Nacionales
‘Este viaje empezó en la selva y terminará en mi país’: Así relata un ecuatoriano cómo llegó a Estados Unidos sin papeles y hoy es ciudadano

NUEVA YORK. Eran las 2:15 de la madrugada. Un sábado de junio de 2003, cuando Gabriel cerró la puerta de su casa en la Maná, Provincia de Cotopaxi. Su madre y sus hermanos lo acompañaron hasta el aeropuerto. Seis horas en silencio, como si las palabras se hubieran gastado en las semanas previas. En la mochila llevaba varias cartas y fotos, poca ropa, algo de dinero y su pasaporte. “Con eso y fe, dijo, creí que alcanzaba”. La salida no fue dramática ni ruidosa: fue un abrazo largo en la acera húmeda y el sonido opaco de sus pasos alejándose.
Desde Quito voló a San Salvador. Allí empezaba de verdad el viaje: un bus lo llevó hasta Guatemala y de ahí a México, donde el camino se convirtió en una cadena de esperas, escondites y caminatas interminables. El grupo lo formaban rostros cansados de Ecuador, Honduras y Nicaragua. Viajaba también una mujer con su hijo pequeño. Gabriel, el más joven y fuerte, se ofreció a ayudar. “No iba a dejarles solos. Si me alcanzaba el aire, cargaba al niño”.
La selva fue un cuchillo lento: lodo a la cintura, ríos oscuros, lianas que parecían manos. No fueron días heroicos sino días húmedos, pegajosos, con la sensación de que el cuerpo empezaba a oxidarse. A ratos, los coyotes, menos crueles de lo que había escuchado, les dejaban hacer llamadas rápidas. “Bastaba un ‘llegué bien’ para que mi mamá respirara”, recuerda. Para entonces, Gabriel ya entendía que el viaje no se contaba en kilómetros sino en esperas.
A la salida del Darién —para los que viajaron por una ruta más complicada que la de Gabriel— Centroamérica se volvió un corredor de casas de seguridad: piezas compartidas, colchones en el suelo, puertas que se abrían solo cuando sonaba un teléfono. Lo que para otros era una travesía de semanas, en su caso se transformó en seis meses: se detenían para reagruparse, para juntar dinero, para esquivar controles.
Hoy, esas mismas pausas siguen existiendo, aunque con otras formas: miles de migrantes quedan atrapados durante meses en ciudades fronterizas, a veces a la espera de “una confirmación” que nunca llega, empujados a vivir en un limbo que parece no tener final.
La ruta por México, un embudo y también pesadilla
México fue el gran embudo. Tapachula se le quedó grabada como una palabra viscosa: filas, calor, papeles que prometían poco. Pasó semanas bajo techo ajeno, “durmiendo con los zapatos y la pequeña mochila puestos por si tocaban la puerta, o porque alguien te podía robar lo poco que tienes”. Oía hablar del tren, la Bestia, y prefería caminar. “La espera era peor que la selva. Uno no sabe si avanza mañana o en un mes”.
El norte de México fue un susurro de instrucciones: cambiar de camión al atardecer, no mirar a los ojos, seguir la mochila roja. Cruzaron por Sonora cuando el sol caía. “Ahí se aprende a caminar con el agua en la boca”, dice. Fueron dos noches así, la arena metiéndose en los zapatos y el niño dormido a ratos entre sus brazos. “Me repetía: ya casi, ya casi. No puedes detenerte aquí”.
“El cruce final no tuvo nada de épico: fue una carrera muda bajo el riesgo constante de ser descubiertos por la patrulla fronteriza, guiados a oscuras hasta un punto convenido en la carretera. El faro de un camión se movía apenas. ‘Vi las luces del otro lado y el corazón se me salió. Era miedo y esperanza juntos’, recuerda. Cuando por fin pisó suelo estadounidense, las piernas no le respondieron. ‘Caí de rodillas y lloré. No era ese tipo de alegría que uno brinca; era más bien el cuerpo diciendo: llegaste’.
Testimonios de esa frontera hablan de caminatas de dos y hasta tres noches por el desierto, de cuerpos que avanzan doblados por el cansancio, deshidratados, con los pies llagados. Algunos alcanzan la carretera y suben a un camión que los lleva a casas de seguridad en las afueras de Tucson; otros se quedan en el camino. Gabriel tuvo suerte: lo dejaron en una habitación con un colchón, una ducha y un plato de arroz. Dos días después lo subieron a una camioneta rumbo a Houston y de ahí a un autobús interminable hacia la costa este. Nueva Jersey no fue un destino soñado: fue la dirección donde un conocido podía abrirle la puerta”.
La segunda travesía: sobrevivir en tierra ajena
El primer trabajo fue en el campo: tomates, pepinos, espalda encorvada y el silbido de los aspersores a las cinco de la mañana. “Me dolía la cintura, pero estaba agradecido”. Luego vino la construcción: sacos de cemento, paredes rectas, la satisfacción de dejar algo en pie al final del día. Con el tiempo, juntó lo suficiente para abrir un pequeño negocio. “No quería que mis hijos digan que su papá solo trabajó para otros”.
Sus hermanos fueron llegando. Primero se sumaron a su emprendimiento; después, uno abrió un restaurante. Al principio, el permiso lo sacaron a nombre de otra persona. “Así funcionaba: confianza y necesidad. Sin eso no habríamos sobrevivido”. Entre todos, levantaron una red que era trabajo, pero también refugio.
La vida privada dio un giro cuando conoció a una mujer y se casó. “Muchos pensaron que era por papeles, pero yo sabía que no era tan fácil. Igual tenía que salir y pedir perdón en Ecuador”. Todo cambió cuando nació su hijo, diagnosticado con una condición psicológica que requería tratamiento constante. “Mi hijo fue mi salvación. Por él me dieron la residencia sin que tuviera que salir. Y después, la ciudadanía. Esta vez sí la busqué: era la única forma de asegurarle un futuro”.
Con el pasaporte estadounidense en mano, el miedo aflojó. Pudo emprender sin mirar por encima del hombro y traer legalmente a parte de los suyos. “Cuando lo tuve en la mano, pensé: valió la pena cada lágrima”. Aun así, la brújula interior apuntaba al sur.
Hoy, Gabriel mira la frontera desde la distancia y le parece otra. Las cifras dicen que el Darién se ha vaciado como nunca: 13 cruces en mayo de 2025 y 10 en junio, una caída del 99,98% respecto a los picos recientes. “Si lo intentara ahora, no lo lograría”, admite. La política endurecida y el cierre de rutas empujaron a la gente hacia un silencio estadístico que no necesariamente significa que el problema se haya resuelto.
El desierto sigue siendo la trampa mortal de siempre. La frontera entre México y Estados Unidos es, desde hace años, la ruta terrestre más letal del mundo: la deshidratación y la desorientación matan más que los muros. “El calor no perdona. El agua se acaba y la cabeza empieza a decirte que te sientes un rato. Si te sientas, te quedas” admite.
Gabriel entiende también que las esperas hoy se multiplican por sistemas y cierres: filas que duran meses, aplicaciones que desaparecen con un decreto, familias quedándose paradas en una ciudad que no eligieron. A comienzos de 2025, centenares de miles de personas aguardaban citas cuando el gobierno estadounidense cerró la aplicación que ordenaba parte del flujo; muchos quedaron varados sin un plan B. “Yo tuve suerte con el tiempo en que me tocó”.
Aunque levantó su vida en Estados Unidos, Gabriel nunca dejó de construir una casa en Ecuador. Uno de sus hermanos ya se regresó. Él sueña con jubilarse allá, gastar lo ahorrado en las calles donde aprendió a correr descalzo. “Uno no quiere morir en tierra prestada”, repite. Cuando habla del futuro, lo hace como quien reserva un pasaje con fecha abierta.
A veces recuerda al niño que cargó en la selva y a la madre que caminaba detrás. El suspiro cuando pisó tierra americana. Recuerda también al coyote que, de tanto contactarlo, llegaron a bromear entre sus hermanos que era coyotero familiar “así como hay doctor de cabecera, nosotros teníamos nuestro tramitador de cabecera” bromea.
El viaje de Gabriel empezó con una puerta cerrándose a las 2:15 y una mochila liviana. Terminó, de algún modo, cuando cayó de rodillas al otro lado de la frontera. Pero su geografía verdadera está al sur. “Este viaje empezó en la selva y terminará en mi país. Allá me esperan mi casa, mi gente, mi vida. Solo me falta volver”… Fuente: primicias
Nacionales
Tertulia Jurídica analizó el procedimiento penal en delitos sexuales en el Ecuador

En el marco del programa semanal Tertulia Jurídica, realizado el pasado miércoles 27 de agosto, se abordó un tema de gran trascendencia social: el procedimiento penal en los delitos sexuales. La sesión contó con la participación del doctor Damián Guanotuña, abogado por la Universidad Central del Ecuador, quien compartió un análisis jurídico y social sobre la materia.
El invitado subrayó la importancia de distinguir entre los delitos contra la libertad sexual y los delitos contra la integridad sexual. La primera categoría atenta contra la autonomía de las personas para decidir libremente sobre su sexualidad, mientras que la segunda afecta directamente su protección física y psicológica. En este contexto, el consentimiento se erige como elemento clave para diferenciar las figuras delictivas.
Al referirse a los tipos penales, Guanotuña explicó que, según el Código Orgánico Integral Penal (COIP), se incluyen conductas como el abuso sexual, la violación y el estupro, las cuales se configuran con frecuencia en la sociedad ecuatoriana. Además, precisó que tanto el abuso como la violación son delitos de acción penal pública, por lo que su investigación está a cargo de la Fiscalía General del Estado, iniciando en la fase de investigación previa.
Respecto a la violación, el jurista destacó el enfoque adoptado por la Convención de Estambul y la CEDAW, donde se establece que “sólo el sí es sí”, enfatizando que el consentimiento debe ser expreso y manifiesto, descartando la interpretación de un silencio pasivo como aceptación.
En cuanto al acoso sexual, se recordó que el artículo 166 del COIP lo tipifica cuando una persona solicita actos de carácter sexual prevaliéndose de una posición de autoridad laboral, docente, religiosa u otra que implique subordinación de la víctima. Este tipo penal, señaló el experto, requiere un sujeto activo calificado, lo que lo diferencia de otros delitos sexuales.
Finalmente, Guanotuña explicó las diferencias jurídicas entre el estupro y la violación. El primero ocurre cuando una persona mayor de 18 años recurre al engaño para mantener relaciones sexuales con una persona menor de edad, con penas de uno a tres años de privación de libertad. En contraste, la violación, definida como el acceso carnal sin consentimiento, sea por vía oral, anal o vaginal, contempla sanciones que van de 19 a 22 años, de acuerdo con las circunstancias y agravantes.
El programa concluyó resaltando que el tratamiento procesal de los delitos sexuales debe orientarse a la protección de la integridad sexual y reproductiva de las personas, garantizando justicia y acompañamiento integral a las víctimas.
Nacionales
Luisa González arremete contra Aquiles Alvarez por su postura en contra del Cartel de los Soles

La presidenta del movimiento correísta Revolución Ciudadana (RC), Luisa González, criticó duramente al alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez —quien fue electo con el respaldo de esa organización política—, luego de que este se pronunciara a favor de la ofensiva impulsada por Estados Unidos contra el denominado Cartel de los Soles, cuya existencia ha sido negada por el líder del movimiento, el expresidente Rafael Correa.
«Con todo cariño, alcalde Aquiles Alvarez, la postura contra la injerencia en Latinoamérica con el nuevo Plan Cóndor Siglo XXI no es de un militante cualquiera político. Es la postura de Rafael Correa, presidente vitalicio de la RC; de Luisa González, presidenta de la RC; y del movimiento de la Revolución Ciudadana«, aseveró la otrora candidata presidencial a través de la red social X, este martes.
La tarde de este martes, Álvarez se reunió con sus homólogos de Quito y Cuenca, así como con el ministro del Interior, John Reimberg, y la canciller Gabriela Sommerfeld, en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

El encuentro tuvo como objetivo tratar temas de seguridad interna y cooperación bilateral con Estados Unidos, país que ha desplegado más de ocho buques con misiles en aguas cercanas a Venezuela, como parte de sus esfuerzos para frenar al denominado Cartel de los Soles, que, de acuerdo a la administración de Donald Trump, estaría liderado por Maduro y funcionarios de alto rango de Venezuela.
Al término de la reunión, el presidente Donald Trump confirmó a través de la red social X que la Armada estadounidense destruyó en el Caribe una embarcación cargada con drogas proveniente de Venezuela, hecho que fue celebrado por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, quien prevé reunirse con el secretario de Estado de la nación norteamericana, Marco Rubio, este miércoles, en Quito.
El expresidente Correa también se refirió este martes a la ofensiva que Estados Unidos ha desplegado en contra de la organización criminal, reiterando que esta no existe.
«Cada uno tendrá sus posturas»
«Hay que dejar claro que las oposiciones son personales y cada uno tendrá sus posturas. En mi caso yo voy a apoyar cualquier lucha contra cualquier actor nacional o internacional (implicado en narcotráfico), porque lo único que queremos es paz en la región», apuntó Alvarez luego de dar su opinión, contraria a la de Correa.
En su crítica al alcalde, la excandidata presidencial le pidió que asistiera a los burós de la Revolución Ciudadana para que «entendiera mejor lo que significa ser del movimiento y cuáles son sus principios y su lucha».
González no es la única figura destacada del correísmo con quien Alvarez ha tenido un impasse en las últimas semanas. La suspensión de la construcción de un paso elevado en el sector Ceibos, al norte de Guayaquil, llevó al alcalde a discutir fuertemente con la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, a quien llegó a acusar de violar la Constitución por haber puesto un alto a las obra, a petición del Gobierno de Daniel Noboa. Fuente: Vistazo
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Fiscalía revelará los roles que, supuestamente, tuvieron Salcedo, Jordán, Serrano y Aleaga en el magnicidio de Fernando Villavicencio

El 26 de agosto de 2025, cuando debió instalarse la audiencia de formulación de cargos del caso Magnicidio FV, el abogado Jonathan Espín -representante de Ronny Aleaga- no se presentó, ya que días antes le habían extraído una muela.
La jueza María Daniela Ayala no instaló la diligencia y multó al abogado. En ese momento, en una de las salas del Complejo Judicial Quito Norte, consultó a los abogados de Daniel Salcedo, Xavier Jordán y José Serrano, los otros investigados, sobre una nueva fecha.
Inicialmente se planteó para el lunes 1 de septiembre de 2025, pero uno de los defensores tenía una audiencia fijada previamente para ese día. La segunda opción fue el miércoles 3 de septiembre, fecha a la que ninguno de los juristas se opuso, por lo que -horas después- la jueza Ayala emitió la convocatoria.
Pese a ese acuerdo, el 1 de septiembre de 2025, Jordán presentó un escrito solicitando un nuevo diferimiento, ya que su abogado -Juan Carlos Salazar- tiene «otra diligencia en una jurisdicción diversa en horas similares».
Se trata de un proceso por nulidad de contrato que se sustancia ante la Corte Provincial de Cañar. Salazar es el abogado de una de las demandadas y el 3 de septiembre, a las 08:30, se realizará la audiencia para tramitar el recurso de apelación.
Oscar Guillén, juez ponente de ese caso, convocó a esa audiencia el 17 de julio de 2025, a las 14:57. Es decir, esa diligencia estaba citada 43 días antes del intento fallido de la formulación de cargos del caso Magnicidio FV. Sin embargo, el abogado Salazar no se opuso a la convocatoria.
Por esta razón, Patricio Rosero, abogado de Amanda y Tamia Villavicencio -hijas de Fernando Villavicencio-, presentó un escrito ante la jueza Ayala, señalando que Jordan y su abogado estaban teniendo «una conducta procesal desleal» y solicitando que se niegue el pedido de diferimiento.
Finalmente, el 2 de septiembre de 2025, la jueza María Daniela Ayala se pronunció. La magistrada recordó que el 26 de agosto consultó a Salazar y al resto de abogados su disponibilidad para el 3 de septiembre y este no informó sobre la otra audiencia en Cañar. Por lo que negó el pedido y advirtió que si el abogado de Jordán no asiste será multado e investigado.
En la convocatoria, la jueza Ayala advirtió que en la audiencia se contará con representantes de la Defensoría Pública, por lo que si uno de los abogados no acude, su cliente será defendido por un abogado público. En el auto con el que se negó el nuevo pedido diferimiento, la Magistrada volvió a notificar a la Defensoría.
Días clave para Serrano
De las cuatro personas que serán procesadas por la autoría intelectual del asesinato de Fernando Villavicencio, a primera vista, José Serrano es quien tiene una situación más complicada.
Salcedo ya está preso en Ecuador y colaborando con la Fiscalía. Jordán y Aleaga, en cambio, están prófugos en Estados Unidos y Venezuela, pero no han sido detenidos ni están en marcha procesos de extradición.
Mientras que Serrano lleva 26 días detenido en el Krome North SPC de Miami, una cárcel migratoria. El exministro del correísmo rebasó el tiempo permitido para estar en ese país sin un estatus regular migratorio, ya que su solicitud de asilo no ha sido respondida aún.
El 11 de septiembre de 2025, en la Corte del misma cárcel Krome, Serrano comparecerá a dos audiencias. La primera es para evaluar una posible fianza, que le permita una libertad condicional en Estados Unidos. Y la segunda para tramitar su asilo.
Sin embargo, si en la audiencia de formulación de cargos del caso Magnicidio FV se dicta orden de prisión preventiva en su contra, esta información podría ser perjudicial para sus casos en EStados Unudios y acelerar una eventual deportación.
En ese caso, Serrano tendrá que ser enviado a Ecuador y, en el mismo Aeropuerto, se ejecutaría la orden de prisión en su contra, mientras avanzan las investigaciones por el asesinato de Villavicencio, que podrían durar entre 90 y 120 días.
El caso Villavicencio
El 9 de agosto de 2023, cuando salía de un mitin político del edificio en el que funcionó el Colegio Anderson, en el norte de Quito, Villavicencio recibió un disparo en su cabeza. Murió casi de inmediato.
La investigación dio resultados esa misma noche: 13 personas fueron arrestadas y procesadas por asesinato.
Sin embargo, siete de los procesados fueron asesinados en dos cárceles del país en el transcurso de la investigación. Uno más fue sobreseído antes del juicio porque la Fiscalía no encontró indicios suficientes para acusarlo.
Por esta razón, al juzgamiento llegaron solo cinco miembros del equipo de sicarios. Todos fueron sentenciados.
A la cabeza de este grupo de sentenciados está Carlos Ángulo, alias ‘Invisible’, uno de los cabecillas de Los Lobos, organización narcodelictiva a la que se le ha atribuido el asesinato de Villavicencio. Desde la Cárcel de Cotopaxi, Angulo habría organizado al grupo de sicarios que vino desde Colombia y cometió el crimen. Fuente: Primicias
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