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Consejo Electoral prepara las directrices con las que se organizarán las seccionales del 2023

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Desarrollar el plan piloto para el voto telemático y un cambio en los padrones electorales que se entregan a las Juntas Receptoras del Voto son las novedades que podrían aplicarse para las elecciones seccionales y de los siete vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) del 2023.

Este martes, el pleno del Consejo Nacional Electoral (CNE) prevé debatir y plantear sus consideraciones a las directrices que se aplicarán para los comicios que se realizarán en febrero del 2023.

En los próximos días, el CNE en conjunto con el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) deberá aprobar el calendario electoral para organizar el proceso, que arrancará con la declaratoria del periodo electoral, el mismo que se estima para este 26 de febrero.

Como parte de esas actividades, está la de avanzar en el desarrollo del voto telemático, en especial, para los ecuatorianos residentes en el exterior.

Es la disposición transitoria novena del Código de la Democracia la que establece que el organismo debe implementar “proyectos piloto de voto electrónico, telemático y por correspondencia, para que sean aplicados en el exterior en el proceso electoral subsiguiente a las elecciones generales posteriores a la vigencia de la ley”. Es decir, en el sufragio de febrero del 2023.

La propuesta que está en ciernes es implementar el voto telemático en unas 50 zonas electorales, ubicadas en las Circunscripciones Especiales del Exterior de Europa, Asia y Oceanía; de Estados Unidos y Canadá; y de América Latina, el Caribe y África.

Para ello, se analiza aplicar una fase previa de empadronamiento.

En tanto, en el territorio nacional se podría ejecutar un Plan Piloto de Voto Electrónico, que dependerá del presupuesto con el que cuente el Consejo.

Para esto, se elaboraría un registro electoral (padrón) biométrico, y se tomarían como muestra unas 4.000 juntas receptoras del voto. Este plan deberá evaluar la tecnología con la que cuente el Consejo y el presupuesto que asigne el Gobierno nacional.

Otra propuesta que se presentó es añadir un casillero en el padrón electoral que se entrega a los miembros de las JRV, en el que se escribirá si el elector votó o no votó. En el pleno se explicará en qué contribuirá esta medida.

Actualmente, estos documentos contienen la foto del ciudadano, el nombre y apellido y el espacio para la firma.

Por otra parte, las áreas técnicas de la institución plantean que se mantenga el número de 350 electores por cada Junta Receptora del Voto (JRV) debido a que, en comparación con las últimas elecciones nacionales del 2021, se redujo el tiempo de votación, que tomaba hasta 30 segundos.

Enrique Pita: Renovación de equipos informáticos tiene que darse y considerarse en el nuevo presupuesto

En tanto, en las JRV del exterior serían 800 electores por el porcentaje de participación de procesos anteriores.

Para el día de la votación se propone que haya dos urnas: una para que se depositen los votos de alcaldes y prefectos; y otra, para las papeletas de concejales, miembros de juntas parroquiales y las de los candidatos a ser consejeros del CPCCS.

El escrutinio (conteo de votos) se iniciaría con las papeletas de prefectos, alcaldes, concejales, juntas parroquiales; luego de las candidatas mujeres al CPCCS, de los hombres, y finalmente de los postulantes de los pueblos y nacionalidades.

Se planteará que los biombos sean de materiales como plástico, acrílico, policarbonato o similares para aplicar procesos de desinfección, por efecto de la pandemia del coronavirus.

Para el escogimiento de los miembros de las juntas, se excluirá a aquellos cuya edad fluctúe entre los 16 y 17 años; y a los mayores de 60 años, personas con discapacidad y enfermedades catastróficas.

El CNE trabajará en que las notificaciones se hagan principalmente de manera electrónica por la crisis sanitaria y se buscará coordinar compensaciones no económicas para quienes sean escogidos y acudan a integrar las mesas.

También por la pandemia, se elaborará un catastro nacional de las instituciones educativas para incrementar los recintos electorales que permitan ejecutar las recomendaciones sanitarias, como mantener el distanciamiento social entre los miembros de las Juntas y los votantes. (I)

Corporación Participación Ciudadana entrega al CNE su propuesta de reformas electorales

La Corporación Participación Ciudadana (PC) entregó al Consejo Nacional Electoral (CNE) su propuesta de reformas al Código de la Democracia, enfocada en mejorar el sistema de partidos y movimientos políticos.

Fue el vicepresidente del CNE, Enrique Pita, quien recibió la propuesta presentada por PC, representada por su directora, Ruth Hidalgo y catedráticos y actores de la sociedad civil como Medardo Oleas, Simón Pachano, Arturo Moscoso, entre otros. El evento se dio mediante una reunión virtual, realizada este lunes.

Los temas que se plantean son el porcentaje de firmas que deben entregar quienes aspiran a inscribir un partido o movimiento político, su alcance territorial, que cuenten con un registro de los afiliados actualizados a nivel nacional, la alternabilidad de sus directivas; y entre otras, que se eliminen los distritos para “consolidar” la representación en la Asamblea Nacional.

La expectativa de la sociedad civil es que este paquete de reformas se debata en la Legislatura y sea aprobado antes de las elecciones presidenciales que se realizarán en el 2025. (I) Fuente: El Universo

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TCE admite denuncia en contra de Luisa González por el manejo de las cuentas de campaña de 2023

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Un juez del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) admitió a trámite una denuncia presentada por la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE)Diana Atamaint, en contra de la excandidata presidencial Luisa González y miembros del movimiento correísta Revolución Ciudadana (RC) por el manejo de las cuentas de campaña de las elecciones anticipadas de 2023.

Además de González, en su calidad de representante legal de la RC, la denuncia incluye a Karina Zambrano, responsable del manejo económico del partido; Francisco Hidalgo, jefe de campaña; y a los candidatos principales y suplentes a asambleístas nacionales que se presentaron en esos comicios, entre los que está Pierina Correa, hermana del expresidente Rafael Correa (2007-2017).

Atamaint los denuncia por el cometimiento de una presunta infracción estipulada en el artículo 281 de la ley electoral, que señala que las organizaciones políticas que no presenten los informes con las cuentas, el monto de los aportes recibidos, la naturaleza de los mismos, su origen, el listado de contribuyentes, su identificación plena y respaldos de ingresos y egresos recibirán una sanción que va desde una multa económica a la suspensión de los derechos políticos de dos a cuatro años.

A finales de octubre, el expresidente Correa ya había alertado de que el CNE los había denunciado ante el TCE con el supuesto objetivo de sancionarlos y eliminarlos como partido.

Sin embargo, Atamaint señaló en ese entonces que se trataba de un procedimiento que se realiza a todas las organizaciones que tienen inconsistencias en sus cuentas de campaña.

La excandidata del correísmo tacha de persecución política

Luisa González aseguró este sábado en su cuenta de X que el movimiento ha tenido que «enfrentar las miserias de un CNE entregado al Gobierno y dedicado a perseguir a todos los oponentes políticos».

El pasado miércoles otro juez admitió a trámite una primera denuncia interpuesta por Atamaint en contra de González y de Andrés Araúz, candidato a vicepresidente en esas mismas elecciones anticipadas de 2023, en las que ganó el actual presidente, Daniel Noboa.

Esa denuncia es por el manejo de las cuentas de campaña del binomio presidencial, aunque el juez no definió aún la fecha de la audiencia. Fuente: Vistazo

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Comuneros del Sur, la nueva disidencia guerrillera que avanza hacia Ecuador y complica más la frontera norte

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La alarma se encendió en la semana del 17 de noviembre de 2025. En esos días circularon imágenes en redes sociales que mostraban a hombres armados con fusiles de largo alcance, equipos de combate y comunicación caminando por las calles de la parroquia Goaltal, cantón Espejo, provincia de Carchi.

En su indumentaria eran visibles distintivos que pertenecerían a los Comuneros del Sur. Aunque, inicialmente, no hubo un pronunciamiento público de las Fuerzas Armadas, Policía o autoridades gubernamentales de Ecuador, la respuesta se concretó días después a través de una operación espejo y coordinada con el Ejército de Colombia.

El operativo conjunto culminó en un combate de dos horas en territorio colombiano, específicamente en el municipio de Cumbal, Nariño; a pocos kilómetros del límite fronterizo. Como resultado, mandos del Ejército de Colombia confirmaron la muerte de dos guerrilleros del Frente Comuneros del Sur en la vereda Tiuquer.

La operación militar mostró más resultados, el 28 de noviembre de 2025. El Ministerio de Defensa de Ecuador informó del desmantelamiento de dos campamentos en el cantón Espejo. Estos sitios fueron identificados como “centros de abastecimiento logístico” del los Comuneros del Sur.

En el lugar, soldados ecuatorianos incautaron 2.360 municiones, uniformes “tipo guerrillero” y neutralizaron un artefacto explosivo tipo trampa. Según la cartera de Estado, esta operación generó una afectación de USD 120.000 a la disidencia, debilitando “significativamente su capacidad operativa y de sostenimiento”.

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Esta es la primera vez que se evidencia la presencia de este grupo guerrillero en el lado ecuatoriano de la frontera. Esto luego de la decisión del presidente Daniel Noboa, tomada en mayo de 2025, de catalogar como grupos armados organizados al Frente Comuneros del Sur, el Frente Oliver Sinisterra y a los Comandos de la Frontera.

Una nueva disidencia al panorama
El Frente Comuneros del Sur es una facción disidente del Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo guerrillero de origen de izquierda que experimentó una considerable expansión en Colombia —en los territorios cercanos a Ecuador— tras la desmovilización de las FARC, en 2016.

Según reportes de medios colombianos, la disidencia surgió de las divisiones internas relacionadas con el proceso de paz en Colombia y la economía del narcotráfico. El ELN mantiene una considerable presencia en los departamentos colombianos de Putumayo, Nariño y Cauca, con el Frente de Guerra Suroccidental que agrupa a unos diez frentes y cuenta con aproximadamente 520 combatientes.

El Frente Comuneros del Sur, bajo el liderazgo de alias ‘HH’, opera principalmente en las zonas rurales de Tumaco y Barbacoas, Nariño (fronterizo con Ecuador). Las autoridades colombianas señalan que este frente está involucrado en el narcotráfico, encargado de transportar la coca producida localmente, proteger los laboratorios y cobrar un «impuesto al gramaje» por cada kilo de coca procesado por otros grupos.

Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la ONU, en 2022 se detectaron 59.746 hectáreas de cultivos de coca solo en Nariño. Además, informes de inteligencia de la Policía y de las  Fuerzas Armadas de Ecuador indican que el Frente Comuneros del Sur también está involucrado en la minería ilegal y el cobro de extorsiones en áreas de Carchi y Esmeraldas.

Este grupo se distanció de la cúpula central del ELN (Comando Central o COCE) por su voluntad de adherirse a los diálogos regionales de paz impulsados por el gobierno de Gustavo Petro. El 12 de marzo de 2024, el frente expresó públicamente su «voluntad, compromiso y participación de paz desde los territorios», en Nariño.

La presencia de la disidencia Comuneros del Sur en Ecuador, según datos militares ecuatorianos, se enmarca en la expansión del ELN que se ha apalancado por ingresos del narcotráfico, la minería ilegal, secuestros y extorsiones.

Los informes indican que el Frente Comuneros del Sur usan Carchi y Esmeraldas como sitios de descanso, refugio y corredores logísticos para abastecimiento de armas, explosivos, combustibles y víveres. Adicionalmente, hay registros de reclutamiento forzado de jóvenes de 17 a 20 años para enviarlos a centros de adiestramiento en Colombia.

Un acto más en la conflictiva frontera norte
La presencia de los Comuneros del Sur en Ecuador forma parte de una realidad más amplia y complicado. En los últimos años, según los informes anuales de la Unodc, el país ha dejado de ser un simple corredor logístico de la cocaína para convertirse en un campo de operaciones para grupos criminales transnacionales.

Incluso, en octubre de 2024, el presidente Daniel Noboa reportó la existencia de 2.000 hectáreas de cultivos de coca en la frontera norte ecuatoriana, una cifra sin precedentes basada en un Informe Geoespacial de Cultivos Ilícitos entregado por el Gobierno de Estados Unidos a Ecuador. Aunque, finalmente, ni hubo ninguna confirmación oficial de esa cantidad de hectáreas supuestamente sembradas.

Ese mismo documento identificó a 11 bandas criminales que operan en la frontera, seis ecuatorianas y cinco colombianas. Del lado ecuatoriano, el documento señala la operación de Los Lobos en Carchi, Sucumbíos y Esmeraldas. En Esmeraldas, también se identifican a Choneros, Águilas, Patones, Tiguerones y Gángsters.

Del lado colombiano, se ha identificado la operación de disidencias de las FARC como el Frente Alonso Cano y el Frente Urías Rondón en Esmeraldas; el ELN (del cual se escindieron los Comuneros del Sur) y el Frente Alonso Cano en Carchi; y los Comandos de la Frontera y el Frente Carolina Ramírez en Sucumbíos. A los que se sumarían los Comuneros del Sur.

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Los grupos colombianos que operan en esta frontera son residuales de guerrillas, y han mutado hacia el narcotráfico como principal fuente de financiamiento. Estos grupos han generado alianzas con cárteles mexicanos y con bandas ecuatorianas, que brindan servicios logísticos esenciales como el transporte y el almacenamiento de droga. Fuente: Primicias

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Las candidaturas y el control de la Revolución Ciudadana aumentan la división entre los correístas

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Después de las fiestas de diciembre, la Revolución Ciudadana (RC) entrará en un año decisivo para su futuro en la vida política: debe elegir a su nuevo presidente nacional. Esto después del fracaso de la doble candidatura de Luis González, quien además ha estado a la cabeza de la agrupación.

Y aunque casa adentro lo nieguen, el malestar de varios cuadros al interior de la agrupación, debido al manejo del movimiento por parte de ciertos líderes, es cada vez más público y notorio. Y el principal grupo que enfrenta esa discordia es el de las autoridades locales electas por la lista 5.

Una primera evidencia salió a la luz con la carta que le enviaron al expresidente cuatro prefectos y un alcalde, para solicitar un espacio de diálogo. Después de que Correa y González iniciaran una campaña para descalificar los resultados electorales de 2025 bajo la sombra de un fraude que nunca lograron probar.

Ese distanciamiento había sido evidente desde mucho antes, pero solo en ese momento se confirmó que las cinco figuras consideraban que la RC vive una desconexión de los problemas profundos del país y que ponían en duda la dirección de González.

Como es usual, esto desencadenó la indignación de Correa, que puso como tarima para la discusión a las redes sociales. Desde entonces las cosas no han mejorado. Y estos perfiles de la Revolución han optado por mantener su rumbo individual, sin atreverse tampoco a optar por una desafiliación.

Y el problema es que ambos dependen mutuamente del otro. La mayoría de perfiles de la lista 5 no conseguirían mantener sus puestos sin el membrete correísta y Correa, sin sus candidatos con más experiencia, no podría ocupar espacios de poder en las siguientes elecciones.

Sin embargo, al exmandatario parece no importarle incrementar esa brecha entre sus representantes locales. Correa no ha tardado en lanzar críticas públicas en ningún caso y los demás también mantienen la tradición de exponer sus diferencias:

«Me opondré a cualquier candidato tibio», dijo Correa tras el anuncio de Pabel Muñoz de buscar la reelección de la alcaldía de Quito.
«Si esto se acepta, soy yo el que estoy de más», amenazó Correa tras la reunión entre Marcela Aguiñaga y Lourdes Tibán y le quitó el respaldo para la reelección a la Prefectura de Guayas.

Luisa González dijo públicamente que «muchas autoridades no deberían repetir como candidatos», refiriéndose a Aguiñaga y Aquiles Alvarez.
Mientras que Alvarez le pidió a la excandidata presidencial que se tranquilice.

Aguiñaga fustigó a González diciéndole que «quisiera que vivas lo que significa ganar una seccional».
Estas escenas en la tarima digital refuerzan la tradición del correísmo de no resolver sus pugnas a lo interno y ratifican que el debate dentro de la organización no existe, corroborando lo que han dicho quienes abandonan el movimiento o son declarados traidores.

Y justamente eso es lo que estará en juego en la elección del próximo presidente nacional de la agrupación, en la convención que se realizará en enero, para nombrar al sucesor de González y acordar el futuro del movimiento.

Sin embargo, pese a que la Revolución Ciudadana tiene como ventaja contar con más perfiles que todos los demás partidos políticos, el único nombre que se ha anunciado ha sido el de Felipe Vega de la Cuadra, considerado un leal aliado de Rafael Correa, pero que no ha estado públicamente en las filas del movimiento desde hace mucho tiempo.

Esto refleja otro problema, que pese a captar cuadros jóvenes y evidenciar en las elecciones nacionales los cambios que exige el electorado, el correísmo sigue atorado en la fidelidad a su máximo líder y no en la renovación de propuestas y estrategias.

Pero quien sea que encabece el próximo buró del movimiento deberá enfrentarse al reto de canalizar la selección de miles de candidatos para las elecciones locales de 2027. Esos resultados definirán la supervivencia de la que fue la mayor fuerza política del país hasta 2017, que podría recuperar espacios o desaparecer del mapa electoral.

Un contexto que no cambia
El correísmo enfrenta su peor momento desde su renacimiento, en agosto de 2021, cuando se apropió de la lista 5, antes inscrita como Fuerza Compromiso Social. Ese movimiento les ha permitido participar bajo una bandera propia en las elecciones seccionales de febrero 2023, las extraordinarias de agosto de 2023, y las presidenciales de 2025.

Sin embargo, su popularidad electoral ha ido disminuyendo, especialmente con los constantes escándalos de corrupción que rodean a sus principales figuras y a muchos de sus antiguos cuadros y aliados, con los que compartieron el poder entre 2007 y 2017.

Pero, pese a ello, la tendencia política mantiene todavía una base electoral representativa, especialmente en comparación a la mayoría de agrupaciones políticas nacionales que agonizan en su intento de sobrevivir a los ciclos electorales. Y esto le ha permitido mantener espacios en la Asamblea Nacional y en los gobiernos locales.

Por ejemplo, en 2023 lograron quedarse con las alcaldías de Quito, Guayaquil, Santo Domingo y Esmeraldas y las prefecturas de Pichincha, Guayas, Manabí, Azuay, Imbabura, Sucumbíos. A esto sumaron después 67 curules legislativas en 2025.

No obstante, toda esa representación política ha ido diluyéndose. Y el factor común en la mayoría de disputas internas son los choques con su presidente vitalicio y líder histórico, Rafael Correa. Con el que varios miembros de la Revolución han preferido mantener distancia.

Más allá de que la bancada correísta ha ido perdiendo miembros y hay lealtades cuestionadas, el exmandatario ha mantenido una férrea defensa de la que escogió como su heredera, pese al fracaso que tuvo en la dirección de la Revolución Ciudadana.

Y gran parte de los resultados electorales negativos, en las últimas dos presidenciales, se debió justamente a que Luisa González mantuvo las mismas líneas de Correa, sin emitir ni un solo criterio que difiriese del suyo. Lo que la llevó a sostener, por ejemplo, el reconocimiento del vilipendiado Nicolás Maduro.

En eso también ha contribuido el mismo expresidente, con cada estallido en redes sociales, que ponía en apuros a los militantes de la lista 5 que permanecen en Ecuador y que ocupan espacios de poder. La magnitud de ese problema fue corroborada con la difusión de los chats del caso «ligados», donde algunos jóvenes perfiles de la Revolución pedían que alguien le quite el teléfono a su líder. Fuente: Primicias

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