuesto a las ganancias extraordinarias de los Bancos o de las empresas mineras; luego de agotar esas opciones discutamos un impuesto que afecta sin distinción a quienes ya son víctimas de esta crisis.
