Connect with us

Opinión

Alausí con el corazón roto

Publicado

on

Frente al dantesco escenario que ha provocado la mayor desgracia por movimiento de masas y deslizamiento de tierra en centros poblados que se recuerde en la historia de nuestro país, Alausí llora sus muertos, lucha por sobrellevar la situación y sufre en medio de una crisis generalizada.

Tristemente esta tragedia sorprende a Alausí, sin un hospital en condiciones humanamente aceptables, una economía devastada por la pandemia y la nula operación ferroviaria en el tramo a la Nariz del Diablo que era parte importante de su subsistencia. El secular abandono que el centralismo ha generado es desesperante, proyectos de toda índole, gestiones sinfín, ofertas de campaña y promesas que nunca se han cumplido, trabas burocráticas, negligencia manifiesta de autoridades de todos los niveles, desde siempre, han configurado una situación de verdadero atraso de este singular cantón ecuatoriano.

Alausí, aquel pueblo en el que sus habitantes habían empezado a cultivar una sensibilidad especial, una actitud que se traducía en amables palabras y gestos, buenas maneras, buen trato y respeto, hoy es un pueblo sombrío, triste, lleno de amargura e incertidumbre que intenta asimilar la desventura y empezar de nuevo.

El Ecuador entero se ha volcado con ayuda, porque es la hora de acudir en forma transparente, directa y efectiva en favor de los damnificados, porque ha llegado el momento de afrontar esta dura prueba, con valor, templanza y coraje, que el mundo entero sepa de que madera estamos hechos los alauseños de nacimiento, por herencia y de corazón que, amamos nuestra tierra más allá de la razón, más allá del dolor que implica pisar la tierra de nuestros muertos, la amamos con una pasión que no nos cabe en el pecho, con verdadera furia, pero al mismo tiempo con devoción y ternura.

Hoy la tristeza y la pena existen y deambulan por sus calles empedradas, callejuelas, plazoletas, recovecos, zaguanes y graderíos, los recuerdos surgen y permanecen a flor de piel, los amigos y familia ya no están, su geografía ha cambiado, pero se mantiene incólume la alauseñidad que se compara con la figura que Chesterton construye sobre la tradición, la alauseñidad se transmite como el fuego y no por la adoración de sus cenizas.

Los alauseños en Alausí deben saber que no están solos, deben saber que después de la tormenta tenemos que luchar juntos por la calma, que la unidad, la tolerancia y el trabajo tesonero son el único camino. El corazón del pueblo está roto, pero resurgirá sobre la base de la casta de sus hijos, porque sabemos que la inobjetable visión de futuro tiene corazón antiguo, porque fueron somos, porque somos serán… Fuente: El Telégrafo

Noticias Zamora

Democracia en el Ecuador: avances y desafíos

Publicado

on

Introducción 

La democracia es el sistema político que permite a los ciudadanos ser protagonistas de su propio destino, no solo a través de elecciones, sino también mediante la defensa de derechos, la rendición de cuentas y la construcción de un Estado más justo. En el caso del Ecuador, el retorno a la vida democrática en 1979 marcó el inicio de un camino lleno de avances, retrocesos y tensiones que aún hoy definen la relación entre el poder y la sociedad.

Durante más de cuatro décadas, el país ha vivido etapas de esperanza y transformación, como la ampliación de derechos y la reducción de la pobreza, pero también momentos de profunda inestabilidad, crisis económicas, polarización política y desconfianza hacia las instituciones. Esta trayectoria refleja que nuestra democracia, aunque resiliente, sigue siendo frágil y necesita consolidarse en aspectos clave como la transparencia, la participación ciudadana y la equidad social.

Este artículo ofrece una mirada al recorrido de la democracia ecuatoriana desde 1979 hasta la actualidad, analizando sus logros, limitaciones y los desafíos que enfrenta para convertirse en un verdadero instrumento de bienestar, dignidad y justicia para todos. Democracia sin igualdad es solo un disfraz de libertad.

¿Qué es la democracia?

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 15 de septiembre como el Día Internacional de la Democracia (el 8 de noviembre de 2007), reconociendo su valor como pilar esencial para la convivencia pacífica y el desarrollo de los pueblos.

La democracia es más que un sistema de gobierno: es un conjunto de valores que garantizan libertad, igualdad y participación ciudadana. Si bien se expresa en elecciones libres y transparentes, su verdadera esencia está en el diálogo, la rendición de cuentas, la independencia de poderes y el respeto a las minorías. No basta con votar; la democracia se construye día a día en la capacidad del pueblo de exigir transparencia, justicia y respeto a sus derechos.

Democracia en el Ecuador: 1980–1996

Tras el retorno a la democracia en 1979 hasta 1996, el Ecuador vivió una etapa de consolidación democrática pero también de profunda inestabilidad política y económica.

Jaime Roldós Aguilera (1979–1981): impulsó políticas sociales y de derechos humanos, pero su muerte en 1981 truncó ese proyecto.

Osvaldo Hurtado Larrea (1981–1984): enfrentó una grave crisis económica y aplicó ajustes que generaron tensiones sociales.

León Febres Cordero (1984–1988): gobernó con mano dura y un estilo autoritario, con denuncias de violaciones a los derechos humanos.

Rodrigo Borja Cevallos (1988–1992): buscó fortalecer la institucionalidad y priorizó educación y salud, pero las limitaciones económicas restringieron sus reformas.

Sixto Durán Ballén (1992–1996): impulsó la “modernización del Estado” y enfrentó la guerra del Cenepa (1995), aunque su gobierno terminó debilitado por la crisis económica y el descontento social.

Avances: elecciones periódicas, mayor participación política y un marco institucional más sólido.

Limitaciones: débil gobernabilidad, conflictos entre poderes del Estado y dependencia económica del petróleo.

Resultado: aunque la democracia se mantuvo, la ineficiencia y la corrupción generaron un desencanto ciudadano que sentó las bases de la inestabilidad posterior (1997–2006).

Democracia en el Ecuador: 1997–2006

Entre 1997 y 2006, el Ecuador vivió una de sus etapas más críticas de inestabilidad política e institucional, marcada por la salida anticipada de tres presidentes, crisis económicas recurrentes y un profundo desgaste en la legitimidad del sistema democrático.

Abdalá Bucaram Ortiz (1996–1997): su estilo populista y confrontacional generó polarización; fue destituido por el Congreso en medio de protestas masivas.

Fabián Alarcón Rinera (1997–1998): lideró un gobierno de transición y convocó a la Asamblea Constituyente que aprobó la Constitución de 1998, sin lograr estabilidad.

Jamil Mahuad Witt (1998–2000): enfrentó la crisis bancaria y la pérdida de ahorros; instauró la dolarización (2000) antes de ser derrocado por un levantamiento cívico-militar.

Gustavo Noboa Bejarano (2000–2003): consolidó la dolarización y estabilizó parcialmente la economía, aunque persistieron pobreza y desigualdad.

Lucio Gutiérrez Borbua (2003–2005): llegó con apoyo popular e indígena, pero perdió legitimidad tras aliarse con las élites tradicionales; fue destituido durante la “rebelión de los forajidos”.

Alfredo Palacio González (2005–2007): asumió tras la caída de Gutiérrez y buscó mantener la estabilidad y preparar las elecciones de 2006.

Avances: continuidad en las elecciones y la sucesión constitucional, así como el protagonismo de una ciudadanía más activa (movimiento indígena y protestas urbanas).

Limitaciones: inestabilidad presidencial, crisis económica, corrupción y pérdida de confianza en las instituciones.

Consecuencias: el desgaste del sistema político tradicional abrió el camino al ascenso de Rafael Correa en 2007, quien planteó un nuevo modelo plasmado en la Constitución de 2008.

Democracia en el Ecuador: 2007–2017

Con la llegada de Rafael Correa en 2007, el país inició un nuevo ciclo político tras años de inestabilidad. Su proyecto, la Revolución Ciudadana, marcó una etapa de transformaciones profundas en lo político, social y económico.

Constitución de 2008: producto de la Asamblea de Montecristi, amplió derechos individuales y colectivos, reconoció el Buen Vivir (Sumak Kawsay) y fortaleció el rol del Estado en la economía y en servicios sociales.

Estabilidad política: Correa ganó las elecciones de 2009 y 2013, consolidando un liderazgo fuerte con amplia mayoría legislativa.

Avances sociales y económicos: hubo gran inversión en infraestructura, vialidad, educación, salud y programas sociales; la pobreza se redujo y mejoró el acceso a servicios básicos, apoyado por la bonanza petrolera y el endeudamiento externo.

Tensiones políticas: el estilo confrontacional de Correa generó polarización y conflictos con la prensa, sectores indígenas y organizaciones sociales, levantando cuestionamientos sobre autoritarismo dentro del sistema democrático.

Corrupción y desgaste: los escándalos vinculados a Odebrecht y la caída del precio del petróleo desde 2014 debilitaron la legitimidad del gobierno y limitaron su capacidad de acción.

Avances: estabilidad política tras décadas de inestabilidad, ampliación de derechos, reducción de la pobreza, fue el 2do país más seguro  del continente y modernización de la infraestructura social y económica.

Limitaciones: concentración de poder en el Ejecutivo, debilitamiento de los contrapesos institucionales, polarización y corrupción.

Consecuencias: la democracia mostró fortaleza electoral, pero también fragilidad institucional, al depender de un liderazgo personalista y dejar una ciudadanía dividida y desconfiada de sus instituciones.

Democracia en el Ecuador: de 2017 a 2025

Entre 2017 y 2025, la democracia ecuatoriana atravesó un ciclo marcado por la polarización política, debilitamiento institucional, inseguridad y limitaciones en inversión social.

Gobierno de Lenin Moreno (2017–2021): inició con la herencia de la Revolución Ciudadana, pero se distanció de su antecesor y giró hacia políticas de corte neoliberal. Impulsó consultas populares sobre corrupción y medioambiente, aunque su mandato se vio empañado por escándalos políticos y de corrupción, lo que produjo pérdida de confianza ciudadana. La inversión en obra pública, salud y educación se redujo frente a ajustes económicos y presiones externas.

Gobierno de Guillermo Lasso (2021–2023): enfrentó un contexto de crisis pos-pandemia, creciente violencia ligada al narcotráfico y protestas sociales por medidas económicas. Su gestión estuvo marcada por la gobernabilidad frágil y una baja ejecución de obra pública y programas sociales, lo que aumentó el descontento ciudadano.

Gobierno de Daniel Noboa (2023–2025; 2025–2029): llegó en un escenario de urgencia política y de seguridad, declarando un “conflicto armado interno” contra el crimen organizado. Aunque impulsó reformas administrativas para reducir el gasto estatal, no logró garantizar condiciones de seguridad efectivas. Su reelección en 2025 refleja tanto la expectativa de cambio como la falta de alternativas sólidas por las demás organizaciones políticas. Persistió la escasa inversión en sectores sociales clave, como salud y educación, lo que profundizó el malestar ciudadano.

La democracia ecuatoriana en este período mostró resiliencia electoral, pero también una gran fragilidad institucional y social. Los principales rasgos fueron:

 

  • Altos índices de inseguridad y violencia política vinculados al crimen organizado.
  • Reducción de inversión en obra pública y programas sociales, con efectos en la calidad de vida.
  • Menor inversión en educación y salud, debilitando el acceso a derechos fundamentales.
  • Desconfianza ciudadana en las instituciones y polarización que obstaculizó consensos.

En suma, entre 2017 y 2025 la democracia en el Ecuador se sostuvo en las urnas, pero quedó seriamente cuestionada en su capacidad para garantizar seguridad, bienestar social y confianza en el Estado.

Gobernantes de Ecuador desde el retorno a la democracia 

Desde el retorno a la democracia en Ecuador el 10 de agosto de 1979, han trascurrido 46 años a la vida democrática. Han existido 16 presidentes de la república, de los cuales 11 han sido elegidos por el pueblo en elecciones democráticas; 7 presidentes concluyeron el periodo para el cual fueron electos; 5 presidentes han sido encargados para completar el mandato; 5 presidentes electos no concluyeron su mandato (1 por fallecimiento, 3 fueron derrocados y 1 por muerte cruzada).

Jaime Roldós Aguilera, 10 de agosto de 1979 al 24 de mayo de 1981, con un período de gobierno de 1 año 9 meses (falleció en un accidente aéreo).

Oswaldo Hurtado Larrea, 24 de mayo de 1981 al 10 de agosto de 1984, con un período de gobierno de 3 años 3 meses.

León Febres Cordero, 10 de agosto de 1984 al 10 de agosto de 1988, con un período de gobierno completo de 4 años.

Rodrigo Borja Cevallos, 10 de agosto de 1988 al 10 de agosto de 1992, con un período de gobierno completo de 4 años.

Sixto Durán Ballén, 10 de agosto de 1992 al 10 de agosto de 1996, con un período de gobierno completo de 4 años.

Abdalá Bucarán Ortiz, 10 de agosto de 1996 al 6 de febrero de 1997, con un período de gobierno de 6 meses (fue destituido por en Congreso).

Rosalía Arteaga Serrano, del 9 al 11 de febrero de 1997, con un período de gobierno de 3 días.

Fabián Alarcón Rivera, 6 de febrero de 1997 al 10 de agosto de 1998, con un período de gobierno de 1 año 6 meses.

Jamil Mahuad Witt, del 10 de agosto de 1998 al  21 de enero de 2001, con un período de gobierno de 2 años 5 meses (fue derrocado por un golpe de estado).

Gustavo Noboa Bejarano, 22 de enero de 2001 al 15 de enero de 2003, con un período de gobierno de 2 años.

Lucio Gutiérrez Borbua, del 15 de enero de 2003​ al 20 de abril de 2005, con un período de gobierno de 2 años 3 meses (fue destituido por el Congreso).

Alfredo Palacio González,  del 20 de abril de 2005 al 15 de enero de 2007, con un período de gobierno de 1 año 9 meses.

Rafael Correa Delgado, 15 de enero de 2007 al 24 de mayo de 2017, 10 años 4 meses de gobierno con periodos completos.

Lenin Moreno Garcés, 24 de mayo de 2017 al 24 de mayo de 2021, con un período de gobierno completo de 4 años.

Guillermo Lasso Mendoza, 24 de mayo de 2021 al 23 de noviembre de 2023, con un período de gobierno de 2 año 6 meses

Daniel Noboa Azín, 23 de noviembre de 2023 al 24 de mayo del 25, con un período de gobierno de 1 año 6 meses. Y del 24 de mayo del 25 al 24 de mayo de 2029 (en proceso)

Esa fragilidad nos demuestra que nuestra democracia todavía está “gateando”. Porque cumplir años no significa madurar. Madurar significa erradicar la pobreza, vencer el desempleo, derrotar la desnutrición infantil y acabar con el analfabetismo. La democracia no se mide por calendarios ni discursos, sino por las condiciones de dignidad en las que viven sus ciudadanos. La democracia ecuatoriana resiste, pero aún no madura.

Acciones para fortalecer la democracia en el Ecuador

Para consolidar y mejorar la democracia en el país, es necesario trabajar en varios frentes:

  1. Fortalecer la educación cívica: Una ciudadanía informada y consciente es la base de un sistema democrático sólido.
  2. Garantizar la independencia de los cinco poderes: El Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y Electoral, deben actuar sin presiones políticas para garantizar el equilibrio institucional.
  3. Combatir la corrupción: La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para recuperar la confianza de la ciudadanía en sus gobernantes.
  4. Promover la participación ciudadana: Espacios de diálogo, consulta y control social deben ser fortalecidos más allá del voto.
  5. Respetar la libertad de expresión: Un periodismo libre y una sociedad civil activa son fundamentales para vigilar el poder. 

Los beneficios de la democracia

La democracia ofrece múltiples beneficios para una sociedad:

  • Garantiza derechos y libertades: Permite la libertad de pensamiento, de expresión y de asociación.
  • Fomenta la participación ciudadana: Los ciudadanos son protagonistas en la toma de decisiones.
  • Impulsa la estabilidad política: Aunque imperfecta, la democracia ofrece mecanismos pacíficos para la resolución de conflictos.
  • Favorece el desarrollo social y económico: Un sistema democrático bien consolidado genera confianza en la inversión y en las instituciones.
  • Protege a las minorías: Reconoce la diversidad cultural, étnica y política del país. 

Conclusión

La historia democrática del Ecuador, desde 1979 hasta la actualidad, es la de un país que ha aprendido a resistir y reinventarse en medio de crisis, conflictos y transformaciones profundas. Si bien se han alcanzado logros importantes como la continuidad electoral, la ampliación de derechos, la reducción de la pobreza y la participación activa de nuevos actores sociales, persisten debilidades estructurales que impiden consolidar una democracia plena: la corrupción, la inseguridad, la desigualdad social y la fragilidad institucional.

La democracia ecuatoriana, a lo largo de más de cuatro décadas, ha demostrado ser resiliente, pero también vulnerable. Su madurez no se mide solo por el número de elecciones realizadas ni por la permanencia formal de sus instituciones, sino por la capacidad de garantizar condiciones de vida dignas para la ciudadanía. En este sentido, mientras millones de ecuatorianos continúen enfrentando pobreza, desempleo, desnutrición y falta de acceso a servicios básicos, la democracia seguirá siendo un proyecto inconcluso.

El desafío hacia el futuro es doble: por un lado, fortalecer las instituciones y la cultura política para erradicar prácticas autoritarias y corruptas; por otro, avanzar hacia una democracia social que no se limite a las urnas, sino que asegure justicia, equidad y bienestar colectivo. Solo así la democracia en el Ecuador dejará de “gatear” y podrá caminar con firmeza hacia una verdadera madurez que represente no solo un sistema de gobierno, sino un modo de vida digno para todos. Una democracia sin justicia social es apenas una promesa vacía.

Continuar Leyendo

Opinión

Renato Ortuño, la historia de un error

Publicado

on

Felipe Rodríguez Moreno. – PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.

Quizá llamar la historia de un error sea simplista, porque en realidad se trata de una historia de horror. Un horror afrontado con valentía, entereza y amor. Por eso es una historia que merece quedar grabada en nuestra memoria.

Tenía 18 años cuando, en mi primer día como universitario, en las aulas de la Universidad Católica, conocí al sonriente Renato Ortuño. Mi compañero desde primer semestre. De risa fácil, siempre listo para hacernos reír, siempre listo para recibir y hacer una elegante broma. Habilísimo con el humor y el sarcasmo exquisito.

Quizá por eso Renato fue uno de los compañeros más queridos de mi generación, porque a diferencia de muchos, nunca generó enemigos, jamás cultivó rivalidades. Hombre sin vicios, de alegrías constantes.

Una vez graduados nos vimos poco. Cada uno siguió su camino, pero cuando la vida hacía que nos encontrásemos en la calle, nos abrazábamos con el mismo cariño de siempre, intercambiábamos bromas rápidas, soltábamos un par de carcajadas y seguíamos nuestro andar.

Quizá sea por eso que la imagen que me llevo para siempre será su sonrisa.

Hasta que el 23 de junio de 2023 ocurrió lo imposible. Mientras él entraba a su oficina, un sicario – maldito – lo disparó con saña. Los proyectiles destruyeron sus vértebras a nivel del cuello.

Renato sobrevivió, porque sobrevivir es estar por sobre de la vida. Quedó cuadripléjico para siempre.

Y no se rindió. Lo probó todo. Experimentó todo. Y lo hizo porque tuvo a su esposa, padres, hermanos y amigos incondicionalmente a su lado. Y lean bien, nunca se rindió. Lo que sucedió al final fue otra cosa, fue su grito desesperado por hacer que quienes se rindan sean sus seres queridos.

Al aplicarse la eutanasia, evitó atar a su esposa y a su familia a su sufrimiento. Irse no fue un acto de cobardía, sino de amor. No se fue porque bajó los brazos, sino para soltar las amarras de quienes tanto amó y tanto lo amaron, porque sabía que si seguía vivo anclaría a seres libres a vivir para siempre su tragedia.

La vida de Renato se detuvo y detuvo la vida de los suyos. Con su muerte, voluntaria, permitió que la vida de quienes amó pueda empezar a rodar de nuevo. Y ese es el mayor acto de amor del que puede ser capaz un ser humano: entregar su vida para que sus seres queridos puedan vivir las suyas.

Pero esta historia va más allá, porque aún no les he contado por qué un sicario decidió matarlo.

Es que el sicario no decidió matarlo. Es que nadie contrató un sicario para matar a Renato. El objetivo era otro. El sicario se equivocó de persona.

El sicario, según Renato y todo lo que he podido leer, iba por un vecino suyo. Misma urbanización, mismo color de cabello, mismo modelo y color de auto. El sicario, además de ser un maldito y grandísimo vástago de meretriz, es un pelmazo. Disparó a la persona equivocada y con ello detuvo la vida de una familia entera.

Renato no se dedicaba al Derecho Penal. Renato no tenía clientes oscuros. Renato no estaba involucrado con narcos. Renato se dedicaba al Derecho corporativo, una rama del Derecho donde los rivales no halan gatillos.

Y por eso la historia de Renato es también la radiografía más cruda de Ecuador y debe hacernos reaccionar.

Los amos de las alcantarillas
Esta historia nos dice a gritos desesperados que Ecuador ha tocado fondo a un nivel tal alcantarillezco, que aquí ya no necesitas tener enemigos para que te maten. En Ecuador ya hasta te matan por error.

Aquí ya no podemos decir: “yo ando tranquilo porque tengo una vida limpia”, porque aquí te matan incluso por equivocación.

Y por eso quiero que despertemos, porque lo que vivió Renato no lo merece nadie. Porque todos estamos a puertas de repetir su historia.

Y yo mantengo la esperanza. Aún creo que este país tiene cura. Y el día que la tenga, no deberemos olvidar, nunca, a sus víctimas. El rostro de Renato deberá ser el rostro de lo que nunca más puede volver a suceder.

Protocolo para matar a un Fiscal
Por mi parte, lo confieso, cuando piense en Renato, solo veré su rostro feliz, porque estoy seguro de que así se despidió de los suyos.

¡Qué orgullo, amigo mío! ¡Y qué temple el tuyo! Yo no hubiese resistido ni la décima parte de lo que tú aguantaste. Ojalá que tu ejemplo también sea un mensaje para darnos las agallas de combatir el crimen y el mundo oscuro que nos acecha.

Un abrazo gigante a la familia de Renato, quienes estoy seguro que sabrán vivir pensando siempre en hacerlo sentir orgulloso. Gracias por ser el ejemplo de cómo una familia unida e incondicional es el único motor que mueve al mundo.

Hasta siempre, Reni querido. Fuente: Primicias

Continuar Leyendo

Opinión

Noboa usa la sorpresa para Quimsacocha y para eliminar el subsidio al diésel

Publicado

on

Eliminar el subsidio al diésel para ahorrarle al Estado USD 1.100 millones anuales puede ser considerada la decisión política más audaz del presidente Daniel Noboa, en los 21 meses que lleva en el poder, no porque en la campaña aseguró, varias veces, que no lo haría, sino por el momento en el que ha tomado.

Y es que nadie podría imaginar que, tras protagonizar una “marcha por la paz”, en Guayaquil el jueves 11 de septiembre, que culminó con un discurso en el que dijo que la consulta popular es para él “la batalla final”. Y donde sus palabras fueron munición contra la Corte Constitucional, convertida en el “blanco oficial”, cualquier decisión del Gobierno solo tendría relación con el regreso a las urnas, el 30 de noviembre.

Eliminar el subsidio al diésel, con lo cual el costo del galón pasa de USD 1,80 a USD 2,80; una decisión parecida que a Lenín Moreno, en 2021, le supuso once días de convulsión del país, hasta que terminó derogando su propio Decreto.

Y a Guillermo Lasso, en 2022, un estallido social tan fuerte que también debió dar marcha atrás con la medida, y cuyos efectos le significaron un desgaste político del que nunca pudo recuperarse, no es tema menor.

Por eso, la línea de tiempo, así como el contexto en el que Noboa decidió eliminar el subsidio al diésel deben ser mencionados porque el viernes 12 de septiembre de 2025, cuando se hizo el anuncio, tomó otra gran decisión política.

Terminada la marcha de Guayaquil, el presidente de la República fue a Cuenca donde había tensión y gran expectativa por alguna declaración suya respecto del proyecto minero Loma Larga, que ha movilizado a todos los sectores de la ciudad y la provincia.

Fue estresante porque, a lo largo del día, Noboa no dijo nada, a pesar de que habló en dos ocasiones en eventos oficiales.

Recién por la noche, y cuando parecía que el silencio era la única respuesta oficial, en un comunicado de la Presidencia de la República, en las redes sociales, se pudo avizorar que Quimsacocha se salvaría.

Eso anunció Noboa el viernes 12 de septiembre, a primera hora de la mañana, cinco días antes de la Marcha por el agua, al declarar que no va a seguir con el proyecto, y, aunque endosó la responsabilidad al Municipio y a la Prefectura, de lo que pudiera ocurrir, con posibles demandas de la minera, había desistido de Loma Larga.

¡Cuenca respiró!

Dar un paso atrás en un tema como el minero que el Gobierno había defendido con tenacidad, no disminuye la autoridad, ni debilita la imagen del primer mandatario; al contrario, significa que el presidente Noboa escuchó al pueblo cuencano y eso es plausible.

Solo falta que la ministra Inés Manzano, que otorgó la licencia ambiental a la minera, revoque la misma.

Pero el vienes 12 no terminaría sin otro sorprendente anuncio, que fue comunicado por cuatro ministros: Eliminar el subsidio al diésel que tomó desprevenido a todos.

Usar la sorpresa como estrategia debe ser entendida como lección aprendida de la historia reciente del Ecuador, para no repetir las jornadas de dolor y llanto que se vivió apenas años atrás, cuando se tomaron medidas parecidas y la gente reaccionó y salió a las calles.

Ya lo dijo el pensador y político francés Alexis de Tocqueville: Cuando uno camina hacia el futuro, sin la luz del pasado, camina en tinieblas.

Neutralizar al movimiento indígena, en sus propios dominios, habría conseguido Noboa al trasladar, de forma temporal, la sede del Gobierno a Latacunga.

Cualquier reacción a futuro, será considerada tardía, porque el Gobierno habrá logrado entregar la compensación de entre USD 400 y USD 1.000 a los transportistas que han comenzado a inscribirse, con lo que se garantiza que no paralizarán su servicio.

De los adversarios políticos -porque aquí no hay oposición-, no parece que el Ejecutivo deba preocuparse porque habitan una realidad paralela. La prueba está en el comunicado del Partido Social Cristiano (PSC) que, con un populismo irredento, pide se reestablezcan los subsidios.

En la Asamblea, sí tienen que mirar a los aliados de Pachakutik porque suman los votos que ADN necesita; pero por nada más.

Lo que ocurre con la Revolución Ciudadana es distinto. Y da lástima.

La medida llega cuando vive sus horas más bajas después de mirar a su líder cometer suicidio político en público, en Caracas, al entrevistar para el canal de Putin al dictador Maduro, el personaje más repudiado del hemisferio.

En una sola jornada, el 12 de septiembre de 2025, Noboa ha tomado dos decisiones inesperadas: prescindir de Loma Larga y mantener Quimsacocha para siempre, y eliminar los subsidios; las dos decisiones llegan tras grandes reflexiones y tienen proyección a futuro.

Con la primera, recupera a Cuenca que, en la elección de abril, le dio un rotundo apoyo en las urnas. Con la eliminación del subsidio, cuando faltan 74 días para la consulta popular, dispone de tiempo suficiente para poner en marcha las 18 medidas de compensación anunciadas, la mayoría de las cuales son entrega de dinero en efectivo que los ecuatorianos tendrán en sus manos camino a las urnas.

La sorpresa, en política, es un arma estratégica. Fuente: Primicias

Continuar Leyendo

Trending

Derechos reservados El Amazonico