Por: Benjamín Pinza Suárez
El sábado pasado se conmemoró el Día de la Región Oriental, día que pasó casi desapercibido. La Constituyente de 1944 y el gobierno de Jaime Roldós declararon, respectivamente, al 12 de febrero como Día de la Región Oriental y Día de la Amazonía Ecuatoriana. Cuenta la historia que el 12 de febrero de 1542 en un viaje que realizaba al país de la Canel Francisco de Orellana, descubrió el Río Amazonas y en honor a ese hallazgo fue declarado el 12 de febrero como el Día del Oriente Ecuatoriano.
La Región Amazónica en su conjunto tiene una extensión de 7,4 millones de km2 que representa el 4,9 % del área continental mundial. La Cuenca del río Amazonas es la más grande del mundo con un promedio de 230.000 m3 de agua por segundo, que representa el 20% del agua dulce de la superficie terrestre mundial. Por su parte La Región Oriental del Ecuador tiene una extensión de 120 mil km2 que comprende las provincias de Sucumbíos, Orellana, Napo, Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe; dispone de un bosque pluvial tropical que regula el clima, purifica el agua y realiza la absorción del carbono. La Región Oriental es la más importante del Ecuador por su biodiversidad, sus recursos naturales, su gran riqueza petrolera y minera, su producción agrícola, ganadera, su fauna y flora. Desde hace siglos ha sido asiento de comunidades indígenas que han desarrollado métodos para la caza, pesca, la agricultura y su armonía con la naturaleza, las mismas que han sido las mejores protectoras de la naturaleza permitiendo mantener los ecosistemas.
En el 2019 se inició la minería a gran escala con los proyectos Mirador y Fruta del Norte que generan más de 11.000 millones de ingresos tributarios al Estado. El Sur Oriente contiene más de 8 mil millones de barriles de petróleo. La industria minera se proyecta como la fuente de ingresos más importante del Ecuador. El Presidente Lasso ha dicho enfáticamente “El Ecuador no puede darse el lujo de mantener esos recursos petroleros y mineros bajo tierra, para ello hay que tomar decisiones políticas”; lo que quiere decir que la explotación va, porque va. Siendo el Oriente Ecuatoriano el dueño de tan formidables riquezas, sin embargo continúa en un pavoroso subdesarrollo. Preocupa la forma cómo se explotarán esos minerales y en qué medida habrá el compromiso de honor del Gobierno de dejar para la Región Oriental los recursos económicos necesarios para impulsar un gran plan vial, de saneamiento ambiental, de desarrollo social en cuanto a salud, educación, vivienda, electricidad, apoyo al sector productivo, al turismo y a los emprendimientos que tanto se lo merecen.
El sistema centralista siempre ha controlado las riquezas provenientes del Oriente y de las provincias periféricas de la costa y de la sierra, a las que se les ha pagado con indiferencia y olvido. Solo la unidad de la Región Oriental con la Región Sur del Ecuador podrá tener la fuerza suficiente para enfrentar al sistema centralista y dar paso a un sistema descentralizado que fortalezca a estas provincias como unidades de administración en territorio con capacidad de autogestión, con autonomía económica y financiera y con poder de planificación según sus necesidades. Un sistema político de esta naturaleza podrá generar un poder equitativo y equilibrado entre el poder central y los territorios periféricos; caso contrario, entre más centralismo exista, se profundizará más la desigualdad, la discriminación, el abandono y la pobreza. (o)
Por: Benjamín Pinza
