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Histórico: Se realizó la primera marcha de mujeres indígenas por la eliminación de la violencia

Armadas de tambores, pañoletas y carteles iniciaron la caminata a las 10:00. Sus pancartas llevaban frases que decían Kawsami Munarinchik (vivas nos queremos), Warmikuna Kushijuita Maskashunchik (mujeres busquemos la felicidad) o Runa Warmikunapash Ushanchikmi (las mujeres indígenas también podemos).

Sus tambores tocaban ritmos como el huayno, samba reggae, mapalé y baiao. Fue la primera vez que un grupo de mujeres campesinas se unieron para tocar este instrumento en un acto público para luchar por sus derechos.

Según miembros de la batuka Wayunga Yachai no es común que las mujeres toquen instrumentos en Otavalo. Sin embargo, se organizaron hace más de dos meses, junto a la Batuka Batumbá de Quito para crear este colectivo de mujeres indígenas.

Alrededor del sonido del tambor buscan acompañarse, aprender, romper el silencio emanciparse y construir un mundo más justo y feliz.

Este acto simbólico lo hacen porque en Imbabura el 73,6 % de las mujeres mayores a 15 años sufrieron algún tipo de violencia, según cifras del INEC de 2019. Esto quiere decir que es una de las provincias con mayores índices de violencia de género del país.  

Esta fue una marcha auto convocada y auto gestionada por el 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en conjunto con otras colectivas como Tuparina. Así reafirmaron su derecho, poder de autonomía y capacidad de organización comunitaria.

En total, cerca de 25 mujeres del colectivo Wayunga Yachai y de la Batuka Batumbá caminaron juntas por las calles de Otavalo hasta el Parque Bolívar.

Más personas se unieron a la marcha a la misma hora, aunque fueron convocadas por el Municipio de la ciudad, pero para marchas por otras causas como la paz.

Las mujeres del colectivo Wayunga Yachai y la Batuka Batumbá luchan contra la violencia machista, racista y extractivista.
Además, reclaman que la violencia en las comunidades de Imbabura está invisibilizada.

Tamia Fuentes, miembro del colectivo, contó que tuvo una tía que fue asesinada a golpes por su pareja cuando estaba embarazada a los 21 años.
«Gracias a estas marchas y a más mujeres que se juntan y hablan de este tipo de temas es que en las comunidades nos damos cuenta de que no es normal que esto es violencia», comenta Tamia.

Luz de la Torre vio como la marcha pasaba por la calle y manifestó: » a mí me causó mucha impresión porque yo también he vivido lo que ellas hablan y quiero ser parte de este grupo».

Yla Santillán tiene 18 años y es parte de la batuka de Otavalo. Comenta que su abuela perdió 4 hijos porque su abuelo la golpeaba mientras estaba en gestación y relató que por eso está experiencia fue muy importante para ella. «Ver que nos acompañamos entre mujeres aunque sean de otras ciudades es muy lindo y creo que a las mujeres de acá les va a ayudar mucho», agregó.

Al finalizar, algunas warmis (mujeres) se trasladaron a la ciudad de Quito para marchar en el encuentro convocado por el 25 N. Era la primera vez que muchas de ellas visitaban la capital. (I) Fuente: El Telégrafo

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