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¿Conflictos e intereses particulares dentro de la asamblea nacional?

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La Asamblea Nacional es el órgano encargado de ejercer la Función Legislativa, como uno de los poderes del estado ecuatoriano, conformada por la actuación y participación de 137 asambleístas, quienes representan a su curul por elección popular; distribuidos entre asambleístas nacionales y provinciales.

Sin duda alguna, su participación en el proceso de reforma constitucional. Al “expedir, codificar, reformar y derogar las leyes, e interpretarlas con carácter generalmente obligatorio”. Pero en la actualidad, se pone en tela de duda la objetividad con la que fue creado este órgano legislativo.

Por ello, la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, quienes promueven a través de la investigación y educación ciudadana, un Estado de Derecho han llegado a la conclusión de que: “solo 7 de 137 asambleístas han transparentado hasta la fecha su declaración de interés en el portal web de la Asamblea Nacional, reflejando nuevamente el reto al que continúa enfrentándose el Legislativo para cumplir con sus propias normas”, poniendo en tela de duda la confiabilidad por parte de los asambleístas. Razón por la cual no se está cumpliendo con los objetivos e intereses del pueblo ecuatoriano.

Para ello, el docente y catedrático, Ing. Manuel Valdivieso hace un análisis de la situación actual de la Asamblea Nacional. Refiriéndose a una situación latente, siendo observada y conocida por gran parte de la población. Hace énfasis en la repercusión que esta tiene sobre Yantzatza y la provincia de Zamora Chinchipe.

“Es lamentable la situación que se vive actualmente en la asamblea nacional. Sobre el tema de manera particular, en el camino los ciudadanos nos vamos dando cuenta que a través del trabajo legislativo no se logra cristalizar las grandes aspiraciones de cada uno de los ciudadanos del Ecuador. Lamentablemente en nuestro país prevalecen los intereses particulares, partidistas desde que se inicia un proceso electoral hasta cuando se gana una elección, automáticamente ya empiezan a trabajar sobre los intereses individuales”.

En su interpretación comenta que el tema de la seguridad que se vive actualmente es ¨terrible¨ hoy en día, en cada ciudad, en cada sector de nuestro país, las cuestiones son lamentables. Noticias, eventos que generan caos y desorden y en ese contexto, no prima el interés nacional de crear políticas públicas para disminuir los índices de criminalidad, por tal razón los ciudadanos deben ser muy objetivos, analíticos en el proceso de ir seleccionando y canalizando la información para que a través de un análisis respectivo se tomen decisiones acertadas en cuanto a elecciones.

El catedrático no espera que se dé un cambio conductual de parte de la clase política del país. Lo cree difícil. “Quizá soy pesimista porque considero que prima los intereses partidistas de determinados grupos”.

Aprovecha para compartir una idea que podría generar algún tipo de cambio, en especial para Yantzatza, lugar de su origen y los cantones de la provincia de Zamora Chinchipe. La pregunta es: ¿Se ha trabajado en una reforma que permita insertar los recursos económicos por el tema de la minería a favor de la provincia? ¿Se está trabajando realmente para lograr la educación en la región amazónica? ¿Se está trabajando para mejorar las condiciones de seguridad en el Ecuador? Son temas que en la practica la asamblea no cumple ese rol, solo ciertos asambleístas, pero en términos generales no se logra llegar a acuerdos en beneficio del país, sino de interese particulares.

En ese contexto, los hombres y mujeres debemos ser más analíticos en los procesos electorales, de tal manera se elija de forma correcta a quienes en la práctica nos van a representar acertadamente.

Según datos, la anterior asamblea llego a tener una aceptación de la población del 10% y la actual va por el mismo camino.

“El nivel de credibilidad de la asamblea anterior tuvo bajas características, la actual se sitúa de la misma manera e incluso se podría considerar en peores condiciones”.

¿Qué hacer?

Hay situaciones y promesas que durante el camino se han ido rezagando. Se puede recordar el gran proyecto del cuarto eje vial como resultado de la guerra, a la cual se asignaron fondos y recursos. En el Perú se conoce que ese tema ya ha sido solucionado mientras en el Ecuador todavía siguen abandonados esos sectores.

La pregunta es: ¿Qué aspectos formativos se requieren para que las cosas se den a favor de nuestra región?

Siempre se ha hablado y aprovechado la cuestión minera como una estrategia o plataforma política con el ánimo de que ciertos grupos o sectores ganen votos, pero en la práctica no se ha hecho absolutamente nada por ellos. Se ha hablado de la regularización de los mineros, pero eso a nivel de estado y asamblea, no se ha normado y llegado a concretar, solo son palabras porque no existen las normativas que permita que se inserten dentro del sector productivo muchos hombres y mujeres; lo hacen, pero bajo ciertas condiciones no décadas. Esas son las situaciones que deberían tomarse dentro de la asamblea.

La otra situación, la asignación de recursos. “Nos preguntamos qué tan significativo es la presencia de las empresas mineras en la provincia. Como incide económicamente a favor de los grandes cantones de esta región amazónica del Ecuador. La pregunta es ¿Cómo deberían insertarse los recursos? a favor de los gobiernos municipales en ese contexto debería normarse a través del estado y la asamblea la reforma para que los GADs parroquiales, cantonales y gobernación provincial que no estén padeciendo para la obtención de recursos, sino a través de una ley que les permita la obtención directa de aquellos recursos

En conclusión “mientas los ecuatorianos no analicemos correctamente y la toma de decisiones de nuestro país no se centre en quienes nos puedan representar. Debe existir la madurez política a través de las agrupaciones. Mientras exista intereses particulares, las cosas no van a cambiar, aunque crean que soy pesimista, pero en la actualidad esperar a que haya un cambio significativo en el comportamiento de las autoridades sobre la forma de trabajar en interactuar, es nula.

Muerte cruzada y consulta popular

¿Qué pasaría después porque si se hace una muerte cruzada que pasaría después?

Si se hace una muerte cruzada se viene un nuevo proceso eleccionario. ¿Los ecuatorianos a través de la experiencia vivida, se aprenderá a analizar para poder elegir?

La consulta popular es para establecer cambios significativos que a través de la asamblea se generen reformas necesarias. Otra pregunta sería, ¿quiénes nuevamente van a estar en la asamblea? Son interrogantes que la mayoría de ecuatorianos hace, esto en relación si en un futuro las cosas cambiaran mediante la elección de nuevos personajes políticos.

“Los antecedentes que tiene el Ecuador hace que miremos con pesimismo un posible cambio positivo que contribuya al desarrollo del Ecuador. Que la clase política asuma con responsabilidad las tareas que se les encomienda como autoridades de elección” concluyó el Ing.  Manuel Valdivieso, manifestándose como ciudadano y formador.

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Raíces y caminos del Ecuador Plurinacional

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Por Mario Paz. Mgstr

Introducción

Ecuador es un país de gran diversidad cultural, donde conviven múltiples pueblos, nacionalidades y tradiciones. Durante siglos, esta pluralidad fue invisibilizada por Estados monoculturales y políticas que privilegiaron la visión mestiza y occidental, relegando a los pueblos indígenas, afroecuatorianos y montubios a la pobreza y la discriminación.

La Constitución de 2008 representó un avance histórico al declarar al país como Estado intercultural y plurinacional, reconociendo lenguas, culturas y formas de organización propias. Sin embargo, la desigualdad histórica persiste, afectando especialmente a comunidades indígenas y afrodescendientes, mientras el racismo continúa presente en distintos ámbitos sociales.

A pesar de ello, los pueblos mantienen sus economías comunitarias y propuestas de desarrollo alternativas como el Buen Vivir (Sumak Kawsay), que promueve la armonía con la naturaleza y la vida colectiva. Este artículo analiza la interculturalidad en Ecuador desde cinco ejes: composición étnica, educación y pobreza, economías indígenas, desafíos estatales y el valor de la unidad en la diversidad, invitando a reflexionar sobre la necesidad de construir una sociedad justa, inclusiva y respetuosa de la diversidad.

La composición étnica y demográfica del país 

Cada 12 de octubre, Ecuador conmemora el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad. La fecha invita a reflexionar sobre la riqueza cultural del país y la importancia de la convivencia entre los distintos pueblos y nacionalidades.

Según el Censo de Población y Vivienda 2022, la mayoría de la población se auto identifica como mestiza (77,5 %). Le siguen los montubios (7,7 %), los indígenas (7,7 %), los afro ecuatorianos (4,8 %) y los blancos (2,2 %), con un porcentaje residual de otras etnias. El número total de habitantes en Ecuador ya supera los 18 millones.

Ecuador reconoce oficialmente 18 pueblos y 14 nacionalidades indígenas, cada uno con su propia lengua y cultura, según lo establece la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y el Estado ecuatoriano. Estas nacionalidades están distribuidas principalmente en la Sierra y la Amazonía, y representan un patrimonio cultural y lingüístico diverso. 

La lista de las 14 nacionalidades indígenas es la siguiente: Awa, Achuar, Andoa, Chachi, Cofán, Épera, Kichwa, Sápara, Secoya, Shiwiar, Shuar, Siona, Tsachila y Waorani. Cada una tiene su propia lengua y cultura, y están distribuidas en las distintas regiones del país, principalmente en la Amazonía y la Sierra.

Awa: Se encuentran en las provincias de Carchi, Esmeraldas e Imbabura. Achuar: Habitan en las provincias de Pastaza y Morona Santiago. Andoa: Se concentran en la provincia de Pastaza. Chachi: Residen en la provincia de Esmeraldas. Cofán: Viven principalmente en la provincia de Sucumbíos. Épera: Su territorio está en la provincia de Esmeraldas. Kichwa: Esta nacionalidad tiene una presencia extendida tanto en la Sierra (Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, etc.) como en la Amazonía (Sucumbíos, Napo, Pastaza). Sápara: Se encuentran en la provincia de Pastaza. Secoya: Habitan en la provincia de Sucumbíos. Shiwiar: Tienen asentamientos en la provincia de Pastaza. Shuar: Son una nacionalidad con presencia en varias provincias de la Amazonía y la Costa, incluyendo Morona Santiago, Pastaza, Napo y Esmeraldas, entre otras. Siona: Viven en la provincia de Sucumbíos. Tsachila: Se localizan en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Waorani: Habitan en las provincias de Orellana, Pastaza y Napo.

Dentro del pueblo indígena, la nacionalidad Kichwa representa la mayoría relativa (85,87 % de quienes se auto identifican como indígenas) con alrededor de 800 mil personas.

A nivel de pueblos, Ecuador identifica 18 grupos específicos, algunos de los cuales son subgrupos de las nacionalidades más amplias. Entre ellos se encuentran:

Kichwa Caranqui (Imbabura), Kichwa Natabuela (Imbabura), Kichwa Otavalo (Imbabura), Kichwa Kayambi (Pichincha), Kichwa Panzaleo (Cotopaxi), Chachi (Esmeraldas), Tsáchila (Santo Domingo de los Tsáchilas), Kichwa Amazónicos (Napo, Pastaza, Orellana y Sucumbíos), Shuar (Morona Santiago y Zamora), Achuar (Pastaza y Morona Santiago), Shiwiar (Pastaza), Zápara (Pastaza), Andoa (Pastaza), Waorani (Orellana, Pastaza y Napo), Siona (Sucumbíos), Secoya (Sucumbíos), Cofán (Sucumbíos), Tagaeri–Taromenane, pueblos en aislamiento voluntario (Yasuní).

Esta diversidad étnica y territorial no solo refleja la riqueza cultural de Ecuador, sino que también subraya la importancia de reconocer los derechos colectivos y la autonomía de los distintos pueblos y nacionalidades dentro del marco de un Estado plurinacional e intercultural.

La relación entre etnicidad, educación y pobreza 

En Ecuador, la pobreza tiene un marcado rostro étnico. Según el INEC (2021), los pueblos indígenas son los más afectados: 78,6 % vive en pobreza multidimensional, 54,26 % en pobreza por ingresos y 31,87 % en pobreza extrema. Les siguen los pueblos montubios y afroecuatorianos, quienes también enfrentan desigualdades históricas derivadas de discriminación y exclusión social. Esta situación se refleja especialmente en la niñez, donde siete de cada diez niños indígenas viven en condiciones de pobreza, limitando su acceso a educación, salud y vivienda digna.

Estas desigualdades no son circunstanciales, sino resultado de procesos históricos como la colonización interna, la concentración de la tierra y políticas estatales monoculturales. A pesar de que la Constitución de 2008 reconoce a Ecuador como Estado plurinacional e intercultural, persisten jerarquías raciales que mantienen a estos pueblos en condiciones de marginalidad.

La educación, en lugar de superar la pobreza, muchas veces reproduce estas desigualdades. Las comunidades rurales e indígenas enfrentan múltiples barreras: infraestructura precaria, largos desplazamientos a las escuelas, discriminación cultural y lingüística, deserción temprana y limitadas oportunidades en educación superior. La Educación Intercultural Bilingüe (EIB), reconocida constitucionalmente, ha tenido implementación limitada por falta de presupuesto, docentes capacitados y políticas estables.

En síntesis, la relación entre etnicidad, educación y pobreza en Ecuador es estructural. Superarla requiere un modelo educativo que reconozca la diversidad cultural y lingüística, garantice condiciones materiales de aprendizaje y promueva la justicia social y la igualdad de oportunidades.

 

Economías de los pueblos y nacionalidades indígenas

Las economías indígenas en Ecuador se basan en principios comunitarios, de reciprocidad y respeto a la naturaleza, priorizando el bien vivir (sumak kawsay) por encima de la acumulación de capital. Sus actividades incluyen:

  • Agricultura comunitaria y cultivos tradicionales: Cultivos andinos como maíz, papa y quinua, y amazónicos como yuca y plátano, organizados mediante prácticas colectivas como minka y ayni.
  • Agroforestería y chacras biodiversas: Sistemas mixtos que combinan cultivos alimentarios, árboles frutales y plantas medicinales, preservando biodiversidad y soberanía alimentaria.
  • Recolección, pesca y cacería sostenible: Aprovechamiento responsable de frutos amazónicos, pesca artesanal y caza regulada.
  • Artesanías y producción cultural: Tejidos, cerámica y orfebrería que combinan economía y cosmovisión, reforzando identidad y resistencia cultural.
  • Turismo comunitario y emprendimientos agrocomunitarios: Proyectos locales que integran conservación, cultura y comercio justo, incluyendo cacao, café, quinua y aceites amazónicos.

A pesar de su potencial, estas economías enfrentan limitaciones estructurales: falta de acceso a crédito y mercados justos, infraestructura insuficiente, intermediación abusiva y presiones extractivistas. Según Acosta (2012), sin políticas públicas que fortalezcan estas iniciativas, Ecuador continuará reproduciendo un modelo extractivista que contradice la plurinacionalidad y la justicia social.

Los desafíos estatales para cerrar las brechas de desigualdad

Para combatir las brechas socioeconómicas y cumplir con el ideal de un Estado plurinacional e intercultural, el Estado ecuatoriano podría implementar las siguientes políticas:

  1. Políticas diferenciadas con enfoque intercultural: Diseñar programas públicos que reconozcan las particularidades de cada pueblo (idioma, costumbres, economía local).
  2. Educación intercultural bilingüe fortalecida: Garantizar acceso a educación de calidad en las lenguas propias, docentes formados interculturalmente y materiales didácticos pertinentes.
  3. Inversión en infraestructura básica: Salud, agua potable, transporte rural, electricidad en comunidades indígenas y afro.
  4. Acceso al crédito, capacitación y asistencia técnica: Proyectos productivos con soporte técnico, acceso a microcréditos con condiciones favorables y comercialización justa.
  5. Reconocimiento territorial y derechos colectivos: Entregar garantías legales efectivas para tierras ancestrales, recursos naturales, consulta previa, consentimientos informados.
  6. Programas sociales focalizados y con participación comunitaria: Transferencias condicionadas, subsidios, bonos, pero para la producción (no para el consumo) de los pueblos beneficiarios.
  7. Promoción del emprendimiento cultural y comercialización con identidad étnica: Incentivar cadenas de valor de productos indígenas, turismo cultural, productos locales con marca étnica.
  8. Fomento del liderazgo indígena en espacios de decisión: Garantizar la representación política y decisión propia en políticas que los afectan.
  9. Monitoreo con desagregación étnica: Generar estadísticas desglosadas para medir avances por pueblo y nacionalidad.
  10. Campañas de sensibilización y educación intercultural: Combatir estereotipos, racismo y fomentar el respeto mutuo desde temprana edad.

El valor de la unidad en la diversidad para construir un país justo e incluyente

Ecuador es un territorio profundamente diverso, no solo en su geografía y biodiversidad, sino sobre todo en su riqueza cultural y étnica. En su interior conviven pueblos y nacionalidades con historias, lenguas, tradiciones, cosmovisiones y expresiones propias. Esta pluralidad no es una debilidad, como en ciertos momentos de la historia se intentó hacer ver, sino una fortaleza que enriquece la identidad nacional y proyecta al país hacia un modelo más humano e inclusivo.

El reconocimiento constitucional de Ecuador como un Estado intercultural y plurinacional no fue un simple cambio de terminología, sino un compromiso ético, político y social con la construcción de una nación donde la diversidad sea visibilizada, respetada y celebrada. Sin embargo, este ideal aún enfrenta desafíos: el racismo estructural, la exclusión histórica de pueblos indígenas y afroecuatorianos, y las desigualdades sociales siguen limitando el ejercicio pleno de derechos.

Hoy más que nunca, el país necesita liderazgos inclusivos que fortalezcan la cohesión social sin anular las diferencias. La verdadera unidad no significa uniformidad, sino la capacidad de convivir en armonía reconociendo la dignidad de todas las identidades. En una sociedad diversa, el respeto a la forma de pensar, sentir y vivir del otro es fundamental para una convivencia pacífica. Lo que uno interpreta como “seis”, puede parecer “nueve” para otra persona; por eso el diálogo y la empatía son esenciales para construir acuerdos comunes.

La discriminación étnica o racial carece de sustento moral y humano. La historia, la filosofía y hasta la fe nos recuerdan el valor de la diversidad. Como ejemplo simbólico, uno de los tres Reyes Magos en la tradición cristiana era de raza negra, lo que reafirma que todas las culturas tienen el mismo valor ante Dios y ante la humanidad.

La interculturalidad no es una amenaza, sino un puente que fortalece la justicia social, la igualdad y la democracia. Las personas valen por lo que construyen con su mente y su corazón, no por el color de su piel, su apellido o el dinero que tienen en el bolsillo. Ecuador debe avanzar hacia un modelo social donde ser diferente no sea motivo de exclusión, sino una oportunidad para aprender, crecer y convivir.

En definitiva, la unidad en la diversidad no es solo un ideal constitucional: es una necesidad urgente para consolidar un Ecuador más justo, equitativo y solidario. Reconocer nuestra diversidad no nos divide; nos humaniza y nos fortalece como nación.

 

Conclusión

 

La interculturalidad y la plurinacionalidad en Ecuador representan una apuesta histórica por un país más justo, democrático y humano. La diversidad étnica no es solo un dato demográfico, sino un patrimonio cultural que se expresa en lenguas, saberes ancestrales y formas de organización comunitaria, pese a siglos de colonización y exclusión.

La desigualdad en Ecuador tiene un rostro étnico: muchos pueblos indígenas y afroecuatorianos viven en pobreza, con acceso limitado a educación, salud y oportunidades productivas, resultado de estructuras sociales y políticas históricas. Las economías indígenas basadas en la reciprocidad y el respeto a la naturaleza muestran que es posible un desarrollo sostenible y solidario, centrado en la vida y no en la acumulación de capital.

Cerrar estas brechas requiere un Estado que actúe con justicia histórica, garantice derechos territoriales, fortalezca la educación intercultural bilingüe, erradique el racismo institucional y promueva la participación efectiva de todos los pueblos. La unidad en la diversidad no significa uniformidad, sino convivir respetando las diferencias y construyendo un proyecto común basado en inclusión, equidad y justicia. La interculturalidad es un camino en construcción, que exige pasar del discurso a la acción para que la diversidad inspire y enriquezca a toda la nación.

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Yantzaza será sede de la Feria Agropecuaria Provincial “Sembrando Vida”

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La concejal del cantón Yantzaza, Maricela Tocto, anunció con satisfacción que el Valle de las Luciérnagas será la sede oficial de la Feria Agropecuaria Provincial “Sembrando Vida”, evento liderado por la Prefectura de Zamora Chinchipe. La actividad se desarrollará los días sábado 8 y domingo 9 de noviembre, con la participación de productores, ganaderos y emprendedores de todos los cantones de la provincia.

Durante una entrevista concedida a Diario El Amazónico, la concejal Tocto destacó el compromiso del Municipio de Yantzaza en brindar apoyo logístico y técnico al evento, que busca fortalecer el desarrollo agrícola, ganadero y artesanal de la provimcia.

“Estamos muy contentos de que Yantzaza haya sido seleccionada como sede. Es un reconocimiento al esfuerzo de nuestros productores, especialmente de las parroquias Los Encuentros y Chicaña, donde se destacan ganaderos de la raza Charolay, con los dueños que son, Luis Peña, Diego Cabrera, Rómulo Torres y Bladimir Tene”, expresó Tocto.

La feria contará con actividades de exhibición, premiación y capacitación técnica, organizadas por la Prefectura de Zamora Chinchipe, a través del área de Agropzachin. Además, se promoverá el intercambio de conocimientos entre productores, técnicos y autoridades, fomentando prácticas sostenibles y la innovación agropecuaria.

Entre los productos que se presentarán se incluyen caña de azúcar, papaya, naranjilla, yuca, plátano, y otros cultivos representativos de la provincia, junto con muestras de producción ganadera y agroindustrial. La Prefectura ha anunciado también premios económicos para incentivar la participación y reconocer el trabajo de los productores.

En el ámbito ambiental, el Municipio de Yantzaza coordinará acciones de gestión de residuos y limpieza del recinto ferial, mediante la colocación de recipientes para desechos y el apoyo del Departamento de Gestión Ambiental.

“Queremos que Yantzaza se vea limpio y ordenado. Invitamos a la ciudadanía a ser responsable con el manejo de los residuos y a cuidar nuestro entorno”, señaló la concejal.

La autoridad municipal subrayó que la feria representa una oportunidad para impulsar la reactivación económica y turística del cantón.

Asimismo, destacó la articulación con la Cámara de Comercio y los diferentes sectores productivos locales que se preparan para recibir a los visitantes.

Finalmente, Tocto extendió una invitación a toda la provincia:
“Agradecemos a la Prefectura por confiar en Yantzaza. Invitamos a nuestros productores y emprendedores a sumarse a esta gran feria provincial ‘Sembrando Vida’, que impulsa el desarrollo sostenible y el progreso de nuestro querido Valle de las Luciérnagas”.

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Protestar también es un derecho

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Hablemos sin rodeos; cuando la gente sale a las calles en Ecuador, no siempre está desafiando al Estado, muchas veces está ejerciendo derechos que la misma Constitución reconoce. Sí, derechos. Porque manifestarse, expresarse, reunirse o resistir no son delitos: son libertades que forman parte de nuestra democracia.

La Constitución de la República del Ecuador es clara. En su artículo 66, numeral 13, se reconoce “el derecho a asociarse, reunirse y manifestarse en forma libre y voluntaria”. Es decir, salir a protestar no es un acto de rebeldía sin sentido, sino una forma legítima de participación ciudadana.

Además, el artículo 98 refuerza esta idea al establecer que las personas y los colectivos pueden ejercer el derecho a la resistencia frente a “acciones u omisiones del poder público o de las personas naturales o jurídicas que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales”. En otras palabras, cuando el Estado falla, cuando una institución abusa o cuando el silencio oficial se vuelve insoportable, la protesta se convierte en una herramienta constitucional para exigir corrección.

Incluso el artículo 46 garantiza la libertad de expresión y asociación, así como el funcionamiento libre de los consejos estudiantiles y demás formas organizativas. Lo que se dice en la calle, en pancartas o consignas, es también una forma de expresión pública, tan válida como un artículo de opinión o una publicación en redes sociales.

Claro, ningún derecho es absoluto. La misma Constitución prevé límites razonables, como los estados de excepción, que deben ser justificados, temporales y sujetos a control. Pero una cosa es regular, y otra muy distinta es reprimir.

Por eso, cuando veo a la fuerza pública ingresar con gases a las casas, detener personas que solo reclamaban o responder con violencia a la inconformidad social, me pregunto si esas acciones realmente respetan los principios de proporcionalidad, legalidad y necesidad que exige el propio orden constitucional.

Manifestar no es vandalismo, ni desorden. Es ejercer ciudadanía. Y cuando el Estado castiga sin explicar, cuando silencia sin escuchar, contradice los mismos artículos que dice proteger. Porque en el fondo, protestar también es una forma de amar al país: de quererlo mejor, más justo, más digno.

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