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Desarrollo urbano sostenible aún depende de cumplimiento de planes municipales que no están actualizados y que poco se aplican en la práctica

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La expansión de las ciudades ecuatorianas está marcada por los asentamientos irregulares en los que las personas viven en condiciones deplorables hasta que el Municipio correspondiente consolida estas áreas como parte de la zona urbana.

Tras décadas después llega la regularización de los predios, los servicios formales de luz eléctrica, agua potable por red, los sistemas alcantarillado sanitario y pluvial, para finalmente planificar las veredas, bordillos y la pavimentación de las calles.

Hay un desarrollo inverso alimentado por la migración del campo a la ciudad, el abuso de los invasores de tierras que cobran una especie de alquiler a los recién llegados y la especulación en el precio del suelo al alza, sobre todo de los predios más cercanos a las vías principales o la obra pública que se diseña y construye.

Es una situación sujeta a planes de ordenamiento territorial que poco se aplican en la práctica. En la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre desarrollo urbano sostenible Hábitat III, realizada en Quito en el 2016, se creó una agenda que Ecuador y el resto de países deben cumplir para frenar esa realidad.

Xavier Cobeña, coordinador de proyectos en el país del Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU Hábitat), afirma que uno de los propósitos del organismo es la promoción de esta nueva Agenda Urbana, que incluye objetivos como la densificación de las ciudades para frenar un crecimiento horizontal.

“Después de Hábitat III ayudamos al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) en la elaboración de las guías para la planificación física de las ciudades y colaboramos en el proceso de construcción de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo (LOOTUS aprobada en junio del 2016) y posteriormente su reglamento (publicado en abril del 2019). Esto está en proceso de implementación”, dice.

El plazo que dio este marco jurídico para que los Gobiernos autónomos descentralizados municipales y metropolitanos creen sus planes de uso y gestión del suelo feneció el 13 de septiembre de 2021.

La Superintendencia de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión del Suelo (SOT) creada por la LOOTUS, con sede en Cuenca, es la entidad que hace seguimiento al cumplimiento de este plazo.

“El objetivo es que este sea un instrumento que permita a las ciudades pequeñas e intermedias que tienen un cierto margen de maniobra lograr un desarrollo sostenible porque el crecimiento espontáneo de las ciudades se da por el descuido de las administraciones, pero también por una gran presión económica de las familias que migran del campo a la ciudad, entonces no hay vivienda social y el único mecanismo que encuentran es a través del tráfico de tierras”, sostiene Cobeña.

Una de las opciones amparada en la LOOTUS es que la administración municipal tenga la potestad de hacer declaraciones de reservas de suelo en las zonas hacia donde crece la ciudad, que permitan que el precio de la tierra permanezca estable.

“En las ciudades más grandes como Quito y Guayaquil, donde hay un mercado inmobiliario más dinámico, da la posibilidad de que la administración municipal pueda hacer lo que en otros países se conoce como venta de altura, en nuestra legislación sería la concesión onerosa de derechos que es permitir edificaciones más altas siempre y cuando ese proyecto inmobiliario pueda pagar a la ciudad para poder reinvertir en el equipamiento, la infraestructura”, añade el especialista.

La SOT tiene capacidad sancionadora y su misión es vigilar y controlar los procesos de ordenamiento territorial, uso y gestión de suelo, hábitat, asentamientos humanos y desarrollo urbano, competencia que recae en los Gobiernos autónomos descentralizados (GAD).

“No sé los datos exactos porque aún no han sido publicados, pero sé que muchos de los 221 municipios del país no han cumplido con este plazo. Los más grandes e intermedios sí han cumplido como Quito, Manta y Portoviejo”, dice Cobeña.

Hay casos positivos de aplicación de la LOOTUS en Portoviejo y Cuenca

Instalar infraestructura con viviendas sociales y que luego lleguen las personas es uno de los objetivos del desarrollo urbano sostenible, es decir, invertir lo que ha ocurrido históricamente con la invasión y el tráfico de tierras.

Hay experiencias positivas en Portoviejo y Cuenca. La Municipalidad de la capital manabita no redefinió sus límites urbanos para frenar un crecimiento de la ciudad sobre las zonas agrícolas.

Al igual que se invierte en proyectos en las áreas de la subcentralidad (en las parroquias) para evitar la expansión de la periferia de Portoviejo sobre zonas agrícolas y de bosques.

“La idea es que la gente del campo llegue a estas parroquias, como Calderón, Riochico o Picoazá, que están a 10, 20 minutos o hasta media hora de Portoviejo, para que puedan trabajar allí sin necesidad de asentarse en la periferia”, dice Cobeña.

Con esto se busca frenar un crecimiento horizontal y desordenado. “Si la tendencia de crecimiento de la mancha urbana se mantiene, en diez años se duplicaría el espacio que ocupa Portoviejo. Esa realidad es mundial y en unos sitios es más intenso que en otros. El fin es que en la misma área vivan más personas, esto ayuda a que las finanzas de los municipios mejoren ya que no construyen muchísimos metros lineales a la redonda de redes de agua y alcantarillado”.

Félix Jaime, subdirector cantonal de planificación urbanística de Portoviejo, afirma que la planificación en la capital manabita empezó en 2014 cuando la administración municipal se enfocó en la investigación y generación de estudios. En ese entonces se culminó el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT).

“Ninguna decisión en el Municipio se tomaba sin sustento. El PDOT fue el primero que incluyó normativa referente a la gestión de riesgos. Luego vino el terremoto (el 15 de abril del 2016), en ese momento se hacía el plan maestro urbano por lo que se cambió todo el enfoque. Hay que planificar de otra forma y se acogió el concepto de ciudad a escala humana, que es diseñar en función del ciudadano, como el que realiza las actividades cotidianas a pie. Priorizar al peatón, al ciclista, al transporte público, los de carga y finalmente a los autos privados. Invertir la pirámide de movilidad”, dice Jaime.

De ahí vino la aprobación de la LOOTUS a nivel nacional. “Entonces vimos una oportunidad de establecer políticas a largo plazo con una vigencia de 12 años. En base a esa ley, todos los PDOT de los Municipios tienen que modificarse e incluir el plan de uso y gestión del suelo (PUGS). Pudimos cumplir y lo terminamos porque ya lo habíamos empezado, nos ayudó la Universidad de Nueva York y la Cátedra Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) de ciudades intermedias sostenibles”, agrega el funcionario.

El PUGS incorpora un nuevo modelo de ciudad que prioriza la sostenibilidad y la resiliencia. “Proteger el ecosistema, garantizar la seguridad alimentaria y la dotación de servicios de infraestructura pública con un crecimiento planificado y ordenado, se priorizan las áreas verdes”, asegura Jaime.

La investigación científica ha sido una de las claves. El estudio de la Universidad de Nueva York sobre la huella urbana revela en base a proyecciones y modelaciones que para el 2050 se perderá casi todo el suelo. “Menos personas consumirán mucho más suelo y la ciudad va a crecer cinco veces del tamaño actual. Con la planificación queremos romper esa tendencia en Portoviejo”, dice Jaime.

Desde ONU Hábitat se habla de ciudades de quince minutos, tiempo máximo que llevaría el traslado desde la vivienda hasta los servicios más importantes, como salud, educación, empleo. Al igual que el crecimiento en altura y el uso de suelos mixtos residencial y comercial, lo que ayuda en la densificación de las ciudades y que las zonas permanezcan activas durante todo el día.

Cuenca ya implementa su plan de uso y gestión del suelo desde antes del plazo fijado en septiembre último por el reglamento de la LOOTUS. Con ello se han ordenado ciertas áreas a través de planes especiales que iban a ser impactadas por proyectos de movilidad, como el tranvía.

“Lo que pasa normalmente es que cuando se anuncia un plan de inversión pública, todas las personas que están alrededor empiezan a especular y no construyen para engordar el precio de los terrenos. Como saben que se ejecutará el proyecto de aquí a seis años entonces especulan. Con los planes especiales se congelan esos valores y se permite que en los lugares por donde pasará el tranvía se entre en un ordenamiento para evitar que haya uso incompatible con lo que se está planteando”, asegura Cobeña.

También tiene avanzado el proceso para conseguir financiamiento externo del proyecto que busca que el centro histórico de Cuenca sea libre de emisiones de gases de efecto invernadero al ambiente, lo que provoca el calentamiento global y deriva en el cambio climático.

Acceso a financiamiento es una limitante

El desarrollo urbano cuesta, más aún cuando se piensa desde un ámbito sostenible. “No es solo hacer nueva ciudad que es lo que se suele creer, como hacer ciudadelas, sino también es reformar, arreglar o redesarrollar lo ya construido y eso necesita recursos”, afirma José Morales, coordinador del Componente Agenda Urbana Nacional del Programa Ciudades Intermedias Sostenibles de la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, según sus siglas en alemán).

Una de las falencias de la mayoría de los GAD es su poca capacidad de generar recursos propios y las limitaciones de las asignaciones del Gobierno central. Esto deja sin financiamiento los proyectos que garanticen un desarrollo urbano ordenado y una expansión de la malla de la ciudad con un menor impacto social y ambiental.

“Ninguna ciudad tiene esos recursos. Babahoyo o Nueva York, a ambas les falta plata, se necesita movilizar recursos. Las fuentes normalmente son la recaudación de sus propios impuestos, sin embargo, no es fácil ya que esto depende mucho de la economía, del número de habitantes. Pueden ser urbes con pocos pobladores, pero se necesitan muchos recursos para temas de agua potable, saneamiento, manejo de basura o mitigación de riesgos climáticos”, afirma Morales.

Una de las alternativas es el financiamiento externo al que acceden principalmente a través de créditos los municipios más grandes como Guayaquil, Quito o Cuenca. “La realidad de la gran mayoría de los 221 cantones del país es que no tienen esas posibilidades ni las capacidades de hacerlo”, agrega.

Lo que les queda es buscar financiamiento en el Banco del Estado. Pero una opción es el uso de los fondos climáticos.

El Acuerdo de París por el Clima del 2015 prevé la movilización de recursos de financiamiento climático desde los países desarrollados que más emiten carbono al ambiente hacia las naciones en desarrollo, para que hagan adaptación y mitigación al cambio climático.

“Se han creado varios fondos globales, el más conocido es el Verde del Clima. El problema es que hay dificultades para que los municipios medianos y pequeños del Ecuador accedan”, asevera Morales.

Uno de los factores es la capacidad instalada para aterrizar estos recursos, lo que depende de la estructura institucional local y nacional. “Estos fondos establecen algunas condiciones técnicas específicas. La más básica de todas y una de las más difíciles de comprender es que tienen que ser acciones que tengan un impacto climático”.

Por ejemplo, se tiene que calcular la cantidad de emisiones que se dejará de emitir a la atmósfera con la ejecución del proyecto que se quiere financiar. “Esta capacidad de medir emisiones es algo que muchas veces los municipios no tienen instalada”.

los planes tienen que estar vinculados y alineados a la Contribución Nacional Determinada del país, que es el compromiso del Ecuador ante el mundo para reducir sus emisiones y ejecutar acciones de mitigación y adaptación ante el cambio climático.

Colombia, México y Costa Rica están entre los países de la región que más acceden a estos fondos climáticos.

Ecuador ha conseguido financiamiento para conservación de bosques o reforestación, con lo que se compensa determinada cantidad de emisiones de carbono, pero no logra acceder a los fondos que financian el desarrollo urbano sostenible que requiere planes más complejos.

“Los proyectos de infraestructura pueden ser más resilientes al cambio climático, por ejemplo, con el cálculo del tamaño de las tuberías que se necesitan para el alcantarillado pluvial adaptado a los futuros escenarios de mayor cantidad de lluvias, o como son resilientes a sequías”, dice Morales.

El Ministerio del Ambiente es el encargado de aprobar los planes nacionales, como paso previo a conseguir el financiamiento de los fondos globales.

Parte de los estudios realizados en Portoviejo tienen financiamiento externo tradicional, es decir, no de los fondos climáticos.

ONU interviene con proyectos de planificación en Quito y Manta

ONU Hábitat ejecuta dos proyectos en Manabí. El primero es generar desde la Prefectura una planificación provincial junto a los municipios para la ejecución de proyectos que vayan más allá de los límites administrativos.

El otro plan, denominado ‘Ciudades Incluyentes’, se aplica en Manta y Quito con el fin de integrar a la población venezolana a estas urbes destino.

“Se mejora el perímetro urbano y se tiene prevista la construcción de centros de integración en la parroquia San Mateo de Manta y en la zona de Cotocollao en Quito, para que los migrantes conozcan a qué escuela pueden enviar a sus hijos o acceder a un trabajo formal. Es como un lugar que los acoja y les dé ciertas nociones para que se integren”, explica Cobeña.

La meta es terminar los dos centros de aquí al 2023. (I) Fuente: El Universo

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Agenda de viaje del presidente Noboa a Estados Unidos fue «confidencial» y se enfocó en dos temas, sostuvo el Secretario General de Integridad Pública

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El último viaje del presidente Daniel Noboa a Estados Unidos, tras la victoria del ‘No’ en la consulta popular y referéndum del 16 de noviembre, se realizó bajo un completo hermetismo.

El Gobierno de Ecuador no compartió la agenda del primer mandatario ni los resultados de la visita oficial, como usualmente lo hace.

José Julio Neira, secretario general de Integridad Pública, quien acompañó al presidente Noboa a Estados Unidos, se refirió brevemente a los objetivos de ese viaje, durante una entrevista con el programa De Lunes a Lunes, de Teleamazonas.

La noche del 24 de noviembre, Neira fue uno de los invitados al programa y explicó que Estados Unidos «es un socio estratégico para Ecuador», en lo comercial y en seguridad.

«El presidente tenía que realizar ese viaje para tener reuniones y su agenda fue categorizada confidencial, pero son viajes para estrechar esas relaciones comerciales y de seguridad», explicó Neira.

El decreto ejecutivo donde el mandatario anunciaba que estaría de viaje en Estados Unidos entre el 18 y 20 de noviembre no detallaba el propósito del viaje, y desde la Presidencia tampoco hubo respuesta a los pedidos de periodistas de información sobre la agenda que cumpliría el jefe de Estado.

Pero José Julio Neira aseguró que el primer mandatario estuvo en Nueva York. Se conoció que el primer mandatario viajó a bordo del avión presidencial de Ecuador, desde Quito al aeropuerto de Teterboro, ubicado a 20 kilómetros de Manhattan, el mismo desde donde retornó en la noche del jueves 20 de noviembre. Fuente: Primicias

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Solo la mitad del presupuesto de Salud y Educación se ha usado a un mes de que termine 2025

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Falta un poco más de un mes para que termine 2025 y aunque el Gobierno de Daniel Noboa ha destacado que ya se ha usado el 73% del Presupuesto del Estado, algunos de los sectores prioritarios no llegan ni al 55%.

Y sí, de los USD 41.338 millones previstos para sostener el Presupuesto del Estado 2025, hasta el 23 de noviembre ya se han usado el 73%: USD 30.287 millones.

Sin embargo en salud y educación, el porcentaje de ejecución es más bajo.

En el caso del Ministerio de Salud, hasta el 23 de noviembre se ha usado el 45% del presupuesto total asignado.

Y en el Ministerio de Educación se ha ejecutado el 53% de lo asignado para todo el año.

Otros ministerios clave, por su peso en el Presupuesto, como el de Infraestructura (antes MTOP) y el de Energía también tienen una ejecución menor al 60%, cuando ya está por terminar el año.

No obstante, los presupuestos para el sector de seguridad y para el Ministerio de Desarrollo Humano sí tienen una ejecución superior al 70%.

Este último, sobre todo, debido a que el gobierno de Noboa hizo una fuerte inyección de gasto público en bonos sociales y compensaciones por la eliminación del subsidio al diésel y en momentos de campaña electoral.

¿Qué pasa con los presupuestos de salud y educación?
Fausto Ortiz, exministro de Finanzas, explica el porqué de la baja ejecución en salud y educación

Se debe a que los gobiernos de turno ponen en el presupuesto inicial el monto de aumento anual que manda la Constitución para los dos sectores, pero en la práctica a lo largo del año, el dinero no se usa por completo y el aumento queda en el papel, dice el exministro.

«No debería ser así, la Constitución dice que se debe aumentar, pero lo que ocurre cada año es que no se usa todo el dinero y al final no hay tal aumento» Fausto Ortiz, exministro de Finanzas.

Ortiz explica que en los últimos años, el Ministerio de Finanzas ha incluido el monto de aumento que dispone la Constitución en la cuenta: «Bienes de larga duración».

Y es precisamente esa la cuenta que hasta ahora muestra la más baja ejecución en los dos ministerios.

En el caso del Ministerio de Salud, en su presupuesto se asignaron USD 2.112 millones a la cuenta de bienes de larga duración. Solo se han usado USD 25 millones de ese dinero hasta el 23 de noviembre.

Y en el Ministerio de Educación, dentro de su presupuesto se asignaron USD 1.854 millones, pero solo se han usado USD 7 millones hasta el 23 de noviembre.

Mathias Haas, consultor senior de la empresa Inteligencia Empresarial, explica que la baja ejecución de presupuesto en estos dos sectores tiene efectos directos en la economía.

«Más ejecución en el Ministerio de Salud significa menos desabastecimiento y menor presión sobre emergencias. Un país saludable es un país productivo». Mathias Haas, economista.

Y añade que en el caso de la educación, «los recursos bien ejecutados en mantenimiento, escuelas e insumos elevan la asistencia, crean entornos seguros y fortalecen el aprendizaje. Esto sostiene el crecimiento económico a largo plazo».

¿En qué se ha usado el dinero del Estado hasta ahora?
Haas añade que un problema es que la estructura del presupuesto ecuatoriano es muy rígida, pues la mayor parte del dinero público ya está comprometido.

«Deja muy poco margen operativo para inversión en obra y para la ejecución de programas nuevos o ampliados», añade.

De hecho, casi la mitad de esos recursos se ha destinado a sueldos de los funcionarios públicos y al pago de deuda interna y externa.

El pago de salarios a los funcionarios públicos representa el 28% de lo que se ha usado hasta el 23 de noviembre del Presupuesto del Estado 2025.

Por eso, entidades cuyo presupuesto está principalmente compuesto por el rubro de salarios son los que tienen mejor ejecución, como en el caso de la Policía Nacional, que ha ejecutado el 84% de lo asignado.

Le sigue lo destinado a deuda púbica. Los pagos de las cuotas de préstamos (amortizaciones) representan el 21% de lo que se ha usado del  Presupuesto del Estado.

Tanto el pago de sueldos como de la deuda pública son rubros que los gobiernos normalmente tratan de pagar a tiempo, mientras otros rubros suelen tener menos ejecución por la falta de ingresos, entre ellos, la inversión en obra pública, explica Ortiz.

Incurrir en altos atrasos en salarios provocaría dificultades en el funcionamiento del Estado, pero también tendría un alto costo político y social para el Gobierno, pues se arriesgaría a protestas y paralizaciones de servicios.

La última vez que el Estado tuvo problemas para pagar a tiempo sueldos de funcionarios públicos fue en noviembre de 2023, en medio de la transición del gobierno de Guillermo Lasso al de Daniel Noboa, por la severa crisis de liquidez que vivía el país.

Noboa tuvo que hacer un préstamo de emergencia al banco público CFN y se anunciaron cronogramas de pago.

Y en el caso de la deuda pública, si el Estado cae en mora incurriría en lo que se conoce como ‘default’.

En ese escenario, al país le resultaría mucho más costoso y difícil conseguir nuevos préstamos para financiar los gastos del Estado que no alcanzan a cubrirse cada año con ingresos regulares como venta de petróleo o cobro de impuestos.

Para 2026, por ejemplo, Ecuador necesita contratar préstamos por USD 12.999 millones.

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Cuenca: Medicamentos caducados y con fechas alteradas se vendían en farmacia

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Una farmacia de Cuenca fue clausurada tras una inspección en la que técnicos de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) hallaron más de 300 medicamentos caducados, varios de ellos con fechas de vencimiento borradas y remarcadas. Entre los productos irregulares se identificaron antigripales, mentol, suplementos alimenticios y soluciones para nebulización.

La institución alertó que la venta de medicamentos vencidos representa un riesgo sanitario grave. Después de su fecha de caducidad, los fármacos pueden perder eficacia, volverse inestables e incluso generar efectos adversos. En el caso de bálsamos y productos inhalados, la oxidación de sus componentes puede causar irritación en la piel y vías respiratorias, reacciones alérgicas y una reducción del efecto descongestionante. Estos peligros aumentan especialmente en niños, adultos mayores y personas con enfermedades respiratorias.

En total, Arcsa registró 311 productos irregulares. Todo el inventario fue inmovilizado, el establecimiento quedó clausurado y se inició un proceso administrativo sancionatorio. Según la Ley Orgánica de Salud, las sanciones por comercializar medicamentos caducados pueden incluir multas de hasta 10 salarios básicos unificados (USD 4.700) y clausuras temporales, dependiendo de la gravedad de la infracción.

La institución recordó que toda farmacia debe operar bajo la supervisión de un bioquímico o químico farmacéutico, responsable de garantizar la calidad y seguridad de los productos que se ofrecen al público.

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