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Manabí: Dos proyectos carcelarios fallidos en Bahía de Caráquez y una prisión controlada por Los Choneros

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El interés del cantón  Sucre por ser la sede de una cárcel de máxima seguridad, que iba a construirse en Archidona (Napo), trajo a la escena otros proyectos como la escuela de seguridad penitenciaria, que fue cerrada y la promesa de una prisión modelo para mujeres que nunca se concretó.

Solo está operativo el Centro de Rehabilitación Social (CRS) de Bahía de Caráquez. Las cuatro cárceles que se ubican en Manabí, una de las provincias más conflictivas de Ecuador, y bajo estado de excepción, están diferenciadas porque tienen el sello de la organización narcodelictiva Los Choneros.

Los Choneros controlan todos los procesos delictivos en las cárceles de Manabí
De hecho, la fuerza pública ha reconocido que todos los procesos delictivos dentro de las prisiones de Manabí y la mayoría de los que se cometen en las calles son coordinados por esta agrupación.

Más allá de la construcción de un penal, la población, expertos y funcionarios se cuestionan la evidente ausencia de la rehabilitación social dentro de estos centros, ya que no hay cifras que avalen cuántos presos han logrado reinsertarse en la sociedad.

“Salen más preparados para el robo, porque no existe en sí una rehabilitación social, son de libre albedrío, se manejan por códigos internos y no existe la mano del Estado”, opina el perito en Criminología, Luis Lara.

En esto coincide Lenin Barreto, asambleísta por Manabí Distrito 1 y oriundo de Sucre, quien asegura que el Gobierno “necesita centros de rehabilitación, no lugares donde los delincuentes saquen maestrías y hasta doctorados. El objetivo es que el ciudadano se rehabilite y se inserte a la sociedad”.

PRIMICIAS hace un mapeo sobre la localización de Sucre y la situación compleja que ha llevado a este cantón a ubicarse como uno de los más conflictivos de la provincia.

La solicitud ‘inesperada’
Fue el pasado 16 de diciembre de 2024 cuando el alcalde Carlos Mendoza envió una solicitud de implementación de un proyecto de infraestructura (cárcel) al ministro de Gobierno, José De La Gasca.

En el documento se muestra el interés de la municipalidad manabita de acoger la construcción del proyecto penitenciario de “gran escala” presupuestado en USD 52 millones.

Sucedió luego de que el gobierno de Daniel Noboa anunció que la obra de una cárcel de máxima seguridad, inicialmente planificada en Archidona (Napo), será ejecutada en un nuevo punto de Salinas, provincia de Santa Elena.

Para el alcalde Mendoza, el proyecto puede “contribuir significativamente al fortalecimiento del sistema penitenciario nacional y generará un impacto positivo en el desarrollo socioeconómico de nuestra localidad”.

Además, hay la disposición para colaborar con los trámites administrativos, permisos y cualquier gestión necesaria que permita viabilizar el proyecto. PRIMICIAS buscó hablar con el alcalde del cantón, pero no hubo respuesta.

Sin embargo, el concejal Luigi Rivero dijo que no tienen ningún tipo de información y en lo “personal no estoy de acuerdo. Creo que lo primero que se debe hacer es socializar con la comunidad, actores civiles, nosotros como Concejo tampoco tenemos ninguna solicitud”.

El funcionario dice no estar de acuerdo a que se construya un proyecto de tal magnitud, porque Sucre es un cantón “con vocación turística y nosotros ya tenemos una cárcel”.

Se refiere al Centro de Rehabilitación Social de Bahía de Caráquez, ubicado en la entrada principal del cantón y que fue construida hace más siete décadas. Incluso hace años viene la propuesta de reubicar este centro carcelario.

Bahía de Caráquez, cabecera cantonal de Sucre, en Manabí.PRIMICIAS
Desde su construcción ha pasado por una serie de cambios, pues sufrió daños durante el fenómeno de El Niño del 1997-1998. También en los terremotos de 1998 y 2016.

En esta prisión, que está controlada por Los Choneros, hay al menos 200 presos. El concejal considera que a más de la mano de obra local, que puede generar un proyecto en las fases de ejecución, hay que pensar en los costos sociales y ambientales.

Para el asambleísta Barreto, es un “despropósito motivar al Gobierno Nacional que mire a Sucre como un espacio para que se construya una cárcel”.

Según Lara, las cárceles deben ser ubicados en cualquier parte del país, de acuerdo a un estudio técnico, y si es viable se debe de ejecutar, pero el experto recuerda que “primero el Ministerio de Gobierno debe de socializar con la comunidad, porque se piensa que habrá delincuencia”.

Agrega que no es solo “de oponerse por oponerse”, ya que hay que “escuchar las razones” por las que la comunidad no quiere cárceles en sus territorios.

Finalmente, Lara piensa que es necesario construir cárceles en Ecuador para aislar a los delincuentes y evitar el hacinamiento.

Escuela penitenciaria, cerrada
A inicios de 2013 se celebraba que Ecuador tenía una Escuela de Formación Penitenciaria, ubicada en Bahía de Caráquez (Sucre).

Dicha infraestructura tenía 1.447,52 metros cuadrados de construcción, lo que permitía contar con una zona de residencia con capacidad para 100 personas, un auditorio, área de capacitación para unos 150 estudiantes y un espacio para oficinas administrativas y capacitadores, así como para comedores internos.

El proyecto fue posible luego de la firma de un acuerdo de cooperación entre los gobiernos de Francia y Ecuador en 2011.

La formación consistía en abordar temas como derechos humanos, seguridad, derecho procesal, tratamiento penitenciario, con ejes en vínculos familiares, educación, cultura y salud, administración y gerencia.

Sin embargo, pasaron los años y para el terremoto del 16 de abril de 2016, se la ocupó para contingencia hospitalaria y la Escuela nunca más volvió a funcionar. En la actualidad, la infraestructura es utilizada por militares que brindan seguridad en el cantón norte.

Para inicio de 2022, en medio de una crisis sin precedentes en el sistema carcelario, se anunció que  Ecuador recibiría USD 2,5 millones en el marco de un programa de la Unión Europea (UE) para una escuela penitenciaria.

Los recursos también permitirían mejorar el sistema informático de las cárceles, capacitaciones y asesoramiento. Hasta la actualidad, el proyecto de la escuela no se ha concretado y tampoco se supo en qué parte del país iba a ser ubicado.

Cárcel ‘modelo’ de mujeres
Otro proyecto pendiente es el ofrecimiento que construir en Bahía de Caráquez una cárcel de Mujeres. Del proyecto se habló a finales de 2021, durante el gobierno de Guillermo Lasso, uno de los años más crítico de la crisis carcelaria en el país.

El Gobierno anunció un préstamo de USD 45 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En el proyecto, denominado Programa de Equidad para el Acceso a la Justicia y Rehabilitación, está contemplado la construcción y equipamiento de dos nuevos Centros de Adolescentes Infractores (CAI), uno en Machala (El Oro) y otro en Esmeraldas.

Y también la construcción del Centro de Rehabilitación Social en Bahía de Caráquez para 150 Mujeres Madres, que estaría ubicado junto al de varones.

El proyecto del CRS incluye un programa de rehabilitación y está valorado en al menos USD 10 millones. Debía estar construido en 2024, pero aún no se ha logrado.

Manabí cuenta con cuatro cárceles: al centro sur El Rodeo, Tomás Larrea (mujeres) y Jipijapa y, al centro norte, Bahía de Caráquez.

Territorio conflictivo con deficientes servicios
Sucre es uno de los 22 cantones de Manabí, ubicado al centro norte de la provincia, con una población de 62.841, según el Censo de Población y Vivienda 2022.

En la actualidad es un territorio conflictivo, situándose como el tercer distrito con mayor concentración de violencia criminal solo por detrás de Manta y Portoviejo.

Los registros de violencia se deben a que es territorio con acceso al mar, por lo que existe una pugna entre las organizaciones como Los Lobos y Los Choneros, para el tráfico de drogas.

Según los registros de la Policía Nacional, el Distrito Sucre, que también comprende el cantón de San Vicente, del 10 de enero al 20 de diciembre de 2024, registra 48 muertes violentas. En ese mismo periodo, pero de 2023, hubo 65 asesinatos, es decir, hay una diferencia de 17 crímenes menos.

Sin embargo, a pesar de esta reducción, no ha logrado salir del tercer puesto como el más violento de la provincia. Esto obedecería a la pugna por las acciones del narcotráfico.

A más de los rastros de violencia, este cantón también sufre las consecuencias de la indiferencia del gobierno local y nacional, ya que menos del 60% tiene acceso al agua por la red pública.

En esta zona hay poblados que durante meses no tienen acceso al agua por tubería y han optado por abastecerse mediante tanqueros.

La solución para esta problemática es un proyecto para la construcción de una planta de tratamiento valorado al menos USD 16 millones.

Pero esa solo es una de las odiseas ante la falta de mantenimiento en la obra pública, porque la productiva Bahía de Caráquez, cabecera cantonal de Sucre, ciudad que se destruyó en un 74%, según cifras oficiales, nunca volvió a levantarse después del terremoto de 2016. Fuente: Primicias

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La jueza Nubia Vera tira al piso la sanción del Ministerio del Trabajo contra Verónica Abad

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El presidente Daniel Noboa se pronunció sobre la desaparición de cuatro niños en Guayaquil, un caso que los parientes de las víctimas piden que sea investigado como desaparición forzada. Revise: ‘Devuélvanlos vivos, que aparezcan’: el clamor de familiares y entidades por desaparición de menores en Guayaquil “Cero impunidad sea quien sea. Esa época fue otra. Y mientras yo sea presidente, no volverá”, escribió el jefe de Estado en la red social X. Además, dispuso “que debe darse toda la colaboración necesaria a la justicia y respetar el carácter técnico de la investigación de Fiscalía” y ordenó “que se intensifiquen todas las acciones necesarias con el objetivo de dar con el paradero de los cuatro niños y que se encuentren a todos sus responsables para que respondan por sus actos frente a la justicia y al país”. $!Familias de los niños desaparecidos en Guayaquil. Familias de los niños desaparecidos en Guayaquil. (Foto: Ecuavisa ) CONSTERNACIÓN POR DESAPARICIÓN DE NIÑOS Desde hace 15 días se desconoce el paradero de cuatro niños de Las Malvinas, en el sur de Guayaquil. Salieron a jugar fútbol, pero luego fueron abordados por militares. El padre de dos de los menores denunció ante los medios que, tras enterarse del hecho, pudo comunicarse con uno de sus hijos y que un hombre que los tenía les dijo que se los habían llevado hacia Taura, una zona a unos 30 kilómetros de Guayaquil en donde se ubica una de las principales bases de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE). Agregó que el adolescente le dijo que supuestos militares los golpearon para después dejarlos tirados y desnudos en la zona mencionada. Alertados por la situación, contactaron con la Policía, pero cuando los agentes llegaron al lugar no encontraron a los menores. Poco después, volvieron a recibir la llamada del número desconocido, pero esta vez el hombre detrás del teléfono les pidió explicaciones sobre la llegada de la Policía y les dijo que “la mafia” se los habría llevado con rumbo desconocido. Por su parte, el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, aseguró en un video que comparten “el mismo sentimiento de indignación y preocupación ante la desaparición de cuatro menores de edad en la provincia del Guayas por parte de grupos delincuenciales”. En el mismo clip, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jaime Vela, dijo que los militares “se solidarizan con los padres de los menores”. “Seamos enfáticos, debido a la información que se vierte en medios de comunicación y redes sociales, en donde uno de los padres de familia afirma haber conversado con uno de sus hijos, luego de intervención militar, se descarta cualquier participación de la fuerza pública en hechos posteriores a la referida intervención y que sería causa de la desaparición”, señaló. Por el caso hay dos denuncias: la primera el 9 de diciembre ante la denuncia de uno de los padres de familia por el delito de secuestro y la segunda el día 18 “por desaparición involuntaria”.

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Fiscalía apunta a 11 militares como autores directos de la desaparición de cuatro menores de edad

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La jornada número 14 del juicio por la presunta desaparición forzada de cuatro menores de edad en el caso Malvinas inició la mañana de este martes 9 de diciembre de 2025 con la Fiscalía retomando la individualización de las responsabilidades penales de los 17 procesados.

Se prevé que el fiscal del caso, Christian Fárez, señale a seis militares más como presuntos autores directos, con lo que sumarán 11 uniformados en esa categoría desde este lunes 8 de diciembre, cuando el juicio entró en la etapa de conclusiones y alegatos finales.

Durante la sesión previa, Fiscalía pidió 34 años y ocho meses de prisión para cinco de los procesados como presuntos autores directos, así como el pago de multas a favor del Consejo de la Judicatura y una indemnización para las familias de las víctimas.

También está pendiente aún individualizar la acusación contra cinco militares que accedieron a un mecanismo de cooperación eficaz con la Fiscalía, a cambio de beneficios en la pena, y un teniente coronel procesado como presunto cómplice.

La audiencia se reanudó a las 10:20 en Guayaquil, luego de que el Tribunal de Garantías Penales suspendiera la diligencia la tarde del lunes, tras casi nueve horas de alegatos en las que Fiscalía presentó conclusiones y fundamentó la participación de cinco de los militares en la «privación ilegal de libertad», abandono y presunto ocultamiento de información sobre las víctimas.

Los presuntos autores directos
Josué e Ismael Arroyo, Nehemías Arboleda y Steven Medina, de entre 11 y 15 años, desaparecieron tras ser aprehendidos en el sur de Guayaquil por una patrulla de 16 militares de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).

La mayoría de los militares sostienen que liberaron a los cuatro niños en un camino de segundo orden a las afueras de Taura (Naranjal, Guayas) tras hacerles mover un árbol caído, dejándolos «sanos y salvos».

Pero pruebas y declaraciones expuestas en el juicio apuntan a que los menores fueron abandonados de noche, heridos y sin ropa, en un lugar de alta peligrosidad. Los menores nunca regresaron a casa y, semanas después, se hallaron en un lugar agreste de Taura los restos calcinados de las víctimas.

En la jornada previa el fiscal señaló como presuntos autores directos al suboficial Wilson Alfredo W. A., al sargento Wilmer Danny L.C. y al cabo primero Rodrigo Paúl N. P..

También se señala como supuestos autores directos al cabo primero Jonathan Raúl G. P. -quién boxeó con el mayor de las víctimas y le habría aplicado una llave de lucha tumbándolo al suelo, según los testigos cooperadores-; y al cabo primero Ronald Stalin P. T. -el menor de las víctimas se habría golpeado con la trompetilla de su fusil cuando lo tiraron al balde de una de las camionetas-.

09/12/2025 – 12:26

Fiscalía individualiza acusación por cada uno de los implicados
La Fiscalía continúa con la individualización de responsabilidades y presentó los elementos de materialidad con los que acusa como presuntos autores directos de la desaparición forzada a los siguiente militares:

1.-  El cabo segundo Sergio Francisco V. B., es señalado como parte de patrulla. La Fiscalía señalan que las víctimas eran sujetos de especial protección y que la patrulla incumplió la obligación estatal de salvaguardar la integridad de personas bajo custodia.

2.- El cabo Jhon Eduardo T. M., como parte activa de la patrulla de 16 militares.

El fiscal Christian Fárez expuso ante el Tribunal que la participación de los militares está acreditada a partir de testimonios, pericias, videos, registros de Inteligencia y evidencia levantada por la propia FAE.

La Fiscalía menciona entre las pruebas pericias de extracción de audio, video y mensajes realizada en ocho teléfonos celulares incautados a los 16 procesados, el 22 de diciembre en la base aérea de Taura. En los dispositivos aparecieron conversaciones en las que un integrante de la patrulla afirmaba: “Le dimos durísimo”, en referencia a las víctimas.

Para la Fiscalía, este lenguaje coincide con el testimonio de los cinco militares que actúan como cooperadores eficaces en el caso, quienes describieron golpes, insultos, amenazas, un disparo cercano al menor de los hermanos Arroyo, además de la desnudez forzada.

La Fiscalía solicitó al Tribunal una pena agravada de 34 años y ocho meses de prisión, al considerar aplicables los agravantes del artículo 47 del Código Orgánico Integral Penal COIP: actuar en grupo, con ensañamiento y contra menores de edad.

Como parte de la reparación integral, Fárez pidió que los procesados paguen 800 salarios básicos unificados como multa a favor del Consejo de la Judicatura, y que se otorgue a la familia de las víctimas una compensación de USD 10.000 .

También planteó que se disponga capacitación obligatoria en derechos humanos para los miembros de las Fuerzas Armadas, y propuso que el puente ubicado en la avenida 25 de Julio y Ernesto Albán, el sitio de la aprehensión de las víctimas, sea nombrado como Puente de los Niños de Las Malvinas, como una medida de reparación simbólica.

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¿Qué dicen los abogados de los militares?

Henry Moreta, abogado del cabo segundo Sergio Francisco V. B., señaló que su defendido no tenía mando ni decisión en la patrulla. «No agredió, no golpeó, no insultó a nadie», dijo el abogado, señalando que los cooperadores eficaces no mencionaron el papel del cabo.

Según Moreta, la Fiscalía no ha logrado demostrar el cometimiento del delito en casos como el de su cliente, que tampoco se encontraba en el chat grupal de los militares, dijo.

En ese mismo sentido, Anahí Quimbita, abogada del cabo Jhon Eduardo T. M., también a una presunta falta se sostenimiento de la prueba, pues su defendido solo brindaba seguridad a la patrulla. «La obedecía debida en el régimen militar solo es inadmisible cuando las ordenes trasgreden la ley, pero ni siquiera hubo una orden expresa», adujo.

Fiscalía señala que los militares fueron parte activa en la desaparición y no presentaron en ningún momento oposición a un procedimiento irregular que expuso a las víctimas a desnudez forzada y al presunto abandono en un sector de alta peligrosidad.

Tampoco informaron por «cuenta propia» de lo sucedido, sino que lo hicieron dos días después, cuando fue requerida su versión por escrito por parte de sus superiores. El desenlace fatal se hubiera podido evitar si avisaban a tiempo, señala el fiscal. Fuente: Primicias

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Un año del caso Malvinas: Familias esperan justicia tras contradicciones de los implicados

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Ha pasado un año y nadie sabe o se atreve a decir la verdad completa. Hay versiones a medias y versiones contradictorias. Ninguno de los cuatro chicos de Las Malvinas está aquí para contar cómo, después de un partido de fútbol entre amigos, la noche del 8 de diciembre de 2024, fueron detenidos por una patrulla militar en Guayaquil. Los militares los golpearon, los torturaron y los abandonaron a su suerte en un lugar rural de Taura, heridos y desnudos. Josué, Ismael, Nehemías y Steven no vivieron para contarlo, pero esto se demostró en las audiencias del caso “Malvinas”. Hay videos grabados por los propios militares que lo corroboran.

Tres semanas después de la desaparición, sus cuerpos fueron hallados: calcinados, cercenados, sin órganos. ¿Quién se hace responsable? Las familias piden justicia y ruegan para que ningún padre o madre tenga que vivir la angustia de la que han sido víctimas, mucho menos la indolencia del Estado que no les dio respuestas a tiempo.

Durante la primera semana de la desaparición, aunque los padres ya estaban en contacto con agentes de la Unase, para investigar el hecho, nadie les confirmó que los militares se habían llevado a sus hijos. Entre el 14 y el 17 de diciembre el caso saltó a la prensa: se hablaba de que sujetos vestidos de militares secuestraron a los chicos, lo que se confirmó por esos mismos días, cuando se filtraron los videos de las cámaras de seguridad, en las que se veía como los militares subían a Josué, Ismael, Nehemías y Steven a dos camionetas.

Mientras tanto, los militares implicados ya habían organizado un chat grupal al día siguiente para acordar una sola versión. En las audiencias, el sargento Nelson S. Z. indicó que el 10 de diciembre del 2024, dos días después de la desaparición, el subteniente John Henry Z. E., a cargo de las patrullas, contó que un general y tres coroneles le ordenaron borrar un video con agresiones “porque el caso sería todavía más polémico de lo que ya era”.

Para el 19 de diciembre, con toda la presión encima, FF.AA. emitió un comunicado en el que decía que colaboraría con todas las investigaciones. No reconocía que los militares se llevaron a los chicos. Para el 21 de diciembre, el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredo, emitió un mensaje: responsabilizaba a grupos criminales de la desaparición y decía que querer responsabilizar a las FF.AA. por una supuesta desaparición forzada era hacerle el juego al crimen organizado.

$!Momento en que militares detienen a los niños de Las Malvinas.

DESAPARICIÓN FORZADA

Pero no era supuesta: fue una desaparición forzada y así lo determinó Fiscalía en su acusación. De hecho, el lunes 8 de diciembre, el Ministerio Público pidió 34 años de prisión para algunos de los 17 militares implicados.

Previamente, el soldado Álex Xavier Q. A., quien se sometió al procedimiento de cooperación eficaz, pidió disculpas a las familias de los chicos y aceptó haber encubierto información por temor a represalias de sus superiores.

No obstante, otros procesados mantienen la versión de que arrestaron a los chicos porque les proporcionaron información de que habían sido partícipes de un robo, y que no los agredieron y los liberaron sanos y salvos.

Con estas versiones a medias y contradictorias, dependerá del tribunal a cargo del caso, esclarecer la verdad en función de las pruebas presentadas. La Fiscalía no ha encontrado ningún indicio de que los menores hayan cometido un acto ilícito, según comentó Abraham Aguirre, abogado de las familias de las víctimas. Es más, Moisés L., uno de los cuatro soldados que cooperaron con la justicia, aseguró que un vendedor de agua les dijo que eran otras personas las que estaban asaltando.

En lo que coinciden todos los militares es que dejaron a los chicos, sanos o golpeados. Nadie sabe qué pasó después: hay una investigación a parte por ese caso y se presume que una banda los asesinó.

Ellos (los militares) sabían que era un sector de alta conflictividad inclusive en el juicio se mencionó a un reconocido Grupo de Delincuencia Organizada (GDO), que opera en ese sector, por lo que el ‘sanos y salvos’ no se cumplió”, subrayó Aguirre al cuestionar que las patrullas dejaran abandonados a los chicos a su suerte en Taura.

$!Los cuatro niños de Las Malvinas.

LO QUE SALIÓ A LA LUZ EN EL JUICIO

Tras la conmoción que generó el caso, la primera defensa de los militares aseguraba en varias entrevistas que los implicados colaboraron desde el principio de las investigaciones. Sin embargo, el proceso judicial ha evidenciado lo contrario.

Por ejemplo, un oficial ordenó a los soldados que eliminaran videos comprometedores, pero uno de ellos ya había enviado un clip a su hermana porque “las cosas se estaban saliendo de control”. Ese material luego se convirtió en una de las piezas clave, ya que en el video se escuchan frases como “ya llegamos al lugar donde van a morir” o “agradece que no te disparo”.

Así mismo, los 16 implicados tenían un chat para coordinar su defensa e incluso hubo discordia entre los integrantes del grupo por la información que iban a dar en primera instancia. Durante el juicio el soldado Christian A., el último cooperador eficaz que rindió versión, también contó que todos “acordaron lo que iban a decir” a tal punto que su primera versión escrita fue “copia y pega” del texto de otro compañero, cambiando solo un “par de palabras”. Esto bajo el argumento del “espíritu de cuerpo”.

No obstante, otro grupo de procesados han rechazado este tipo de acusaciones. El subteniente John Henry Z. E., principal señalado como presunto autor de desaparición forzada, aseguró que los colabores de Fiscalía fabricaron historias para obtener beneficios penitenciarios. Además, rechazó que haya ejecutado agresiones y disparos, indicando que todas las municiones se entregaron sin faltantes.

En su testimonio también señaló a los miembros de bandas criminales como los responsables de la desaparición y asesinato de lo cuatro menores. “Señor fiscal, por qué no se investiga. Los verdaderos responsables siguen afuera, quizás riéndose de lo sucedido”, acotó.

Él y al menos otros cuatro uniformados también coinciden en que el objetivo inicial era llevar a las víctimas a una UPC de Virgen de Fátima, pero en el camino se desviaron tras una alerta de desmanes en un night club. Por otro lado, los cooperadores han manifestado que no sabían el destino exacto o incluso que el subteniente quería llevarlos a una fosa, algo que él ha negado.

$!Reconstrucción de los hechos.

ERROR DE PROCEDIMIENTO

Independientemente de las versiones irreconciliables de cada grupo de militares implicados, el general Wagner Bravo, exsecretario de Seguridad Pública y del Estado, explica que hay un evidente error de procedimiento por parte de la patrulla.

“Tenían que haber esperado en el lugar hasta que lleguen agentes policiales porque ellos son los que deben detener a las personas en un acto delictivo, esa no es función de los militares, es un trabajo complementario con la Policía”, indicó el exfuncionario.

Agrega que el concepto de espíritu de cuerpo, que algunos implicados nombraron en sus testimonios, se ha “distorsionado” porque originalmente se refiere a ayudarse entre soldados en situaciones de peligro, pero eso no quiere decir que ante una irregularidad se trate de construir una historia o decir mentiras.

Sobre el argumento de los acusados de que no podían desacatar órdenes de su superior, en este caso del subteniente, líder de la patrulla, Wagner Bravo aclara que las jerarquías funcionan en el marco de una orden militar para un trabajo profesional.

“Pero en el caso de una inconducta, ahora con aspecto legal, ellos sí podrían haber dicho: ‘Mi subteniente, no creo que esté bien porque estamos cometiendo una inconducta’. Inclusive eso también es espíritu de cuerpo, decir: ‘Oigan, no está bien’ y, si no me hacen caso porque soy de menor rango, por lo menos queda la constancia de que expresé mi postura”.

Bravo reconoce que el caso Malvinas sí ha golpeado la imagen de las Fuerzas Armadas y la institución debe tomarlo como una lección para fortalecer la preparación de soldados tanto a nivel táctico como en la parte legal de las normas que los rigen.

$!Reconstrucción de los hechos.

LAS CONTRADICCIONES DEL GOBIERNO

En diciembre del 2024, cuando se conoció la desaparición de los cuatro menores de Guayaquil, las principales autoridades emitieron declaraciones confusas. Por un lado, el ministro de Defensa, Giancarlo Loffredo, manifestó que las víctimas fueron detenidas porque “estaban presuntamente robándole a una mujer”. Mientras que el presidente Daniel Noboa dijo que “no se va a encubrir a nadie” e incluso sugirió “que los cuatro chicos sean considerados como héroes nacionales”.

En enero del 2025, Loffredo fue obligado por una jueza a pedir disculpas públicas en cadena nacional, pero en su mensaje también advirtió que llegará “hasta las últimas consecuencias” para que la magistrada sea sancionada. Además, dijo que se estaba usando “una narrativa de derechos humanos como instrumento de persecución política”.

Tras estas y otras breves declaraciones de Loffredo bajo la misma narrativa, el Gobierno no volvió a pronunciarse sobre el caso. Incluso ahora que cuatro militares han pedido disculpas y reconocido irregularidades en la captura de los menores, las autoridades han mantenido un absoluto silencio. Vistazo pidió una reacción al Ministerio de Defensa, pero hasta el cierre de esta nota no ha existido una respuesta.

Jean Paul Pinto, experto en seguridad y defensa, considera que desde el Gobierno se trató de “defender lo indefendible y un año después nos damos cuenta que hubo un mal protocolo, que terminó con la muerte de los niños”, aunque aún no se ha determinado quién ordenó el asesinato, ya que todos los militares han insistido en no conocer detalles de lo que sucedió después del abandonarlos.

Califica la actitud del ministro Loffredo como “desafiante”, cuando más bien cabía unas disculpas y acciones concretas para evitar la repetición de este tipo de hechos.

“Hasta ahora no hay claridad sobre los correctivos que se han tomado, si es que se está trabajando en manuales o reforzando el entrenamiento. Un año después esa es la gran deuda”.

Asimismo, Pinto cree que el caso deja en evidencia que “no es una buena idea” que los militares intervengan en temas de seguridad pública “porque las consecuencias pueden ser graves tanto para los ciudadanos como para la propia institución”. Por ello, indica que las intervenciones militares deben ser en temas específicos, que respondan al entrenamiento que han recibido.

$!Disculpas públicas del ministro de Defensa.

GARANTÍA DE NO REPETICIÓN

Abraham Aguirre, abogado de las familias de las víctimas e integrante del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), señaló que desde el Gobierno recibieron comentarios “lacerantes, estigmatizantes y peyorativos”.

Además, recordó que la exministra del Interior, Mónica Palencia y el ministro de Defensa, Gian Carlo Loffredoapelaron el habeas corpus con el que una jueza dispuso que el caso sea tratado como desaparición forzada, logrando que se revoque la sentencia.

Ante estas actitudes, la defensa ha interpuesto una acción extraordinaria de protección en la Corte Constitucional en contra del tribunal de la Corte Provincial de Justicia del Guayas, que revocó el habeas corpus.

Aguirre comentó que el objetivo no solo es poner en evidencia la actitud de la Corte, sino también que los Ministerios del Interior y Defensa asuman su responsabilidad. “Queremos una garantía de no repetición”.

Mientras tanto, en Quito se lleva a cabo una segunda investigación por el presunto delito de secuestro con resultado de muerte, la cual determinará a los autores materiales e intelectuales del asesinato de los cuatro menores de Las Malvinas.

Las indagaciones aún siguen en reserva y se desconoce detalles tras casi un año de la desaparición. No obstante, Aguirre avanzó que los militares también podrían ser procesados en esta causa “al ser servidores públicos que debían precautelar por la seguridad de las víctimas, teniendo en cuenta que eran de un grupo prioritario”.

Durante el proceso judicial un hombre, identificado como Luigi V., aseguró en una primera versión que alias ‘Momo’, un líder local de la banda criminal ‘Los Lobos’, que opera en Taura, dio la orden para asesinar a los menores e incluso especificó los apodos de emisarios del cabecilla delictivo.

Sin embargo, el presunto testigo desapareció y no rindió testimonio anticipado, aunque la investigación policial iría encaminada en una teoría similar. En la doceava sesión del juicio, el mayor de Policía, Edwin Sánchez, expuso el contenido de su informe preliminar, de diciembre del 2024, en el que señaló a ‘Momo’ y otros dos integrantes de ‘Las Águilas’ como presuntos autores materiales del crimen.

De hecho, en el celular de ‘Momo’, explotado en el marco de un proceso por el delito de tenencia y tráfico de armas por el cual fue recapturado en marzo del 2025, se encontró una foto de un hombre con un supuesto uniforme junto a una persona sin camiseta y en pantaloneta. También, se conoció que el criminal estaba pendiente del caso Malvinas, ya que tenía publicaciones de medios de comunicación sobre el tema. Fuente: Vistazo

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Lundin Gold lidera el sector minero e ingresa por primera vez al top 100 de reputación corporativa de MERCO en el Ecuador

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Lundin Gold, empresa canadiense operadora de Fruta del Norte, ingresó por primera vez al top 100 del ranking Merco de empresas con mejor reputación del Ecuador en su primera década de presencia en el país. Además, alcanzó el primer lugar en el sector minero, un doble hito que consolida su liderazgo en la industria y evidencia la madurez de un modelo de gestión alineado con estándares de transparencia, responsabilidad y excelencia. Merco evalúa, a través de una rigurosa metodología, la percepción de líderes empresariales, analistas, periodistas especializados, academia, ONG, consumidores y otros grupos de interés, lo que refuerza la legitimidad y alcance de este resultado.

“Figurar en el top 100 de este ranking con solo seis años de operaciones en el país es un logro especialmente significativo considerando el modelo Business to Business de nuestro giro de negocio. Este resultado en Ecuador es reflejo de nuestra sólida Estrategia de Sostenibilidad y de los impactos positivos que ha generado de manera consistente a lo largo de los años. Esta Estrategia está construida sobre una serie de alianzas que permite que nuestros grupos de interés conozcan a fondo la forma en la que trabajamos.”, señaló Juan José Herrera, director de Sostenibilidad de Negocios de Lundin Gold.

La presencia de Lundin Gold en este reconocido monitor internacional demuestra la coherencia entre su desempeño operacional, su filosofía corporativa y su Estrategia de Sostenibilidad.

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