Opinión
Breves Reflexiones sobre el Futuro Político de Zamora Chinchipe y el Ecuador

Por Alcibar Lupercio
Quiero llegar con un saludo cordial y muy respetuoso a todos quienes vivimos en esta tierra amazónica, Zamora Chinchipe. Mi nombre es Alcibar Lupercio, un ciudadano con sueños, como todos; que comparte los anhelos de los más de 110,000 habitantes que esta provincia abraza. Hoy nos encontramos a las puertas de vivir nuevas elecciones, donde hay una esperanza palpable de grandes cambios, no solo en la provincia, sino también en el país.
En este punto de nuestra historia, los ecuatorianos clamamos por cambios, pero, paradójicamente, esto no se compagina con la actuación de muchas de las autoridades que hoy tenemos. A lo mejor es porque hemos vuelto a elegir a la mayoría de los mismos de siempre, aquellos vinculados con actos de corrupción, narcopolítica y estructuras criminales. No hace falta nombrar a estos ejemplos claros de mala praxis, pues su sombra oscurece nuestro panorama político a nivel nacional.
¿Qué necesitamos para que el país tome el rumbo que todos anhelamos?. La respuesta es simple: madurar y abrir las puertas a una nueva y renovada era política. Esto significa dar el salto necesario, apostar por nuevos rostros políticos, personas con valores y principios sólidos, que no traicionen su palabra, y mucho menos su ética y moral. Necesitamos hombres y mujeres comprometidos con los objetivos comunes, no con intereses personales, familiares o de grupo. Necesitamos autoridades que caminen junto al pueblo, liderando cambios en lo social, moral, cívico, cultural y disciplinario. El cultivo de estos valores se ha descuidado y nos están llevando al abismo.
Un ciudadano revestido con perfil de un buen político se lo advierte hasta en rasgos pequeños como el respeto y fomento de la cultura, en el respeto a los símbolos patrios y en la celebración de las fechas cívicas. La moral de un pueblo debe resaltar en todo momento, cuando logremos arraigar en nuestra gente la solidaridad y los valores mencionados, habremos dado inicio a un camino con grandes frutos.
Con las próximas elecciones viene la expectativa de los candidatos a asambleístas para ocupar una curul en el Parlamento Nacional en representación de nuestra provincia, la población nuevamente se verá en un escenario de encrucijada e incertidumbre y como es lógico aún no tiene claro por quién votar ya que tendrá varias opciones para elegir; pero lo que el pueblo si lo tiene muy claro es por quien no votará: por aquellos que abrazan el populismo, las mentiras y los discursos trillados, y por quienes están vinculados a sectores que han saqueado al país, por quienes han sembrado la violencia y la inseguridad. La administración pública debe estar en manos de personas honestas y transparentes, dispuestas a dar lo mejor de sí, incluso su vida, por un futuro mejor y un buen camino es dar la oportunidad a quienes hablen con la verdad y denoten una voz decidida a defender los altos intereses de la población.
Personalmente me quedo con lo mío, y con ser “la voz de aquellos que a menudo han sido olvidados,” que son la mayoría. Por eso, invito a seguir labrando un camino que no sea para un grupo, ni de 24 ni de 48 horas de triunfo, sino para un cambio profundo y duradero, con una sucesión de actores de experiencia y juventud. Hoy, invito a unirnos en ese camino de espinas y flores, un camino donde tomar una decisión para dar el primer paso no es nada fácil, pero que lo debemos recorrer con meticulosa decisión, valentía y junto al pueblo. Necesitamos mentes frescas, innovadoras y con gran capacidad para lograr los cambios que tanto deseamos.
Que estas elecciones sean el inicio de un nuevo capítulo en la historia de Zamora Chinchipe y de todo Ecuador, un capítulo escrito por y para la gente, con honestidad, valentía y compromiso. Solo así podremos ver realizados los sueños y anhelos de nuestra querida provincia y de nuestro país.
Noticias Zamora
Oro entre la esperanza y la exclusión: el grito silenciado de Zamora Chinchipe

Por: Alcíbar Lupercio – Periodista comunitario.
En este pedazo de la Amazonía ecuatoriana, donde el verde espeso de la selva se funde con el sudor del trabajo honrado, la tierra guarda un tesoro tan brillante como polémico: el oro. Desde su redescubrimiento en la década de los 80, cuando las minas de Nambija abrieron sus entrañas a la esperanza, la provincia de Zamora Chinchipe no volvió a ser la misma. Pero el oro, que debía traer desarrollo, ha terminado sembrando conflicto, división y desconfianza.
No fue la riqueza la que trajo primero a los habitantes, sino la necesidad. En los años 60, cuando la sequía azotaba a Loja, muchos migraron hacia esta provincia. Vinieron con la firme decisión de hacer patria, de habitar estas tierras que también eran codiciadas por intereses extranjeros. Aquí alzaron la bandera del Ecuador, hombro a hombro con los pueblos originarios, como el shuar, defendiendo con valor un territorio que otros intentaban arrebatar. Hoy, medio siglo después, la amenaza no viene del vecino país, sino de los tentáculos de poder económico –nacional e internacional– que han descubierto en Zamora no solo un suelo fértil, sino un botín dorado que se pretende arrancar sin importar el costo social o ambiental.
La minería, legal o no, ha sido durante décadas el motor económico de esta provincia. Miles de familias han vivido de ella, han puesto pan en sus mesas, han pagado estudios y han generado empleo donde el Estado ha estado ausente. Y sin embargo, son precisamente esos pequeños mineros los que hoy son estigmatizados, perseguidos y silenciados. El discurso de la defensa del medio ambiente se ha vuelto el nuevo dogma de los poderosos para legitimar el despojo y marginar a los verdaderos actores del territorio.
La criminalización de la pequeña minería, en contraste con la permisividad hacia las transnacionales, es una paradoja que hiere. Se persigue al campesino que extrae oro con sus propias manos, mientras se abren las puertas a quienes vienen con maquinaria pesada, contratos blindados y respaldo político. Se ignora que el problema no es la minería, sino la falta de regulación justa, de acompañamiento técnico, de créditos, de capacitación, de visión de Estado.
Hoy no hay dinero en las calles de Zamora. La paralización minera no solo afecta a los mineros, sino a los comerciantes, transportistas, productores, emprendedores. Se detuvo el flujo económico y con él, el aliento de una provincia que ha aprendido a sostenerse casi sola. La pobreza golpea con fuerza, mientras las autoridades locales miran de lejos, sin proponer soluciones ni liderar un verdadero diálogo.
No se puede andar sobre oro y vivir en la miseria. No se puede exigir cuidado ambiental sin ofrecer alternativas reales. Y no se puede llamar ilegal a quien ha trabajado la tierra por generaciones, mientras se legaliza, con leyes a la medida, a los grandes capitales.
La solución no está en la represión, ni en el silencio cómplice. Está en la regularización, en el acompañamiento, en la justicia social y en el respeto por quienes han sostenido esta provincia sin ayuda estatal. Está en mirar con seriedad a la pequeña minería y reconocer su aporte al tejido económico local. Está en sembrar paz, diálogo, desarrollo y dignidad.
Zamora Chinchipe no es solo un mapa minero. Es un territorio de historia, de lucha, de cultura y de gente que merece vivir con derechos, no con dádivas. El Estado tiene una deuda histórica con esta provincia, y es momento de saldarla con políticas públicas reales, no con persecuciones disfrazadas de legalidad.
Los mineros no son delincuentes. Son emprendedores, padres y madres de familia, ciudadanos que exigen ser reconocidos. Y su grito, aunque intenten callarlo, retumba en las montañas que alguna vez defendieron héroes anónimos. Porque esta tierra, rica en recursos, no puede seguir empobrecida por decisiones centralistas ni por intereses ocultos.
Legalizar la pequeña minería, apoyar al productor, invertir en infraestructura social, y erradicar la corrupción que se esconde en las instituciones del Estado no es una opción: es una urgencia ética. De lo contrario, nos estaremos auto eliminando como sociedad y como país.
Es tiempo de unidad. Es tiempo de verdad. Es tiempo de justicia.
Noticias Zamora
Un buen padre deja huellas, no cicatrices

Noticias Zamora
La nueva regulación del consumo de drogas y su impacto en la sociedad ecuatoriana

El 7 de junio de 2025, la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó la Ley Orgánica de Solidaridad Nacional, una reforma integral que busca fortalecer la lucha contra el crimen organizado. Esta ley introduce cambios significativos en la regulación del consumo de drogas, reemplazando la anterior «Tabla de Drogas» por un sistema más técnico y contextualizado.
La Tabla de Umbrales de Consumo, también conocida como «Tabla de Drogas» establecida en 2013 por el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (CONSEP), fijaba cantidades máximas de diversas sustancias que una persona podía portar para que se considerara consumo personal y no tráfico ilícito. Sin embargo, en noviembre de 2023, el presidente Daniel Noboa derogó esta tabla mediante el Decreto Ejecutivo N.º 28, argumentando que facilitaba el microtráfico al permitir que se encubriera como consumo personal el tráfico de pequeñas cantidades. Esta eliminación dejó un vacío legal que fue parcialmente cubierto por una resolución de la Corte Nacional de Justicia número 14-2023, instruyendo a jueces y fiscales a evaluar caso por caso, basándose en análisis meticuloso del caso en concreto.
La Ley Orgánica de Solidaridad Nacional, aprobada el 7 de junio del 2025, reforma el artículo 228 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) para establecer que los parámetros para determinar el consumo personal de drogas serán fijados y actualizados mediante una resolución conjunta entre el Ministerio de Salud Pública, la Fiscalía General del Estado y el Consejo de la Judicatura. Lo que busca evitar la criminalización de los consumidores y garantizar que no se confundan con traficantes por la sola posesión de una cantidad determinada.
La nueva normativa establece que no se presumirá el consumo de drogas en ningún caso. Por lo tanto, será requisito obligatorio la realización de pericias toxicológicas o psicológicas antes de emitir cualquier decisión o informe legal correspondiente. Lo cual permite una evaluación más justa y precisa de cada situación, diferenciando claramente entre consumo personal y microtráfico.
Aunque la reforma ha sido vista como un avance hacia un trato más justo para los consumidores, algunos expertos en derecho penal han cuestionado la participación de entidades judiciales en la definición de parámetros técnicos sobre adicciones, argumentando que se trata de un tema de salud pública que requiere la intervención de especialistas. Además, la implementación efectiva de estos nuevos criterios dependerá de la capacitación y coordinación entre las instituciones involucradas.
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